El mundo según Goldman Sachs: Reflexiones generales al proyecto Brics

AutorArturo Oropeza García
Cargo del AutorProfesor Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Unam
Páginas135-182
Arturo Oropeza García*
El mundo según Goldman Sachs:
reflexiones generales al Proyecto BRICS
SUMARIO: I. Introducción obligada. II. Los
BRICS en el Marco de una Economía Glo-
bal en Construcción. III. La Ruptura del
Modelo Brettoniano y el Surgimiento de los
BRICS. IV. El Papel Relevante de China
Dentro del Grupo BRICS. V. ¿Adiós Neoli-
beralismo? ¿Bienvenido Socialismo de Mer-
cado? VI. El Mundo Según Goldman Sachs.
VII. Bibliografía.
I. Introducción obligada
Hablar de los BRICS es hablar del futuro; de ahí la complejidad de abordar
un tema en el marco de los inicios de un siglo que comienza, que al igual
que los dos siglos anteriores, nos reta, ya no a vislumbrar lo que sigue, sino a
entender lo que hoy está pasando. Vivimos el síndrome de una globalización
sin reposo que nos ha dejado sin respuestas para la mayoría de las preguntas
que hoy son necesarias para una convivencia armoniosa del ser humano. Acu-
dimos al fin de las certezas políticas y económicas de un mundo global que a
través de múltiples expresiones, da fe de una trasformación no resuelta que se
traduce en una sociedad mundial insatisfecha que se pregunta todos los días
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* Doctor en Derecho e Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Uni-
versidad Nacional Autónoma de México. Arbitro No-Nacional por parte de Brasil dentro del
Mecanismo de Solución de Controvers ias del MERCOSUR. Auto r de diversas ob ras sobre
Derecho Económico e Integración Económica.
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por sus respectivas soluciones. De alguna manera, de algún modo, nos he-
mos convertido en rehenes de nuestro propio éxito.
Por ello, hablar de los BRICS, o sea, del grupo de países integrados por
Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica**, más allá de la posición que se asu-
ma; el tema invita a tener cuidado de no caer en el facilismo del pasado, ó en
la especulación global del presente, de sólo saber de desplazados y ganadores.
La profunda integración a la que asisten todos los países que actualmente
forman parte de la comunidad global, ya sea aceptada o impuesta, no permi-
te que hoy acudamos como simples espectadores a la escena de un recambio
transformacional de cuyos resultados mucho dependen las posibilidades del
éxito de una sociedad mundial comprometida.
Saber si este es el siglo de China o no; si asistimos a la decadencia de Es-
tados Unidos. Si India, Rusia o Brasil, desplazaran a Japón, Alemania o Fran-
cia a lo largo de la primera mitad del siglo XXI; como sociedad global, no
resulta lo más relevante. Importa, por el contrario, saber el por qué y el có-
mo de estos reacomodos; y de qué manera va a afectar o a beneficiar al patri-
monio común de unos activos finitos que pertenecen, ahora más que nunca,
a una sociedad global que ya sólo puede transitar hacia un futuro de media-
no y de largo plazo de manera colectiva. En este sentido, el éxito de los paí-
ses BRICS en el siglo XXI, como de cualquier otra nación, sólo puede
entenderse en el marco del futuro de una sociedad global que tome en cuen-
ta y respete la sustentabilidad de todos sus participantes.
Desde luego, este planteamiento no se hizo en el siglo XVIII, en los inicios
de la era industrial, cuando los Watts y los Cartwright inventaban la máquina
de vapor y la máquina de tejer y con ello marcaban el inicio de una sociedad
global sin reposo, que en una carrera irrefrenable dio comienzo tanto al perio-
do más lúcido y exitoso de su existencia, como al punto de partida de su posi-
ble autodestrucción. Tampoco Gran Bretaña lo hizo cuando con base en estas
nuevas tecnologías, reafirmadas bélicamente en 1815, con la Batalla de Water-
loo, durante todo el siglo XIX impuso al nuevo mundo global una forma de
convivencia y explotación económica que la llevaron a detentar el 25% de las
tierras y la población de su época. Gran Bretaña y los primeros países indus-
triales no sabían, y tampoco se lo preguntaron, si esta forma de “desarrollo” y
de explotación nos llevarían al día de hoy, en tan sólo 250 años, a registrar
concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera de la Tierra su-
periores a las que se tenían hace ochocientos mil años, y que rápida y geomé-
tricamente se acercan a las que se presume había hace quince millones de años
(Smith, 2011). La era industrial liderada por Gran Bretaña, inevitable, pero
ARTURO OROPEZA GARCÍA
EL MUNDO SEGÚN GOLDMAN SACHS: REFLEXIONES GENERALES AL PROYECTO BRICS
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** Sudáfrica se integra al bloque hasta abril de 2011, por lo que no se incluye en el aná-
lisis de este trabajo por razones editoriales.
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irresponsablemente impuesta, nació y se desarrolló ante una comunidad global
que asistió impasible y asombrada al “Siglo de Gran Bretaña”, donde del 2%
de la participación “industrial” que detentaba en 1750, se elevó al 23% en
1880; al mismo tiempo que Europa, en este último año, de manera conjunta
acumulaba el 62% del desarrollo de la nueva explotación del mundo industrial
(Kennedy, 1994). De igual modo, a principios del siglo XX, una sociedad glo-
bal menos satisfecha y llena de demandas, pero con el mismo morbo de los ini-
cios del siglo XIX, se preguntaba si el siglo XX sería el siglo de los Estados Unidos
y la decadencia de Gran Bretaña; y si nos encaminábamos a la “americaniza-
ción del mundo” (W. T. Stead); o si el mundo debería unirse o defenderse del
“coloso comercial americano” (Kennedy, 1994).
Paradójicamente, a inicios del siglo XXI, la misma sociedad global, más
angustiada que nunca, pero con el renovado morbo de siempre, hoy se cues-
tiona ante el evidente declinamiento de Estados Unidos de ¿Si este es el Siglo
de China?, o ¿Si este será el Siglo de los BRICS?; de igual modo, se cuestiona
sobre ¿quién gana? o ¿quién pierde?, en un ejercicio adelantado de alianzas e
intereses. Lamentablemente, para esta misma sociedad global, la etapa de la
simple especulación ya pasó, y ante el peso de unos números que nos hablan
con serios fundamentos que fácilmente nos podemos convertir en la sexta ex-
tinción masiva en la historia de la Tierra, y en “la primera desde la extinción
que se produjo en el Cretácico- Terciario, que acabó con los dinosaurios hace
unos sesenta y cinco millones de años”1; tanto el declinamiento de las viejas
hegemonías como Estados Unidos o Inglaterra; como la aparición de nuevos
actores económicos como lo son Brasil, Rusia, India y China; debería verse
con la preocupación de que todo lo que acontece hoy en materia económica y
comercial en la sociedad global, tiene o genera repercusiones directas en todos
los países que la habitan, las cuales inciden en su bienestar social y político.
Hoy no basta que se aplauda la llegada de nuevos actores del éxito econó-
mico, bajo un simple esquema de ganadores y perdedores. Si bien de 1750 a
2011, lo que ha primado de los hegemones anteriores ha sido su irresponsabili-
dad para con el futuro; su irracional consumo de los recursos naturales del pa-
trimonio común; esto de ningún modo puede convertirse hoy en una
justificación para que viejas y nuevas economías hagan lo mismo en detrimen-
to de una sustentabilidad colectiva. A lo anterior habría que agregar que dentro
de la sociedad global, cada vez hay una mayor conciencia de los recursos finitos
con que cuenta. Hace 100 o 200 años no se sabía con claridad de lo escaso de
los insumos que se requieren para el desarrollo de los próximos años: de que
sólo hay petróleo para los próximos 41 años; cobre para 35 años; gas natural
60 años; hierro 72 años; plata 14 años, etc. No se sabía tampoco que los nive-
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BRICS
1Smith C. Laurence, El mundo en 2050; Debate; Madrid, 2011; p. 186.
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