Tensiones socavadas y conflictos abiertos en los centros históricos: imaginarios en conflicto sobre la plaza Santo Domingo, Ciudad de México

AutorDaniel Hiernaux
Páginas177-198
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Conflictos y tensiones:
situando los conceptos
Siguiendo a Georg Simmel podemos af‌irmar, aunque parezca paradójico,
que el conf‌licto es una forma de socialización, ya que “[...] suscita o mo-
dif‌ica comunidades de interés” (Simmel, 1999 [1908]: 265), de la misma
manera que la unión, la solidaridad, el afecto o la comunidad de imagi-
narios. Lo que permite diferenciar formas antagónicas de socialización es
la valorización moral que sustenta una u otra; mientras que el deseo de
comunidad, el afecto o los imaginarios compartidos pueden constituirse en
cemento para la unión —factores todos a los cuales nuestras sociedades
asignan valores positivos—, el odio, el repudio, la desconf‌ianza, la dife-
rencia y tantos otros motivos de desunión son las fuentes más comunes
del conf‌licto.
Para el estudio de algún espacio en particular, la presencia de conf‌lic-
tos abiertos, claramente expresados en las formas de apropiación del es-
pacio, es lo que más se manif‌iesta a nuestra vista. Dicho de otra forma, el
científ‌ico social no vacila en reconocer un conf‌licto porque imprime cier-
ta disputa sobre el espacio, la cual se manif‌iesta en formas de control del
mismo, en enfrentamientos físicos eventuales o en manifestaciones de re-
pudio abierto hacia el “otro”.
Tensiones socavadas y conflictos abiertos
en los centros históricos: imaginarios en conflicto
sobre la plaza Santo Domingo, Ciudad de México
Daniel Hiernaux*
* Profesor titular de la licenciatura en Estudios Socioterritoriales en la Facultad de Ciencias
Políticas y Sociales, Universidad Autónoma de Querétaro. Correo electrónico: danielhiernaux@
gmail.com; página web: www.danielhiernaux.net
Daniel Hiernaux
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Sin embargo, limitarse a los conf‌lictos abiertos hace correr el riesgo
de situarse en lo evidente depreciando lo latente, por ello es que se intro-
duce la idea de “tensión”, como un estado anterior al conf‌licto abierto, en
el cual las posiciones antagónicas, sean expresadas abiertamente o no, se
encuentran en estado latente pero no se expresan llanamente en la concre-
ción, por ejemplo, de la apropiación del espacio.
En este sentido, conf‌licto y tensión son dos situaciones susceptibles
de fusionarse en cualquier momento, la tensión pudiendo desembocar en
un enfrentamiento abierto si no se desactiva a tiempo.
Desde la posición de una geografía humanista, es preciso no sólo en-
tender las manifestaciones y organizaciones espaciales que se derivan de
los conf‌lictos abiertos, sino también las latencias tensionales que igual
pueden expresarse en el discurso, en las actitudes y en diversas manifes-
taciones mentales o físicas de los actores.
Lo que tratamos de hacer en este trabajo es justamente evidenciar dicha
situación a partir del caso concreto de la plaza Santo Domingo de la Ciudad
de México, sobre la base de una investigación que venimos realizando desde
tiempo atrás acerca de la misma.
Reconociendo los actores, los espacios,
los conflictos y las tensiones
El Centro Histórico de una ciudad es por antonomasia un sitio de con-
f‌licto y de tensiones. Para empezar, la def‌inición misma de lo que recubre
un “Centro Histórico” puede prestarse a conf‌lictos. En el caso de la Ciu-
dad de México habrá que recordar que existen dos perímetros de inter-
vención def‌inidos por el gobierno local.
En sí este tipo de def‌inición, con el perímetro que sea, puede ser
fuente de tensiones, particularmente cuando impone restricciones sobre
los usos del suelo y las modif‌icaciones a las construcciones que se deriven
de decretos locales o internacionales como las Declaraciones de Patrimo-
nio de la Humanidad. Cualquier denominación/delimitación de este tipo
es, en esencia, una decisión arbitraria, fuente de tensiones y posiblemente
de conf‌lictos.
Otro ejemplo que podemos citar en esta misma línea y que en este
caso desembocó en un conf‌licto abierto, fue cuando el Fideicomiso del
Centro Histórico de la Ciudad de México, en la época priista, determinó

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