Algunas observaciones sobre el concepto freudiano de inconsciente.

AutorTomasini Bassols, Alejandro
  1. El origen de "inconsciente"

    Como muchos otros conceptos fundamentales de la psicología, el concepto de inconsciente tiene su fuente o su raíz en el lenguaje natural. De hecho, nuestras formas normales de hablar incorporan dicho concepto para dar cuenta de una multitud de situaciones. Por lo pronto, podemos señalar que en el lenguaje natural 'inconsciente' tiene por lo menos dos ámbitos de aplicación, suficientemente independientes como para distinguirlos pero que de todos modos mantienen entre sí algunos vínculos semánticos y cognitivos, por vagos que sean. Así, encontramos que 'inconsciente' tiene tanto un uso moral como uno psicológico. En efecto, decimos cosas como 'cuando manejaba era un inconsciente: por eso tuvo ese accidente mortal'. Aquí 'inconsciente' es usado si no como sinónimo sí como más o menos equivalente en sentido a 'irresponsable' o 'descuidado'. Hay, empero, otro uso, que es el relevante para los objetivos de este trabajo. Este uso queda ejemplificado en expresiones como 'inconscientemente le dio la espalda a su jefe y lo corrieron del trabajo' o 'él no quería hacerlo, pero inconscientemente hacía llorar a su esposa'. En casos así, lo que se quiere decir es algo como 'no se percató de que estaba ofendiendo a su jefe', 'no se dio cuenta de lo que le podía pasar', 'nunca imaginó que le estuviera causando un dolor a su esposa', etc. La tenue vinculación en el plano del lenguaje natural, si la hay, entre los dos usos ejemplificados es que quien no se da cuenta de lo que hace puede al mismo tiempo ser un irresponsable. Si esto fuera así, es decir, si la vinculación no fuera meramente empírica sino conceptual, entonces el hablante normal se sentiría justificado en pensar que cada vez que nos las habemos con una acción inconsciente nos las estamos viendo también con un sujeto irresponsable, puesto que en principio al menos dicho sujeto debería haberse percatado de lo que estaba haciendo y del modo como lo estaba haciendo. En el plano intuitivo y coloquial, la aplicación de 'inconsciente' es ante todo un reproche y lo que se le reprocha al sujeto que se tilda de "inconsciente" es que se haya mostrado incapaz de percibir la lógica y las consecuencias de sus acciones. si la conexión intuitiva u originaria a la que apunto es no meramente imaginaria sino real y si en caso de serlo la conexión es "válida" o está justificada, es ese un tema sobre el cual no me pronunciaré.

    La observación anterior era pertinente porque es relativamente claro que, en lo que al uso técnico que se hace en psicología y en metapsicología del término 'inconsciente' (limitándonos por el momento a su uso como adjetivo) atañe, la conexión moral se pierde por completo. Esto es así dado que al hablar en la teoría psicoanalítica de inconsciente se pretende estar hablando de alguna clase de hechos y por lo tanto de una realidad desprovista totalmente de carácter moral. Desde el punto de vista de la ciencia que se ocupa de la mente y de la conducta humanas, una acción inconsciente carece por completo de connotaciones morales. se supone que en el área de la ciencia, el adjetivo 'inconsciente' es un término puramente descriptivo, moralmente neutral. obviamente, es el concepto psicológico de inconsciente, y más específicamente el concepto freudiano de inconsciente, lo que aquí nos interesa estudiar.

    Uno de mis principales objetivos en este trabajo es explorar y explotar un cierto paralelismo que en mi opinión vale entre el concepto de inconsciente y el concepto de derechos humanos. La similitud consiste en lo siguiente: como ya he defendido en otros lugares y con argumentos que hasta ahora no he visto rebatidos,1 el concepto de derechos humanos no tiene un carácter referencial, lo cual naturalmente no significa que sea un concepto mal construido, ininteligible o teóricamente estéril. Lo único que significa es que su "lógica" es diferente de la de, por ejemplo, el concepto de derecho positivo. Una diferencia palpable entre dichos conceptos se manifiesta en que si nosotros le pedimos a alguien que nos dé una lista de los derechos que gozamos en, digamos, el ámbito laboral, la lista será lo interminable que se quiera, en tanto que si nosotros le pedimos a alguien que nos dé una lista de derechos humanos o se nos dará una lista de banalidades o (que es lo más probable) no se nos dará nada en lo absoluto. Esto es así por la sencilla razón de que el concepto de derechos humanos sirve no para referir a un grupo muy especial de derechos, sino para permitir hablar de la transgresión de derechos positivos por parte de la autoridad, esto es, por parte de individuos pertenecientes a las instituciones encargadas precisamente de hacer valer los derechos del ciudadano. En este sentido, el concepto de derechos humanos es un concepto, por así decirlo, negativo: no sirve para apuntar a derechos concretos, ni especiales ni no especiales, sino para hablar con sentido de la violación de los derechos ciudadanos por parte de los representantes del estado.

    Deseo sostener que algo muy parecido sucede con el concepto de inconsciente: sirve no para designar un ámbito particular de vida mental, así como tampoco para apuntar a una zona particular de la mente y mucho menos del cerebro, sino para acotar todo aquello de la vida mental que, por múltiples razones o causas, escapa a la conciencia del sujeto. Así, más que oponerse a la identificación cartesiana de vida mental con vida consciente, el concepto freudiano de inconsciente podría ser visto, más fructíferamente quizá, como un concepto que pone un límite al cartesiano, sin necesariamente entrar en conflicto con él. En otras palabras, la legitimación teórica del concepto freudiano de inconsciente estaría indicando que el ideal racionalista de un yo que se percata de absolutamente todos sus movimientos (mentales) es simplemente inalcanzable. No hay tal cosa. siempre habrá huecos en la vida mental, es decir, en la conciencia y dado que no queremos sostener que los data del inconsciente son intrínsecamente distintos de los de la conciencia (entre otras razones porque son en principio recuperables por ésta), la introducción del concepto de inconsciente significa que podremos hablar con sentido de acciones, creencias, deseos, etc., inconscientes. A lo que asistimos con Freud es, pues, a una expansión de la vida mental.

  2. Notas elementales de "inconsciente"

    Son varios los rasgos del concepto de inconsciente que de inmediato nos llaman la atención. En primer lugar, es obvio que no es un concepto de experiencia: la noción de inconsciente no puede aplicarse en primera persona del presente. No hay confesiones de inconsciencia. Curiosamente, sin embargo, en pasado su uso se vuelve factible. Ciertamente podemos decir con sentido cosas como 'Lo que pasaba es que yo inconscientemente movía mi mano cuando ella movía los ojos'. O sea, no me percataba en un momento dado de algo de lo que ahora estoy consciente y de lo cual estoy ahora dando cuenta. En ese caso, puesto que estaría yo hablando de mí mismo como si fuera otra persona, la situación es similar si estuviera yo describiendo la conducta de alguien, esto es, como si estuviera hablando en tercera persona. Eso sí es factible. Podemos decir cosas como 'él inconscientemente hizo...' y lo que querríamos decir o lo que estaríamos implicando es precisamente que él mismo no podría dar cuenta de su conducta, justificarla. Así, pues, podemos hablar significativamente de la conducta inconsciente de otros y podemos describir la de nosotros mismos si nos referimos a nosotros en pasado, y entonces lo haremos como si estuviéramos hablando de alguien diferente. Es muy importante destacar que esta visión no compromete a Freud con una tesis absurda como la de que las personas somos sistemáticamente esquizofrénicas.

    Preguntémonos ahora: ¿a qué se aplica, de qué hablamos cuando empleamos el concepto de inconsciente? La verdad es que aludimos a una variedad de cosas, pero a mí me parece que hay ciertos ítems básicos. Es probable que el concepto de inconsciente se aplique primordialmente a creencias, deseos, emociones, sentimientos, intenciones y acciones. En última instancia, desde luego, es de la persona de quien propiamente hablando predicamos o no vida inconsciente, pero el que lo sea es algo que se manifiesta a través de los elementos mencionados. Desde luego que la aplicación del concepto puede extenderse y podemos hablar de pensamientos inconscientes, dudas inconscientes, intenciones inconscientes, etc. Pero aparte de que no siempre es dicha extensión aproblemática, (2) parecería que de todos modos se trata de una aplicación derivada.

    Un punto muy importante que es menester dejar establecido es que el concepto de inconsciente no está ni lógica ni semántica ni epistemológicamente conectado con el concepto de irracionalidad. Es evidente que el concepto de racionalidad pertenece a la familia de conceptos a la que pertenece el concepto de conciencia. sólo se puede ser irracional si se actúa conscientemente; en cambio, no tiene el menor sentido decir de alguien que se comporta irracionalmente si su conducta es inconsciente. Una diferencia obvia es que cuando calificamos a alguien de 'irracional' le estamos haciendo un reproche, en tanto que justamente por calificar la acción de alguien como inconsciente estamos dando a entender que el sujeto no se percató de lo que estaba haciendo y que, por lo tanto, hay un sentido en el que no es culpable o responsable por su acción (o no del todo, al menos). Además, por lo menos desde un punto de vista freudiano es claro que hablar del inconsciente no es hablar de ilogicidad. Lo que en todo caso habría que decir es más bien que el inconsciente tiene una lógica diferente de la de los procesos mentales conscientes. Cuál sea esa lógica es algo que Freud ciertamente nunca esclarece.

    Dejando de lado argumentos técnicos como los relacionados con la necesidad de explicar las neurosis, para lo cual Freud como veremos recurre a la noción de...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR