Las tesis panteistas de Isaac Newton.

AutorRobles, Jose A.

RESUMEN: En este escrito, análisis de algunas tesis teológicas de Newton que figuran en su texto de publicación póstuma, "De gravitatione et aequipondio fluidorum" (ca. 1668), sostengo que su autor mantuvo una posición panteísta que aún permanecerá en obras posteriores, como en su Opticks (1704) y en el "Escolio general" al "Sistema del mundo" en las ediciones de 1713/1726 (2a, y 3a.) de su prodigiosa obra Philosophiae naturalis principia mathematica.

Además de dar argumentos en apoyo de la conclusión señalada con respecto a la posición de Newton, también considero dos interesantes propuestas sobre la Creación, la de Juan Escoto Erígena (ca. 810-877) y la del cabalista judío del siglo XVI, Isaac Luria (1534--1572), quienes fueron considerados panteístas (las propuestas del pensador irlandés fueron condenadas por el Concilio de París de 1210, 333 años después de su muerte) aun cuando ellos no tuviesen este designio.

Finalmente, intento darles sentido a las tesis teológicas de Newton dentro de un contexto de filosofía natural.

PALABRAS CLAVE: filosofía natural, historia de la filosofía, Newton, teología.

PRESENTACIÓN *

En un escrito anterior, "Isaac Newton: ¿berkeleyano avant la lettre?", (1) presenté las propuestas de Newton, en su obra de publicación póstuma, "De gravitatione et aequipondio fluidorum", (2) en las que el autor inglés formulaba tesis inmaterialistas, con respecto al mundo perceptual, muy similares a las que Berkeley expresaría años después (ca. 1708-1710) y, además, expuse un alegato para convencer a mis lectores de que, en ese ensayo, Newton debería sostener (al igual que Berkeley) (3) una tesis ocasionalista con respecto a los resultados de las voliciones de los espíritus creados, tendientes a mover sus propios cuerpos.

En ese mismo texto espero haber mostrado algo de suma importancia, a saber, que en las doctrinas de ambos pensadores (Newton y Berkeley) hay una coincidencia casi puntual en su afán de señalar (por motivos similares) que la doctrina cartesiana sobre la sustancia material o res extensa es ininteligible y lo negativo que consideran que de ella se deriva: el escepticismo, la irreligión y, finalmente, el ateísmo, así como el error en la filosofía natural. (4) Ambos pensadores se imponen la tarea de dar con la forma de generar sendas doctrinas que no tengan semejantes consecuencias y son en estas formulaciones anticartesianas para erradicar el escepticismo, fortalecer la religiosidad, dar una prueba de la existencia de Dios y formular una filosofía natural que concuerde con los hechos y los explique, en las que hay un muy notable parecido.

De manera más precisa, las tesis que presenté y defendí en el escrito mencionado fueron:

  1. Newton rechaza que los cuerpos sensibles requieran de un sustrato material, de inherencia de cualidades;

    para ello, propone:

  2. una tesis sobre la Creación, en la que Dios sólo se vale de porciones de espacio y las dota de cualidades sensibles, justamente aquellas que Descartes había rechazado como pertenecientes a los cuerpos materiales (5) y, además, nos dice que Dios puede cambiar de lugar estos cúmulos de cualidades; estos cuerpos, entonces, pueden interpretar se, a la manera berkeleyana, como las ideas de Dios, que el Creador muestra a los espíritus creados; (6)

    a partir de esta tesis, muy similar a la posterior tesis inmaterialista de Berkeley, considero que Newton se ve obligado a adoptar:

  3. una propuesta de tipo ocasionalista para dar cuenta de los resultados de las voliciones (electivas) de los espíritus creados para mover los cuerpos sensibles, incluidos sus propios cuerpos. (7)

    Con base en lo anterior, nuestro autor considera que muestra:

  4. la intima dependencia que tienen los cuerpos sensibles, y el universo en general, de los cuidados de la divinidad para evitar que se pierdan en la nada (esto se encuentra a la par de la dependencia que Berkeley alega con respecto a la constante percepción divina del mundo, para mantenerlo en el ser) (8)

    y, con ello, Newton (al igual que Berkeley) considera que tiene a la mano:

  5. una prueba inmediata de la existencia de Dios (la percepción del mundo sensible, para los espíritus creados, es una especie de teofanía, pues ante ellos se presenta, de manera directa, la obra misma del Creador). (9)

    Antecediendo a lo anterior:

  6. Newton hace una crítica frontal a las tesis dualista y plenista de Descartes (de manera directa, con respecto a la primera, rechaza la postulación cartesiana de la materia y, junto a esto, propone la dimensionalidad espacial como la condición necesaria de la existencia de cualquier ser, Dios incluido, por lo que tanto cuerpos --ahora no materiales, conforme a la ontología newtoniana-- como espíritus serán entidades extensas en largo ancho y profundo), (10) pues encuentra que, con ellas (las tesis dualista y plenista), no es posible dar una explicación coherente de:

    1. la relación mente-cuerpo, ya que, conforme a las tesis cartesianas, estas sustancias son totalmente ajenas en sus propiedades ontológicas pero, además, Newton considera que la materia es algo ininteligible

      y, por otra parte,

    2. propone la existencia de espacio vacío para poder dar una explicación correcta del movimiento de los cuerpos.

      Así pues, las propuestas anticartesianas de Newton se pueden, aparentemente, resumir en lo siguiente:

      1. una teoría, prima facie dualista como en Descartes, pero que consta, ya no de materia y espíritu, sino de espacio y espíritu, en la que los cuerpos son porciones de espacio modificadas por cualidades secundarias

        y

      2. el espacio no es un pleno a la manera cartesiana o aristotélica anterior, sino una 3-dimensionalidad en la que no hay un continuo de cuerpos.

        Una última tesis (ya señalada en 6., pero que deseo destacar) con la que Berkeley no podría estar de acuerdo, es:

        tanto los cuerpos perceptibles, como los espíritus, ocupan un espacio 3-dimensional. Ahora, en este escrito, también dedicado a un análisis del mismo texto de Newton, sostendré que en él su autor mantiene una posición panteísta enumero de inmediato las propuestas de Newton, que me permitirán llegar a esta conclusión:

        (i) Newton sostiene que el espacio externo, esto es, el espacio en el que están localizados los espíritus y se mueven los cuerpos, no su espacio constitutivo [el propio de los cuerpos, de los espíritus y de Dios], es un efecto emanativo de la divinidad; (11)

        (ii) una tesis sobre la Creación del mundo, que he anotado como la propuesta 2 de la lista anterior;

        (iii) una tesis metafísica, conforme a la cual, Newton sostiene que, en la causa, el efecto debe estar contenido de manera eminente. (12)

        Esta última tesis lleva a Newton a formular preguntas clásicas acerca de la relación entre el Creador y su creación, como la de inquirir cómo es que el efecto puede ser material si en el Creador no hay nada que tenga esta propiedad. (13)

        Según lo señalé en mi escrito anterior, cierto tipo de perplejidades, que aparecerán en Newton posteriormente, y la propuesta para resolverlas, figuran ya en un pensador cristiano y Padre de la Iglesia, Gregorio de Nisa (ca. 311-394), considerado "el padre de la mística occidental", quien justamente se pregunta cómo es que el mundo pueda ser material, si no hay en la causa, Dios, nada que sea material. Su respuesta es aleccionadora:

        Hay una opinión acerca de la materia que no parece ser irrelevante para lo que estamos investigando y ésta es que la materia surge de lo inteligible e inmaterial, pues encontraremos que toda la materia está compuesta de cualidades y si éstas se le quitasen, por sí misma de ninguna manera se la captaría en idea. Sin embargo, cada tipo de cualidad es separada en idea del sujeto y una idea es una forma inteligible, no corpórea, de ver las cosas. Así pues, dejemos que un animal o un leño se presente ante nosotros para que lo consideremos o cualquier otra cosa que tenga una constitución corpórea. Mediante un proceso de división mental reconocemos muchas cosas ligadas con el sujeto y la idea de cada una de ellas no está mezclada con las otras cosas que estamos considerando al mismo tiempo, pues las ideas de color y de peso son diferentes y, asimismo, lo son las de cantidad y las de cualidad táctil. Así pues, la suavidad y la longitud de dos pulgadas y las otras cosas predicadas, no chocan entre sí ni con el cuerpo, en nuestra idea de ellas, pues la fórmula explicativa considerada para cada una de éstas es muy individual, conforme a lo que es y nada tiene en común con cualesquiera de las otras cualidades que conectamos con el sujeto. Si, entonces, el color es inteligible y, así, su resistencia y su cantidad y las otras propiedades similares y si, tras eliminar cada una de éstas del sujeto se desvanece toda la idea del cuerpo, ¿qué se sigue de esto? Si encontramos que la ausencia de estas cosas causa la disolución del cuerpo, debemos suponer que su combinación es lo que genera la naturaleza material, pues una cosa no es un cuerpo si carece de figura, resistencia, extensión, peso y las demás propiedades y cada una de estas propiedades no es un cuerpo, sino que se encuentra que es alguna otra cosa cuando se la toma por separado. De manera inversa, cuando estas propiedades se combinan, ellas producen la realidad material. Ahora bien, si es inteligible la concepción y lo divino es inteligible en su naturaleza, no es extraño que estos orígenes intelectuales para la creación de los cuerpos, surjan de una naturaleza incorpórea, con la naturaleza inteligible estableciendo las propiedades inteligibles, cuya combinación trae al nacimiento la naturaleza material. (14) La propuesta interesante de Gregorio es que cada una de las cualidades que aquí menciona, por sí sola, no es un cuerpo, pero la unión de las mismas produce uno. En épocas posteriores, en la investigación de la composición de los cuerpos, se pudo constatar que la unión de dos gases (H y 0), al combinarse en la proporción adecuada ([H.sub.2] 0), producían un líquido: agua; ésta puede caracterizarse, entonces, no...

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