El niño y la violencia

Páginas13-16
Ca pítulo P r i me r o
El niñ o y l a vio le nc i a
El n o he r ido
De cada tres niños en el mundo, uno va a la escuela
todos los días, otro nunca va y el tercero va de vez en
cuando, pero jamás sabrá verdaderamente ni leer ni
contar1
.
Una ojeada rápida sobre las condiciones de
vida de los niños en el mundo nos deja
entrever que su situación no es envidiable.
70 millones de niños, de los cuales 40 millones
en América Latina son abandonados. Los niños
sufren toda clase de violencia: explotación,
guerra, droga, malos tratos, delincuencia,
violencia sexual, fracaso escolar...
Si somos sensibles al carácter planetario de las
injusticias vividas por los niños, comprenderemos
también que los análisis y las soluciones que
deben aportarse dependen de la situación social,
política y económica, precisa, del país de
referencia, además del medio familiar y cultural
en el que vive el niño. Por consiguiente, sería
vano pretender tratarlo todo. La elección ya se
hizo y hablaremos menos de ‘‘allá’’ y mucho de
‘‘aquí’’.
Aquí también a menudo el niño es negado,
herido, olvidado. Comprender las principales
agresiones que, directa o indirectamente lo
alcanzan, ya es buscar reducirlas.
Agresiones no sólo físicas
Numerosas relaciones entre, por una parte los
padres, los diversos educadores, la sociedad y
sus instituciones y por la otra el niño, están llenas
de violencia.
Los niños y los adolescentes son sometidos, de
manera excepcional o común a las agresiones
físicas (gritos, bofetadas, golpes). Sin embargo,
no todos son mártires, pero, el uso de la fuerza
física nunca es satisfactorio. Puede provenir de
una fatiga puntual del adulto que ya no controla
sus reacciones, así como de una imposibilidad
real de imaginar otra solución a la situación del
momento. Pero, demasiado a menudo, los
adultos lo admiten como ‘‘el medio que no es malo
y sí eficaz’’ para hacer obedecer a los niños,
‘‘rápido y bien’’: ¿se les enseña así a obedecer o
a someterse?2.
Más insidiosas aun son las agresiones
psicológicas cuyas consecuencias pueden ser
graves para el desarrollo de la personalidad del
niño: el chantaje afectivo, por ejemplo, que hace
al niño debatirse entre sus propios sentimientos,
sus propios deseos y los de sus padres.
Capítulo 1 º El niño y la violencia
13
1B. Hayos Koller et al. Nos droit s d’enfants, Ed. Syros, 1986.
2Cf. Alice Miller. C’est pour ton bien, Aubier, 1984.

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