El Patito Feo

AutorHans Christian Andersen
Páginas117-128
EL PATITO FEO
a campiña sonreía con las gracias del verano; las doradas
mieses cimbreaban sobre la verde avena y en los prados, de
un verde más intenso, se alzaban montones de heno que em-
balsamaban el ambiente. Numerosas cigüeñas paseaban encara-
madas sobre sus largas y rojizas patas, musitando en el antiguo
idioma del Egipto de los Faraones, que ellas solas hablan con
pureza. Grandes bosques rodeaban los campos y las praderas,
y acá y acullá, un estanque fulguraba al sol.
En medio de esta espléndida naturaleza se elevaba un ve-
tusto castillo rodeado de profundos fosos llenos de agua, y las
murallas estaban cubiertas de una selvática vegetación de hie-
dra y plantas trepadoras que caían sobre los cañaverales y los
nenúfares de anchas hojas.
En una tronera de la muralla se veía el nido de una ánade
que allí empollaba sus huevos, ansiosa de verlos abrirse, pues
le pesaba la soledad, siendo visitaba rara vez por las otras ána-
des vecinas, que, como verdaderas egoístas, pasaban el tiempo
chapuzando en el lodo.
L
EL PA TIT O FE O
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