Vázquez Santa Ana y el folklore literario

AutorAndrés Henestrosa
Páginas429-431
para un poeta centroamericano muerto en México. “A Juan Cotto, en recuerdo
de nuestra Guerra Carlista.” ¿Qué quiso decir con esa dedicatoria?. Averígüelo
cada uno por su cuenta y riesgo.
Hay quien colecciona sonrisas. Yo colecciono dedicatorias. Y puedo decir
que me ha ido bien; he logrado reunir algunas que son mi deleite y entreten-
ción, y que me gustan tanto, que me gustaría escribir libros para correr la ten-
tación de plagiarlas. Entre ellas, ninguna me sorprende más por su exactitud,
por su penetración, por su contenido emotivo que aquella que es por un lado
José Martí, y por el otro Manuel Gutiérrez Nájera, que es como decir por una
cara, águila, y sol por la otra. Véase si no. “A Manuel Gutiérrez Nájera, marfil
en el verso, en la prosa seda, en el alma oro. Su José Martí.” Aparece en los
Versos sencillos, edición de Nueva York, del año de 1891.
Como si se tratara de un brillante me place verla siempre, a diversa luz,
a distintos ángulos, y siempre le descubro nuevos reflejos y sentidos. En su
brevedad contiene una opinión sobre la obra de Gutiérrez Nájera, en su doble
condición de poeta y prosista. Pero también un retrato del hombre de carne y
hueso que fue el Duque. De tal manera es penetrante el atisbo allí contenido,
que bastaba desarrollarlo en sus tres parte para tener del gran poeta mexicano
una imagen completa y verdadera. En la primera parte, “marfil en el verso”,
se vería la consistencia, la finura y la condición impoluta de su poesía. En
la segunda, “en la prosa seda”, quien ensayara ese desarrollo, verificaría que
una primera impresión que se obtiene de sus cuentos y narraciones y crónicas
es una sensación de suavidad como de raso, de terciopelo, o para decirlo de
una vez: de seda. “En el alma oro”. ¿No es eso lo que sacamos en limpio de la
lectura de su obra total, de las biografías que se han escrito de aquel mexicano
de vida honda y de emoción fugitiva, de alma atardecida, en que el sol ponía
su lumbre como sobre un montón de nieve una pequeña brasa?
28 de octubre de 1956
Vázquez Santa Ana y el folklore literario
Vamos a dedicar esta Alacena a un autor mexicano, no diré olvidado, pero sí poco
conocido y menos recordado de los lectores. Nos referimos a Higinio Vázquez
Santa Ana, quien, al traspasar la mitad de su vida, entró a un convento, hace
AÑO 1956
ALACE NA DE MINUCI AS 429

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