Plan de Acapulco. Acapulco, marzo de 1854

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EN LA CIUDAD de Acapulco, a los once días del
mes de marzo de mil ochocientos cincuenta
y cuatro, reunidos en la fortaleza de San Diego,
por invitación del Sr. coronel don Rafael Solís, los
jefes, oficiales, individuos de tropa permanente,
guardia nacional y matrícula armada que suscri-
ben, manifestó el primero: que había recibido del
señor comandante principal de Costa Chica, coro-
nel Don Florencio Villarreal, una comedida nota
en la cual lo excitaba a secundar, en compañía de
esa guarnición, el plan político que había procla-
mado en Ayutla, al que en seguida se dio lectura.
Terminada ésta, expuso su señoría: que aunque
sus convicciones eran conformes en un todo con
las consignadas en ese plan, que si llegaba a rea-
lizarse sacaría pronto a la nación del estado de
esclavitud y abatimiento a que por grados la había
ido reduciendo el poder arbitrario y despótico del
excelentísimo señor general don Antonio López
de Santa Anna; sin embargo, deseaba saber antes
la opinión de sus compañeros de armas, a fin de
rectificar la suya y proceder con más acierto en
un negocio tan grave, y que en tan alto grado afec-
taba los intereses más caros de la patria. Oída esta
sencilla manifestación, expusieron unánimes los
presentes que estaban de acuerdo con ella, juz-
gando oportuno al mismo tiempo, que ya que por
una feliz casualidad se hallaba en este puerto el
señor coronel don Ignacio Comonfort, que tantos
y tan buenos servicios había prestado al Sur, se le
invitara también para que en el caso de adherirse
a lo que esta junta resolviera, se encargase del
mando de la plaza y se pusiera al frente de sus
fuerzas; a cuyo efecto pasará una comisión a ins-
tituirle de lo ocurrido; encargo que se confirió al
señor comandante de batallón don Ignacio Pérez
Vargas, al capitán don Genaro Villagrán, y al de
igual clase don José Marín, quienes inmediata-
mente fueron a desempeñarlo. A la media hora
regresaron exponiendo: que en contestación les
había manifestado el Sr. Comonfort, que supues-
to que en el concepto de la guarnición de esta
plaza, la patria exigía de él el sacrificio de tomar
una parte activa en los sucesos políticos que iban
a iniciarse, lo haría gustoso en cumplimiento
del deber sagrado que todo ciudadano tiene, de
posponer su tranquilidad y sus intereses particu-
lares, al bienestar y felicidad de sus compatrio-
tas; pero que a su juicio, el plan que trataba de
secundarse necesitaba de algunos ligeros cam-
bios con el objeto de que se mostrara a la nación
con toda claridad, que aquéllos de sus buenos
hijos que se lanzaban en esta vez los primeros
en vindicar sus derechos, tan escandalosamente
conculcados, no abrigaban ni la más remota idea
de imponer condiciones a la soberana voluntad
del país, restableciendo por la fuerza de las armas
el sistema federal, o restituyendo las cosas del
mismo estado en que se encontraban cuando
el plan de Jalisco, pues todo lo relativo a la refor-
ma en que definitivamente hubiere de constituir-
se la nación, deberá sujetarse al congreso que
se convocará con ese fin, haciéndolo así notorio
muy explícitamente desde ahora. En vista de estas
*Fuente: Documentos Básicos de la Reforma, Partido Revolucionario Institucional (1854-1875). Federación Editorial Mexicana,
México, 1982, 2a. ed., t. I, d. 56.
Plan de Acapulco*
Acapulco, marzo de 1854
1854
TEXT O ORI GINA L

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