Justo Mendoza
| Autor | Angel Pola |
| Páginas | 417-421 |
˜ 417 ˜
Justo M endoz a
1830-1879
EN LA rebocería de D. Benigno Gómez, de
Irapuato, trabajaba de oficial por el año 30,
un señor Saturnino Mendoza, industrial
humildísimo, casado con la Sra. Sabina
Acosta, de más humilde condición. De ese
matrimonio y en aquel pueblo del Estado de
Guanajuato nació D. Justo Mendoza el 6 de
Agosto.
Hasta 1843 recibió instrucción primaria
en el Convento de los franciscanos, porque
sus padres profesaban la religión católica,
como en aquellos tiempos se profesaba sólo
para sí, sino también para los hijos, ponién-
dolos desde el nacimiento bajo la férula de la
Iglesia. Al siguiente año pasó a Morelia, con
el fin de hacer carrera literaria en el Colegio
Seminario, estudiando latín, filosofía y teo-
logía con beca de merced del establecimien-
to. Empezó su carrera de derecho en el Cole-
gio de San Nicolás el año de 1853, haciendo
su práctica del 1857 al 1858. Fue tan apro-
vechado, que clausurado el Colegio de San
Nicolás, por arbitrariedad de Santa-Anna en
1855, sustentó el acto público de Derecho
canónico en el Colegio Seminario, bajo la
dirección del Dr. José Guadalupe Romero, y
ante sus sinodales sostuvo la supresión de
los fueros eclesiástico y militar proclamada
por Juárez.
Era secretario de la Junta Directiva de
estudios del Estado, catedrático de derecho
natural en el Colegio de San Nicolás y re-
dactor del periódico oficial de Michoacán,
El Pueblo, con el Lic. Macedonio Gómez, al
triunfar el Plan de Ayutla. Y resultó electo
diputado constituyente del Estado en 1857.
Ese Congreso lo organizó conforme a la ley
fundamental. En Marzo de ese año fue uno
de los muy pocos regidores de Morelia que
autorizó el bando de la Constitución. Los
otros rehusaron por los castigos con que la
Iglesia los amenazaba, negándoles hasta
la absolución en el tribunal de la penitencia
El obispo Clemente de Jesús Munguía, desde
México, lanzó una hoja suelta en la que ha-
cía saber que quien jurara la Constitución,
quedaba de hecho fuera del catolicismo. El
día de su promulgación, uno de los de Mar-
zo del mismo año de 1857, cerró sus puertas
el comercio, renunciaban los empleados sus
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