Justo Sierra a solas

AutorDaniel Cosío Villegas
Páginas954-967
954
JUSTO SIERRA A SOLAS
ANDAN rodando por la calle voces extrañas acerca de esta recordación cente-
naria que ahora hacemos. Nacen del temor atendible de que reverdezcan vie-
jas polémicas y de que se les dé un sentido de actualidad; pero frenan el libre
discurrir de la gente y presentan una interpretación del liberalismo que dic-
tan conveniencias transitorias y quizá imaginarias.
Una de esas voces, acogida ya por el público como o cial, trina que sólo
puede admirarse a Juárez con una buena dosis de jacobinismo, o que apenas
puede admirarlo el liberal jacobino. Esto, políticamente hablando, equivale
a una autorización para borrar a Juárez de la brevísima lista de héroes na-
cionales sin comprometer con ello la rectitud patriótica de quien lo haga; y
equivale también a una piadosa condescendencia para que el descarriado
jacobino siga adorándolo a título de manía personal. Históricamente hablan-
do signi ca que apenas puede admirársele de un modo irracional, ahistóri-
co, o para usar el lenguaje brutal de Bulnes, que Juárez es una de las grandes
mentiras de nuestra historia.
Otra de las voces que van y vienen por las calles suena menos destempla-
da, pero desa na tanto como la primera. Quien la modula se hace pasar por
partidario suyo, y justamente para protegerlo, propone un plan. Canta esta
voz que Juárez no es, ni ha podido ser, un verdadero héroe popular porque la
Iglesia católica lo ha presentado aviesamente como ateo, o por lo menos,
como anticlerical. En consecuencia, hay que jugar contra la Iglesia católica
de un modo también siniestro, y vestirlo como hombre tolerante, y religioso
hasta el arrobamiento en el fondo de su corazón. Políticamente quiere decir-
se que no hay que usar a Juárez para combatir a la Iglesia católica, primero,
porque ésta ha vuelto a ser intocable, y segundo, porque quien la toca, pier-
de, como ha perdido el gran Juárez su sitial heroico. Históricamente signi -
ca algo muy serio, pues se cree que la maleabilidad “natural” de la historia
permite desleír el púrpura encendido con que hasta ahora estaba tocado un
personaje para repintarlo con el suave azul celeste.
En  n, una tercera voz se ha escuchado también, y no por quebrada deja
de ser sentenciosa. Concierta con gran aplomo que la reforma no fue tan
sólo un movimiento anticlerical, sino muchas otras cosas, más importantes
y duraderas que una fobia irracional cualquiera. Políticamente se exige que
en este centenario se recuerde lo importante y lo duradero y que se pase por
alto lo epidérmico y fugaz, es decir, lo anticlerical. Históricamente, se sugie-
re que la historia puede a su arbitrio llevar al primer plano las cosas que es-

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR