Paisajes y leyendas

AutorAndrés Henestrosa
Páginas470-472
470
ANDRÉS HEN ESTROS A
errata la indicación de tomo primero que aparece en la edición conocida; pero
su lectura nos convence de lo contrario; hasta en dos ocasiones el autor habla
de una segunda parte: una vez al principio y otra al final; todo eso sin contar
que el asunto se encuentra desarrollado a medias. La novela se interrumpe,
como recordarán los que hayan tenido el placer de leerla, cuando la patriota
oaxaqueña Petra Romero llega a Francia en busca de su sobrino Manuel que,
prisionero de los franceses, ha sido conducido a Francia y a quien ha hecho su
víctima el ambiente corruptor de París. En la segunda parte, sin duda, encon-
trarían desenlace todos los conflictos planteados: el noviazgo de Julia Marchessa
y Manuel Romero; la pasión del oficial francés Eduardo de V… por Julia “la
hermosa oaxaqueña”; el matrimonio un poco clandestino del oficial francés
con una señorita de Oaxaca que viaja oculto a bordo del Panamá; la pesquisa
final sobre la real situación del liberal oaxaqueño; y el retorno de doña Petra
con su numerosa comitiva a la ciudad de Oaxaca, ya liberada, como el resto del
país, de la planta invasora.
Quizá es oportuno recordar que la novela entraña un encendido canto por
la libertad de México; desenvuelve el amor de los oaxaqueños por la causa li-
beral, al paso que describe las lacras del ejército invasor y pinta la iniquidad de
sus aliados mexicanos. Escrita por un francés, los personajes saben defender
el credo liberal con brillantes, iluminados por el más ardiente patriotismo. Su
lectura es capaz de convertir la causa de la República y del liberalismo, al más
ofuscado enemigo. Y tal vez eso fue lo que Nolf se propuso.
¿Qué habrá ocurrido con el tomo segundo? ¿Se publicó como folletín de la
France Liberale, o, en efecto, no llegó a escribirse? Son cuestiones todas éstas
que quizá demos satisfacción en una próxima Alacena.
14 de abril de 1957
Paisajes y leyendas
Una reciente visita a Xalapa me ha llevado a releer las páginas que Ignacio
Manuel Altamirano escribió, cuando en 1875 visitó la hermosa capital vera-
cruzana. Publicadas en El Federalista de octubre a noviembre de aquel año, no
fueron recogidas hasta nuestros días en un volumen; la primera vez en Paisajes
y l eyendas. Tradicione s y costu mbres de México, por Ralph E . Warner (Clásicos y

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