El tiempo de la libertad

AutorJuan Bosch
Páginas457-484
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Carlos Marx nació en 1818, 28 años después de que en la colonia fran-
cesa de Haití se hicieran los primeros disparos de lo que iba a ser la
revolución más compleja de los tiempos modernos. Durante un tiempo
esa revolución se limitara a ser una lucha social de apariencia racial,
una lucha entre blancos y mulatos que se hallaban en niveles econó-
micos iguales o muy parecidos, pero diferentes en status sociales y
políticos; luego pasaría a ser una guerra social, de esclavos contra
amos, y a la vez racial, porque los esclavos eran negros y los amos eran
blancos y mulatos, y en esa etapa sería al mismo tiempo una guerra
contra la intervención de españoles e ingleses, pero, sobre todo, contra
estos últimos, que ocuparon durante años varios puntos del país y, por
último, sería una guerra de independencia, de colonia contra metrópo-
li o, lo que es lo mismo, de haitianos contra franceses, agudizada en
esa etapa por sus aspectos de guerra social y racial.
No hay pruebas de que Carlos Marx estudiara la revolución haitiana
y, sin embargo, la obra de Marx puede estudiarse aplicándole a cada una
de sus conclusiones uno o varios ejemplos extraídos de esa revolución.
Así, todo Marx puede ser analizado a la luz de la revolución de Haití y
toda la revolución de Haití puede ser analizada a la luz de la obra de
Marx. En ese sentido, la revolución de Haití es un caso asombroso
de revolución marxista iniciada 28 años antes de que naciera Carlos
Marx. Es claro que esa revolución cumpliría las leyes de lo que 60 años
después serían las concepciones marxistas de una revolución sólo has-
ta llegar a un punto, el de la derrota total de sus enemigos, puesto que
no podía esperarse que los esclavos de Haití tuvieran la menor preten-
Capítulo XVI
El tiempo de la libertad
Juan Bosch
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sión de establecer un Estado socialista. Desde la conquista del poder en
adelante, pues, la revolución haitiana sería otra cosa, pero hasta el mo-
mento de conquistar el poder cualquier estudioso de Marx puede en-
contrar en ella las ideas de Marx convertidas en hechos.
Por eso se explica que la situación de Haití, que parecía haberse
resuelto en lo que respecta a las luchas de blancos y mulatos –relatadas
en el capítulo anterior–, se complicara con un nuevo levantamiento de
Jean François y Biassou en el norte y con la aparición en el centro
de un nuevo jefe esclavo, llamado Hyacinthe, que rápidamente sumó
seguidores, pero sobre todo por la intransigencia de los grandes blan-
cos, que bajo el mando de un gran propietario de Artibonite, el mar-
qués De Borel, se lanzaron a destruir propiedades de mulatos y de los
pequeños blancos que habían manifestado simpatías por los mulatos.
Como era de esperar, las agresiones de De Borel y sus compañeros
provocaron el contraataque de los mulatos, que en poco tiempo domi-
naron la región norte del departamento del oeste y obligaron a los
grandes blancos de Artibonite a pedir negociaciones.
Se llegó a un acuerdo, que fue ratificado por de Blanchelande y
Roume, y fue aprobado por la Asamblea colonial del oeste, la misma
Asamblea de grandes blancos que debió haber sido renovada en las
fracasadas elecciones de noviembre de 1791. Pero, como era lógico que
sucediera, los pompons rouges desconocieron el acuerdo tan pronto
como les pareció bien hacerlo, Roume marchó con fuerzas sobre Port-
au-Prince para tomar la ciudad y hacer cumplir lo pactado y ordenó a
Rigaud que avanzara desde el sur mientras De Blanchelande actuaba
por mar. Pero Rigaud no podía moverse del sur, donde día tras día au-
mentaban las bandas de esclavos sublevados y donde los blancos re-
husaban aceptar órdenes del jefe mulato.
Mientras tanto, Jean François y Biassou habían pasado la frontera
de la posesión española, donde se les había ofrecido libertad y grados
militares correspondientes a las fuerzas que llevaran consigo. Entre
los oficiales de Biassou iba un hombre maduro llamado Pierre –y según
algunos, François en vez de Pierre– Dominique Toussaint, que sería
conocido después con el nombre de Toussaint Louverture.
Toussaint debió nacer entre 1743 y 1746, de manera que al cruzar
la frontera del territorio español tenía de 46 a 50 años. Sabía leer y

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