Nueva ley del ISSSTE

AutorJ.R. Marín
Páginas222-258

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Introducción

El 29 de marzo pasado, en el Senado concluyó el proceso de aprobación de la nueva Ley del ISSSTE, que causó diversos cuestionamientos, opiniones, manifestaciones en contra y relativa expectación. El Presidente de la República, la noche misma del jueves 29 se congratuló de lo que llamó la “primera de las reformas estructurales de su gobierno.”

Pese a la avalancha de comentarios , reportajes y opiniones que pudimos leer en la prensa y escuchar en los medios, a pocos mexicanos, incluidos los propios trabajadores al servicio del Estado, les queda claro al momento, de que trata realmente esa nueva ley, que cambios introduce y cuales son esas enormes ventajas que ofrece al país. Tratemos de averiguarlo.

Análisis previo

Según señala la propia iniciativa, pretende entre otras cosas, modernizar la Ley que regula al Instituto, resolver la situación financiera (que según afirma el gobierno era crítica) y lograr la autosuficiencia del organismo, sin perjudicar los derechos de los trabajadores al servicio del Estado.

No obstante de un somero análisis preliminar podríamos derivar los siguientes comentarios:

El proyecto es muy extenso y complejo y lleva implícitos ciertos supuestos, cifras, razones financieras, situación interna de la institución, que no posibilitan, por su complejidad, comprender del todo sus alcances, sin conocer a fondo esos antecedentes.

Propone por ejemplo el incremento de las cuotas de aportación de los trabajadores y del gobierno, sin presentar un sustento sobre los montos propuestos, ni tampoco alternativas y no deja en claro si ese incremento garantizaría o no una pensión suficiente para todos los trabajadores.

También propone elevar progresivamente la edad y los años de servicio para la jubilación, sin sustentar dicha propuesta, ni explicar porque precisamente de esa manera y no de otra.

Aparentemente se trata de transferir el régimen de pensiones de los trabajadores al servicio del Estado a las AFORES, tal como se hizo en la reforma del IMSS de 1995, sin justificar plenamente la medida, ni hacer una evaluación previa de cómo han funcionado esas empresas.

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Pretende la portabilidad de servicios y derechos entre el IMSS y el ISSSTE, pero sujeta la asistencia médica a los lineamientos que acuerden ambos organismos, lo que en última instancia podría entorpecer esa medida (en todo caso debiera ser a través de las modificaciones legales conducentes).

Crea un sistema basado en cuentas individualizadas para cada trabajador, donde la institución ya no garantiza las pensiones y un nuevo modelo de atención a la salud, cuyos resultados (aquellos que no sean estrictamente financieros), no quedan suficientemente claros.

Separa los seguros de invalidez, vida, retiro, cesantía en edad avanzada y muerte para efectos contables, sin que eso represente necesariamente igual o mayor seguridad para el trabajador.

Separa en el Instituto los servicios de salud de los servicios financieros, pero los primeros dependen necesariamente de los segundos.

Es decir, que el Instituto dejará de pagar pensiones y jubilaciones, que los trabajadores tendrán que contratar con las empresas privadas del ramo.

Hay un costo de toda esa transición del instituto que no queda clara (aunque en la prensa se habla de 10 mil millones) y que en última instancia tampoco permite asegurar si es o no una propuesta autosustentable. No hay en cambio, ninguna propuesta de medidas de austeridad administrativa, ni de racionalidad del gasto del Instituto, que no sean las estrictamente financieras, como si el Instituto fuese un verdadero ejemplo de administración eficiente y racional.

Se propone la integración temporal de un organismo PENSIONISSSTE, con cargo final a los rendimientos de los fondos, es decir, cuando menos en parte a cargo de los trabajadores, sin fundar esa necesidad.

Todo el esquema financiero está elaborado para que la gran mayoría de los recursos de los trabajadores sean manejados por empresas privadas en el circuito financiero de la Bolsa, cuyos costos de administración serán por cuenta de los trabajadores.

Los servicios sociales y culturales que presta actualmente el Instituto quedan sujetos a disponibilidad presupuestal, lo cual los hace inviables en el corto plazo, dada la precaria situación financiera del organismo.

En conclusión, financiera y económicamente no ha quedado claro para la opinión pública, si es una propuesta única, o si hoy pudiera haber más o mejores opciones.

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Desde la perspectiva de la política social, no quedan claros sus posibles beneficios para la burocracia federal.

Administrativa y laboralmente implica la reordenación de una parte importante de las relaciones del Gobierno federal con sus servidores públicos y por lo tanto, hubieran ameritado una discusión y negociación pertinentes.

Los cambios propuestos implican que sólo las fuerzas armadas, marina y las fuerzas de seguridad federales quedarán sujetas a un régimen de seguridad social distinto al resto del país, lo cual debiera evaluarse cuidadosamente.

Descripción y comentarios

Apara iniciar el análisis de una nueva ley, siempre es prudente comenzar revisando la exposición de motivos del proyecto, que es donde se explica y justifica es proyecto que se propone a los legisladores, que en este caso y en resumen señala:

La seguridad social en México es un derecho Constitucional. Un instrumento clave de la política laboral y social; un medio efectivo de redistribución del ingreso; el proveedor más importante de servicios de salud; una red efectiva para dar certidumbre a trabajadores y es también un motor del desarrollo económico.

Hoy, el ISSSTE cuenta con más de 2.8 millones de asegurados y pensionados. Incluyendo a sus familiares, da cobertura de servicios médicos a más de 10 millones de mexicanos y en sus guarderías recibe a 32 mil niños diariamente. Otorga casi medio millón de pensiones y realiza alrededor de 500 mil préstamos personales anualmente. En el sexenio 2000-2006 otorgó cerca de 266 mil créditos para vivienda.

La ley actual del ISSSTE mantiene básicamente la misma estructura desde su fundación, hace casi ya medio siglo, pero hay que tomar en cuenta que México ha cambiado radicalmente en los últimos 40 años.

Comentario: Esto es sólo parcialmente cierto, ya que aunque algunos temas quedaron igual, Miguel de la Madrid, publicó una Nueva Ley del ISSSTE, el 27 de diciembre de 1983, que además ha sufrido diversas reformas desde entonces, la última de ellas fue publicada en el DOF, el 02-01-2006.

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El ISSSTE tiene hoy un déficit actuarial en el sistema de pensiones (como tenía el IMSS), y un déficit de caja que absorbe importantes recursos presupuestales cada año. Pese a que los fondos médico y de pensiones han absorbido recursos de los demás fondos, el ISSSTE depende del presupuesto federal para afrontar sus obligaciones anuales. Esto quiere decir que el sistema de seguridad social de los trabajadores del Estado no es autosuficiente y por lo tanto, tiene que ser subsidiado por los contribuyentes. Conforme pase el tiempo, dichas obligaciones se irán incrementando hasta ser insostenibles.

Además, el universo de asegurados del ISSSTE abarca casi todo su universo potencial, pues la población de trabajadores al servicio del Estado no ha crecido y, en todo caso, tiende a disminuir.

Comentario: Muchos de los problemas del ISSSTE derivan también de políticas macroeconómicas fallidas, de una planeación interna equivocada, de errores administrativos, e incluso de actos de corrupción, que la iniciativa ni reconoce, ni necesariamente previene (al menos explícitamente).

En el fondo de pensiones, el ISSSTE conserva un sistema conocido como de beneficios definidos o solidario, donde las aportaciones de los cotizantes pagan las pensiones de los jubilados. Cuando la estructura demográfica de un país es predominantemente joven y con baja esperanza de vida, hay muchos cotizantes por cada pensionado. Al iniciar operaciones, el ISSSTE tuvo abundancia de recursos que le permitió ampliar los beneficios y destinar montos considerables para la construcción de hospitales.

Comentario: Sí, pero esas inversiones hospitalarias descapitalizaron a la institución, debido a errores en el cálculo para las previsiones futuras, consideraciones políticas, actos de corrupción y negligencia, entre otras razones.

En 1975 la esperanza de vida en México era de 65 años mientras que en el año 2000 era de 75 años. La edad de retiro disminuyó de 62 a 55 años. El número de cotizantes por pensionado cayó de 20 a poco más de 5. En 1975 cuando un trabajador se retiraba, había 20 trabajadores activos que contribuían para pagarle su pensión durante dos años y medio, mientras que en el año 2000, sólo habíaPage 2265 trabajadores activos para pagar una pensión de casi 20 años. Esta tendencia se acentuará en las próximas décadas. En otras palabras, los ingresos presentes y futuros del sistema no alcanzan para pagar las obligaciones pensionarias. Para cubrir la diferencia entre ingresos y obligaciones actuales y futuras del ISSSTE, se requeriría un monto equivalente a cerca del 45% del Producto Interno Bruto (PIB) del 2004.

Más aún, el déficit de flujo de caja, año con año tiene que ser subsanado con recursos presupuestales. En 2001 ascendió a más de 20 mil millones de pesos (MMP). Para el 2006 será de 37 MMP y para el 2009 alcanzará 55 MMP. Hoy, por cada peso de ingresos que tiene el sistema, el presupuesto federal tiene que otorgar un subsidio de 3 pesos. Parece injusto que el resto de la población tenga que pagar impuestos para cubrir las pensiones y gastos médicos de los trabajadores al servicio del...

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