Rudolf Ackermann

AutorAndrés Henestrosa
Páginas731-732
no es un antólogo repetidor sino que su selección ha obedecido a un recono-
cimiento firme de las calidades literarias del pasaje. En efecto, la narración de
Prieto no solamente es una pieza de auténtico valor artístico, sino también un
eslabón en el desarrollo de la literatura fantástica en lengua española. Tiene
como antecedente el canto XXIII de La Araucana y como moderno pariente
El Aleph de Jorge Luis Borges.
23 de octubre de 1960
Rudolf Ackermann
Todavía se pueden encontrar en las librerías de viejo, algunos títulos de los
Catecismos impresos en Londres por Rudolf Ackermann (1764-1834). Pedro
Grases, en su monografía sobre La primera editor ial inglesa para Hispanoamé-
rica (Caracas, 1955) se refiere a las actividades editoriales de Ackermann, a
sus relaciones con el Libertador y a las agencias de librería que estableció en
diferentes partes de nuestra América. Basándose en William J. Burke (Rudolf
Ackermann, Promoter of the artsand sciences, Bulletin of New York Public Library,
octubre-noviembre de 1934) se refiere a este aspecto de sus tareas. Tradu-
ciendo a la letra a Burke, nos dice: Otra fase de la vida de Ackermann que
nunca ha recibido la atención debida, y necesita ser investigada en toda su
amplitud es la de promotor de la cultura en Hispanoamérica. Abrió librerías en
Sudamérica y México, publicó docenas de libros de texto en Londres, y los
envió a to dos los pue stos de Sur américa. Publicó r evistas en castellano y
tuvo informados a los habitantes del Perú, Argentina y México de todo lo que
sucedía en ciencia, literatura y política. L ogró la cooperación de los mejores
colaboradores e inclusive envió su hijo a México para dar atención de primera
mano a las necesidades culturales del pueblo.
En efecto, muchos Catecismos de los impresos en Londres llevan esta ra-
zón en su pie de imprenta: “Lo publica R. Ackermann, Strand; y en su esta-
blecimiento en Méjico; asimismo en Colombia, Buenos Aires, Chile, Perú, y
Guatemala.” De la estimación bibliográfica de estos Catecismos nos da cuenta
Alfonso Reyes en el núm. 12 de su Boletín de la “Biblioteca Alfonsina”, al catalo-
gar entre los ejemplares estimables de su biblioteca, el Catecismo de historia de
Grecia, que un amigo le ofreció en las postrimerías de su vida. Vicente Llorens
AÑO 1960
ALACE NA DE MINUCI AS 731

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