El Sucesor de EPN ¿Quién y Porqué?

AutorLic. Moisés Pardo Rodríguez
CargoAnalista de Política y Economía
Páginas28-31

Page 28

Veo un México con hambre y con sed de justicia. Un México de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían servirla. De mujeres y hombres aligidos por el abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales”……. Así lo expresó Luis Donaldo Colosio en su discurso del 6 de marzo de 1994 durante el acto de celebración de los 65 años de la fundación del pri.

Hoy, 23 años después, el agravio se ha transformado en “furia colectiva”, como lo deiniera el Dr. Juan Ramón de la Fuente. La evidente desigualdad de la población mexicana, aunada a la inseguridad pública, a la corrupción y sobre todo a la impunidad, han producido un ambiente y caldo de cultivo propicio para que crezca el malestar general o “mal humor social” como lo redeiniera el propio presidente Peña Nieto. Esto se manifiesta claramente cuando la mayoría de los ciudadanos reprueban la gestión gubernamental del titular del Ejecutivo, y existe una absoluta indignación contra los dirigentes de los partidos políticos, gobernadores, senadores y diputados, sean federales o locales. Hay irritación contra presidentes municipales, magistrados, jueces y todo el aparato de procuración de justicia. Las instituciones del estado mexicano en su conjunto son cuestionadas y han perdido credibilidad. En in, se puede expresar coloquialmente que los mexicanos están encabronados contra todo lo que representa el estatu quo político o institucional.

El enojo social contra el gobierno en el poder ya se vio relejado en el voto emitido por la sociedad en las contiendas electorales efectuadas en 2016. El pri perdió en 7 entidades federativas de las 12 en donde existieron contiendas. Incluso en este 2017, en los comicios celebrados en los estados de México, Coahuila, Nayarit y Veracruz, se sigue apreciando el desgaste del pri y del Gobierno. El triunfo en el Estado de México es pírrico. Son varias las razones que han provocado la reacción popular, entre las que se encuentran destacadamente las pésimas gestiones de varios de los mandatarios estatales salientes; agravadas por increíbles e inadmisibles actos de corrupción e impunidad.

Tampoco se puede omitir la pésima comunicación social instrumentada por el gobierno federal, que no ha podido difundir creíblemente en la sociedad las acciones que ha ejecutado en contra de exgobernadores y exfuncionarios señalados como corruptos, como nunca en la historia del país. La percepción general es que el pri es el partido de los sinvergüenzas y que la actitud de la administración federal prifista es de tolerancia o complicidad. En el 2018 el pri puede perder la presidencia de la república por tercera ocasión, pero ahora no sólo está en juego mantenerse en el poder, sino preservar su hegemonía política que hasta hoy, aún con las derrotas, ha podido conservar. En opinión de conocedores de su situación interna, un fracaso electoral provocaría una peligrosa fragmentación de su militancia; también molesta con sus dirigentes nacionales y/o estatales, a quienes sienten distantes o ajenos. Esto es, existen condiciones para que se cree “la tormenta perfecta”. Sus derrotas presidenciales en los años 2000 y 2006 estuvieron marcadas por serias diferencias internas que propiciaron simulaciones de participación y apoyo al candidato, e incluso traiciones.

De esto ya se ha escrito mucho y no vale la pena abordarlo nuevamente, pero si resulta importante tenerlo de referencia en virtud de los acuerdos tomados en la pasada 22ª Asamblea Nacional, particularmente en los requisitos que deberán cumplir los aspirantes a contender en alguna candidatura de elección popular; incluyendo la presidencia...

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