Retiros y metrópolis: Gil de Biedma, su poética y las voces del poema 'Piazza del popolo

AutorÁngel José Fernández
CargoDoctorado en Literatura Hispanoamericana de la Universidad Veracruzana, México
Páginas77-96
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Andamios
RetiRos y metRópolis: Gil de Biedma,
su poética y las voces del poema “Piazza del PoPolo
Ángel José Fernández*
Resumen. Este artículo propone como hipótesis un sistema creati-
vo basado en la experiencia vivida en las metrópolis y reflexionada
y elaborada artísticamente desde el retiro. Jaime Gil de Biedma
buscaba sitios de retiro, como el de la Casa del Caño en La Nava
de la Asunción, Segovia, el solar antiguo de su familia, donde
pasó las incidencias de la Guerra Civil y cono ció de frente los
estragos del conflicto bélico; pero también, ya en su juventud y
madurez, tomó como su locus amœnus; allí reflexionó, escribió
crítica literaria y produjo algunos de sus mejores poemas, como
el titulado “Piazza del Popolo, vivido, pensado en esta plaza
romana en compañía de María Zambrano, y cuya experiencia
compartió al escribir el poema romanceado en el que van alter-
nándose las voces: la de la “narradora”, la voz del yo poético, las
voces del silencio e, inclusive, las voces inte riores. Este poema, a
la vez, refleja el compromiso estético con la tradición y pone de
manifiesto el sustrato ideológico del poeta, como burgués, y su
aspiración socialista, que fracasó al ser rechazado por el partido
debido a su homosexualismo.
palaBRas clave. Poesía española, tradición, compromiso social,
compromiso político, compromiso estético.
El poeta Jaime Gil de Biedma era inglés por educación, estilo de vestir y
actuar, por su forma de vida y hasta por la costumbre de tomar ingentes
cantidades de whisky. Su persona y su atuendo eran más bien los de
* Ángel José Fernández es licenciado en Letras y doctor en Historia, investigador y pro-
fesor en la Facultad de Letras Españolas, en la Maestría en Literatura Mexicana y en el
Doctorado en Literatura Hispanoamericana de la Universidad Veracruzana (México).
Dirección electrónica: angel.fernandez.arriola@gmail.com
Volumen 12, número 27, enero-abril, 2015, pp. 77-96
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Ángel José FernÁndez
un caballero con toda la barba; tenía la arrogancia de un gentilhombre
burgués, como lo dejó escrito en su poema “Infancia y confesiones”: “Yo
nací (perdonadme) / en la edad de la pérgola y el tenis” (Gil de Biedma,
1975: 47).
Estas cualidades lo hacían pasar más por un súbdito de Su Majestad
Británica que por el caballerito catalán que era, pues Gil de Biedma
había nacido en Barcelona, el 13 de noviembre de 1929, aunque era
descendiente de la aristocracia castellana por ambas ramas de familia.
Tuvo, mejor dicho, dos educaciones inglesas: una impuesta por el mo-
delo educativo británico que le había trasmitido su madre, doña Luisa
Alba Delibes, quien siendo originaria de Valladolid, es decir, de la anti -
gua capital española de Castilla, había sido enviada desde niña a la Pér-
fida Albión para ser adiestrada en el buen vivir, que era obligatorio en
la Corte (Dalmau, 2004: 16).
La otra educación inglesa de Gil de Biedma fue académica y formal,
pues luego de recibirse de abogado en la Universidad de Salamanca
partió a Inglaterra para hacer algunos cursos de economía en Oxford.
Esta preparación académica, que indudablemente le serviría para el
de sem peño de su vida profesional como funcionario de la Compañía de
Tabacos de Filipinas, de la que su padre era importante accionista,
tendría como contraparte un aprendizaje mucho más profundo: el del
contacto y la lectura directa de poetas, historiadores y pensadores ingle-
ses: Spender, Eliot, E.H. Carr, Mitford, Stuart Gilbert, Joyce, Pound,
Bloom, Stephen o Auden, que tendrían en los pares franceses sus
complementarios: Baudelaire, Laforgue, Boileau y, entre otros muchos,
el simbolista y parnasiano Mallarmé. Gil de Biedma volvió de Oxford a
Barcelona —según confesión de parte— “empapado de la sensibilidad,
el snobismo y las maneras de la burguesía intelectual inglesa” (Gil de
Biedma, 1974: 21).
Por esta formación, que aspiraba naturalmente a lo universal, su voz
poética iba a adquirir originalidad temática y depuración estilística. Fue
un poeta catalán, por nacimiento y roce intelectual, por intercambios y
debates, por cruces y lecturas, por el grupo literario al que perteneció;
pero fue en todo momento un poeta de expresión castellana. Esta sin-
gularidad, pese a las discusiones desatadas después de la muerte de
Franco y de la caída del régimen dictatorial, jamás implicó vacilación

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