El miedo es mal consejero

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XVII. “EL MIEDO ES MAL CONSEJERO”
LA RECOMPENSA que Vieira de Mello recibió por haber gobernado Kosovo y el
Timor Oriental uno tras otro fue ser designado para un trabajo de la ONU en
el punto de mira de lo que el presidente George W. Bush llamó la “guerra
contra el terrorismo”. En ese nuevo papel, y en un mundo cada vez más pola-
rizado por la forma de enfrentarse a los desafíos económicos y de seguridad
del siglo XXI, se le pediría que tomara partido, lo que nunca había sido su
fuerte.
“AHORA, ¿QUÉ DIABLOS HAGO?”
Antes de que se adentrara en ese terreno, y todavía sin saber nada de su si-
guiente empleo, Vieira de Mello pasó varios meses en el sudeste de Asia con
Carolina Larriera. En el pasado siempre se había tomado buenos descansos,
pero nunca por largo tiempo; ésta fue quizá la primera vez en su vida adulta
en que se sintió como suspendido entre el tiempo y el espacio. Gracias a un
permiso bien ganado por sus 30 años acumulados de servicio, llevó a Larrie-
ra a un viaje que comenzó en Bali y siguió en Papúa Occidental (antes Irian
Jaya), después en el norte de Birmania, en Tailandia, Laos, Camboya, Viet-
nam, Macao y Hong Kong. Casi todo el tiempo viajaron de incógnito, pero
cuando llegaron a Tailandia los esperaba una recepción ofi cial sorpresa (com-
pletada con coronas de orquídeas y un desfi le de vehículos) organizada por su
amigo el general Winai Phattiyakul, el tailandés que mandó las fuerzas de paz
de la ONU en el Timor Oriental.
La pareja no pasó más de dos noches en un solo lugar, viajando en avión,
autobús o motocicleta alquilada. Hicieron compras para su hogar futuro: ad-
quirieron puertas talladas en Bali, lanzas y escudos en Papúa, títeres antiguos
en Tailandia, budas de hierro en Camboya y telas en Laos. Como aún no sa-
bían si se dirigirían a Nueva York o a Ginebra, enviaron todas sus compras al
departamento de Vieira de Mello en Nueva York, alquilado mientras él estuvo
en el Timor Oriental. Fijaron un itinerario con paradas a lo largo del camino
para poder ver a los equipos de futbol de sus correspondientes países durante
la Copa Mundial de Futbol de 2002. En general, no estuvieron en contacto
por vía telefónica con otras personas durante el viaje, pero cuando Brasil
eliminó a Inglaterra en los cuartos de fi nal, él no pudo dejar de regodearse
por teléfono sobre la victoria hablando con Jonathan Prentice, su asistente
especial británico. La culminación del viaje sucedió el 30 de junio, cuando el
rey Sihanouk recibió a su antiguo aliado en el palacio real de Phnom Penh.
380 TERCERA PARTE
Ambos hablaron sobre las perspectivas de Camboya, el planeado juicio por
crímenes de guerra contra los jemeres rojos (que incluiría a Ieng Sary), y
Vieira de Mello invitó a Sihanouk a su boda. La pareja se dirigió después al
Club de Corresponsales Extranjeros, que tenía una pantalla de televisión de
pared a pared, en la que vieron la victoria de Brasil sobre Alemania en el par-
tido fi nal del Mundial de Futbol.
Las únicas veces que Vieira de Mello se sintió tenso durante el viaje fue
en las raras ocasiones en que llamó por teléfono a las ofi cinas centrales de la
ONU para tratar de saber a dónde lo enviarían después.
—Voy a llamar al jefe el próximo lunes —le dijo un miércoles a Larriera.
Luego, el viernes se despertaba y decía:
—Recuerda, voy a llamar al SG el lunes.
Al llegar el lunes, se pasaba el día preparando mentalmente su conversa-
ción con Annan.
—Nunca vi a Sérgio nervioso, excepto cuando estaba hablando con el SG
o pensando en hablar con él —recuerda Larriera.
Ella le hacía bromas.
—¿Te estás comiendo las uñas?
—No —respondía él—, me estoy comiendo la cutícula, ¡hay una gran di-
ferencia!
Aunque conocía a Annan desde hacía más de dos decenios, respetaba
tanto la importancia del secretario general, que hablaba con él tan formal-
mente como lo haría a un extraño en ese puesto; nunca lo llamaba “Kofi ”,
solamente “SG”.
La pareja regresó a Nueva York a fi nales de julio. Larriera volvió a su
antiguo puesto de información al público que había tenido en la ONU antes
del Timor Oriental, y comenzó a estudiar para el examen GRE [Graduate
Record Examination], necesario para solicitar programas de posgrado so-
bre política pública [en universidades de los Estados Unidos]. Vieira de
Mello esperaba recibir noticias sobre su destino; bromeaba con sus amigos
diciendo que estaba “desempleado” y que tenía la intención de vivir de La-
rriera. Finalmente, Annan decidió ofrecerle el puesto de alto comisionado
de la ONU para los Derechos Humanos con base en Ginebra. Como él no
estaba listo para volver tan pronto al campo de acción a encargarse de otra
misión, y como había pocas opciones, creyó que no tenía más remedio que
aceptar. El 22 de julio de 2002 el secretario general anunció su designación.
Vieira de Mello obtuvo el puesto por encima de una larga lista de candi-
datos que incluía a Corazón Aquino, la ex presidente de Filipinas, a Surin
Pitsuwan, el ex primer ministro de Tailandia, y a Bronislaw Geremek, el
disidente polaco.1
La predecesora de Vieira de Mello en el puesto fue la ex presidenta irlande-
1
Carola Hoyos, “UN Appoints Human Rights Chief”, Financial Times, 23 de julio de 2002.
381“EL MIEDO ES MAL CONSEJERO”
sa Mary Robinson, quien había criticado abiertamente los abusos del gobierno
del presidente Bush a los derechos humanos tras el 11 de septiembre. Atacó
con fuerza la decisión del presidente Bush de mantener el estatus de prisione-
ros de guerra y la protección de la Convención de Ginebra para los detenidos
de Al Qaeda y los talibanes recluidos en Guantánamo y otros lugares;2 había
hecho un llamado a los Estados Unidos para que aumentaran el porcentaje de
su PNB dedicado a ayudar al exterior, el cual había caído de 0.21% en 1990, a
0.10% en 1999. Aunque los Estados Unidos eran los donadores más grandes de
la ONU, ella había perdido el apoyo de los funcionarios estadunidenses cuando
advirtió que mientras cada danés desembolsaba hasta 331 dólares anuales en
ayuda, cada estadunidense sólo donaba 33 dólares.3 Como era de esperar, los
Estados Unidos se negaron a apoyar su postulación para un segundo periodo
de cuatro años como alta comisionada. Pero ella no se arrepintió:
—Contener las críticas, por cualquier razón política —dijo—, elimina la
legitimidad de la agenda y de la causa.4
Aunque Vieira de Mello se había ocupado del sufrimiento humano y del
derecho humanitario durante toda su carrera, nunca se consideró una “típi-
ca persona de los derechos humanos”. Veía a los defensores de los derechos
humanos como los que señalaban y avergonzaban a los gobiernos, mientras
que él consideraba que su propia fuerza consistía en trabajar con los gobier-
nos tras bambalinas para llegar a establecer consensos seguros. No sentía
que tuviera el temperamento adecuado para un trabajo que requiriera más
rudeza que cualquier otro en el sistema de la ONU. Sin embargo, después
de Robinson, Annan consideró que el hecho mismo de que Vieira de Mello
pareciera no ser el indicado para el trabajo de Comisionado de los Derechos
Humanos hacía de él el candidato ideal para suavizar las relaciones con los
Estados Unidos.
Los diplomáticos occidentales aclamaron la elección, pero los grupos de
derechos humanos parecieron disgustados. Michael Posner, el jefe del Comité
de Abogados para los Derechos Humanos, se preguntó si el nuevo comisionado
2
En octubre de 2001, Mary Robinson había pedido suspender los bombardeos de los Estados
Unidos sobre Afganistán para que los trabajadores voluntarios pudieran llegar a los civiles ham-
brientos. Después, al notar debidamente que el Pentágono parecía poco interesado en la cuantía
y el origen de decesos civiles, dijo: “Me parece inaceptable que uno cause ‘daño colateral’ en las
aldeas y ni siquiera se pregunte por el número o los nombres de los muertos”. Agregó más tarde:
“En mi opinión, las personas no son daño colateral, son personas”. Sameer Ahmed, “An Interview
with Mary Robinson: U.S. Policy and UN Ethnics”, Stanford Daily News, 14 de febrero de 2003.
Véase también “UN Critical of U.S. Action in Afghanistan”, Associated Press, 6 de marzo de 2002.
3
Mary Robinson, “Protecting Human Rights: The United States, The United Nations and the
World”, John F. Kennedy Library and Foundation, 6 de enero de 2002 (Responding to Terrorism
Series).
4
“The Global Politics of Human Rights”, entrevista con Mary Robinson, Politic [Universidad
de Yale], 7 de diciembre de 2002.

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