Juárez y Margarita

AutorAlexandra Reyes Haiducovich
Páginas77-78
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¿QUIÉN QUE viéndole el rostro quieto, sin una arista, como de
ídolo, puede pensar que aquellos sus ojos eran tiernos a su
hora, y que ríos de ternura le desbordaban a su tiempo el pe-
cho? Su vida política tan agitada, empeñada en la construcción
de México; su procedencia indígena al parecer reñida con toda
cortesía, con toda servidumbre emocional, hace pensar que no
tuviera ni tiempo, ni corazón, para atender a los menesteres
hogareños. Pero el indio, vencido su pudor, es amoroso hasta
el deliquio, y sirve a la mujer en una siempre dulce cortesía.
Y don Benito fue un marido ejemplar, de esos que no tie-
nen plural historia amorosa. Si no fuera por la patria, si no
fuera por la conciencia de su predestinación histórica, haber
alcanzado el amor de Margarita Maza −aquella persona lo
domesticó y redujo a esclavitud− hubiera sido para él su-
premo bien, meta de todos sus sueños. Y contemplarla, una
de las maneras de corresponder su alianza, surgida cuando
todavía no regaba fama por la tierra.
*En Jesús Contreras Granguillhome, Primores de lo mínimo. Una excursión por
el Museo Nacional 1939-1940, México, El Nacional, 1996, p. 103.

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