Muerte en las prisiones

AutorEmma Mendoza Bremauntz
Páginas24-30

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Introducción

Los temas carcelarios resultan siempre inquietantes, en especial si nos acercamos a buscar los índices y a tratar de encontrar las explicaciones de las llamadas muertes en custodia. Pero no sólo se entiende por el tema penitenciario, sino también por el fenómeno mundial de la exacerbación de la violencia, gubernamental o social, que se amplía cada vez más sin que se logre una explicación clara de su porque, ni menos un control, una limitación de la violencia que parece no tener fin.

La violencia familiar, hacia los niños, las mujeres, tan frecuente como vergonzosa; la violencia callejera, la delictiva y la gubernamental, representan fenómenos incontrolables que mantienen aterrorizada a la sociedad actual y no parece disminuir; ni se percibe que las medidas tímidas y formales que los gobiernos toman eventualmente funcionen. Antes bien, cualquier tipo de violencia, aún la falsa escenificada en el cine y en la televisión o la real difundida ampliamente por los medios masivos de comunicación, sirve de modelo y estímulo enfermizo para su continuación y aumento.

Pero dentro de los sistemas de violencia practicados o facilitados por el Estado encontramos una que puede considerarse histórica: la que se sucede en las cárceles. En los oscuros sitios que la sociedad ha destinado para resguardar a los seres que han delinquido o de los cuales se presume que lo hicieron y que deben ser por ello juzgados. Estos lugares se han caracterizado por la posibilidad de mantener aislados del resto de la sociedad, a sus procesados y sentenciados con el fin de evitar que eludan la acción de la ley, que sigan cometiendo delitos, que lastimen nuevamente a los seres ajenos a sus intereses o impidan la sana convivencia social, para que cumplan con la sanción que la ley les ha determinado.

Este confinamiento con frecuencia conlleva la secrecía de su cosmos y con el pretexto de la seguridad, se evita que las personas libres se enteren de lo que pasa en ese estrecho sitio de la prisión. Sólo familiares cercanos saben del verdadero sistema de vida interior, más aún cuando reina la violencia y el abuso. Es un abuso silencioso, a veces cometido por los mismos compañeros de pena, a veces por personal mal preparado y corrupto con una visión equivocada de lo que debe ser la cárcel de acuerdo con las leyes y no con las reacciones del personal penitenciario.

Es un mundo diferente a quien vive afuera de los muros, en donde las reglas y las personas provocan reacciones diversas en sus habitantes. A veces una liberación cercana al cinismo, al sentirse casi autorizados a ser distintos, a hacer tareas que en libertad jamás habrían hecho; otras, a actuar con miedo, con depresión y

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angustia al no adaptarse a ese universo extraño al que finalmente deberán acostumbrarse, aunque no sea ese el fin de su encierro. Por eso, cuesta trabajo entender cómo y por qué suceden algunos comportamientos en las cárceles, inclusive la muerte. Ésta nunca tiene plazos ciertos, sin advertencias perceptibles, ni siquiera en los enfermos, nunca aparece igual, es sorprendente y dolorosa para los que se quedan, los que no sabían que estaba simplemente ahí. Y la muerte bajo custodia siempre inquieta, por la posibilidad de dudar que haya llegado así, sin ser prevista, sin ser siquiera imaginada.

Tal vez por eso no se le ha estudiado lo suficiente, es otra de nuestras "materias pendientes", siempre cuestionada, siempre dudosa, como comenta el criminólogo dominicano Wilfredo Mora. "Cuando se presenta, es necesario conocer de varios informes médicos, del departamento médico del penal en los últimos tres meses, el parte médico del Hospital General (por ejemplo el Moscoso Puello en Dominicana) obteniendo copias originales, el testimonio de los médicos que lo atendieron los peritos que deben asistir al Ministerio Público, para que en la conferencia publica de prensa que obliga a las autoridades, los periodistas puedan abordarlos e inclusive entrevistar a los compañeros de celda y a los familiares del finado."

Y como todo en las cárceles, si nadie tiene la responsabilidad legal y confiable de analizarla, de manera que los deudos y las autoridades queden seguras de sus causas, de que no fue producto de un abuso o pudo evitarse con alguna atención médica a tiempo, es importante un amplio acceso a la familia y a la prensa (no amarillista si se puede evitar) a los expedientes. Todo ello previsto reglamentariamente para que no parezca que las autoridades ocultan la verdad. Se señala que la muerte en custodia es reveladora de muchos factores carcelarios que deben analizarse y abrirse al esclarecimiento de los que están enfermos, de los que están integrados a la corrupción o a la violencia.

Ha de integrarse entre las funciones del Juez de Ejecución, la facultad de revisar si se ha violado el Principio de Dignidad de la persona recluida que consiste en el derecho de todo condenado a que se le respete su integridad personal, física, psíquica y moral, que no muera nadie en un emplazamiento penal sin haberse averiguado bien los hechos que produjeron su deceso.1 No es problema sólo de México, sin duda se acentúa por la sobrepoblación carcelaria que se presenta en todas las prisiones del mundo, en donde al tratar de alinear una normatividad en todos los países, únicamente se ha logrado uniformar políticas represivas, no las impulsadas por la ONU o la OEA que se desarrollan en forma diferente y racional.

Conceptos

La muerte se define como la cesación definitiva de la vida, y es en este sentido como podemos deducir que es un evento natural o inducido presente en cualquier espacio y tiempo de toda sociedad. Los factores que predisponen o la provocan así como los agentes que conllevan a la misma, son incontables.

Se habla de "Muerte en Custodia o Bajo Custodia" refiriéndose a ocurridas "en personas privadas de libertad y sobre la que se puede aventurar una situación de muerte violenta.... Se espera al menos que todas estas muertes tengan obligatoriamente una investigación criminal y se inicie con la correspondiente necropsia."2 Otros autores, como por ejemplo los participantes en la serie de Cuadernos de Medicina Forense, los argentinos Palomo, Rando y Santos Amaya, opinan que en realidad el término es una traducción literal de los estudios realizados sobre personas privadas de libertad por estar presos, detenidos o siendo pacientes ingresados involuntariamente en establecimientos psiquiátricos, que en la...

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