Jose Maria Torralba, Libertad, objeto practico y acción: la facultad del juicio en la filosofia moral de Kant.

Autorde Haro, Vicente
CargoRese

José María Torralba, Libertad, objeto práctico y acción: la facultad del juicio en la filosofía moral de Kant, Georg Olms Verlag, Hildesheim, 2009, 496 pp. (Europaea Memoria, 72).

De manera lamentable, existe relativamente poca bibliografía en castellano de buen nivel sobre la filosofía kantiana. Esto se agrava cuando se trata de un tema concreto al que el propio Kant no dedicó un escrito en particular, y que, por lo tanto, hay que reconstruir a partir de fuentes diversas y un ejercicio hermenéutico bastante complejo. Es el caso de una teoría del juicio moral. Si bien autores como Barbara Herman (The Practice of Moral Judgment, Moral Literacy) han dado algunos pasos en la dirección de una teoría del juicio moral en coordenadas kantianas, lo han hecho sin intenciones exegéticas. Este estupendo libro de José María Torralba--su premiada tesis doctoral--viene a colmar, por lo tanto, una imperiosa necesidad, más imperiosa aún en nuestro mundo castellanohablante, pero igualmente valiosa en cualquier ámbito de investigación.

El volumen propone un estudio de las funciones de la Urteilskraft en la ética: examina el papel de la facultad de juzgar tanto en la derivación de deberes concretos a partir del imperativo categórico, como en la orientación necesaria en la deliberación moral, es decir, en su uso tanto en sentido determinante como en sentido reflexionante, respectivamente. La facultad de juzgar permite esa mediación entre norma y situación, entre ley moral y caso concreto, de modo bidireccional. El estudio de Torralba--que, por lo tanto, resulta muy útil para desmentir las visiones caricaturizadas de la ética kantiana como formalista, inaplicable, rigorista, etc.--apunta fundamentalmente a mostrar esas prestaciones de la facultad de juicio en sede moral. Si bien los primeros capítulos se dedican a sentar las bases de una comprensión y delimitación de lo práctico y a integrar una teoría kantiana de la acción, la segunda parte del texto se ocupa directamente de la determinación y la reflexión ante la ley moral.

Así pues, el capítulo I se dedica a una delimitación de "lo práctico": a explicitar su distinción respecto de lo teórico, y también respecto de la implementación técnica de lo teórico, que en un sentido algo impreciso se llama también práctica en algunos pasajes. Por ello, Torralba distingue entre lo práctico-técnico y lo práctico-moral, apoyándose en la Crítica del juicio (KU 171). Lo práctico es siempre lo que determina la voluntad: en sentido estricto, lo que la determina inmediatamente, es decir, lo propio del ámbito moral; en sentido amplio, puede considerarse práctico también aquello que la determina mediata y patológicamente, a través del placer o el dolor. El autor del volumen saca un gran partido exegético a este tipo de distinciones. Kant no es siempre consistente o cuidadoso en el uso del lenguaje; por ello, sus intérpretes deben identificar los usos lingüísticos según el contexto y la intención de cada argumentación concreta: Torralba lo hace de un modo contundente. Esas distinciones sutiles no lo hacen perder el panorama general, desde el cual lo práctico es sencillamente lo posible por la libertad, y expone el difícil tema de cómo ésta se inserta-- por sus efectos--en el mundo como causalidad.

Se puede hablar, pues, de "libertad práctica" en el nivel de una oposición a lo instintivo y a lo mecánico, incluyendo en esa consideración tanto el plano técnico como el estrictamente moral. Torralba no elude la controversia, en la investigación kantiana, respecto de las relaciones entre esa libertad práctica y la libertad trascendental: la disonancia entre la "Dialéctica" y el "Canon" de la Crítica de la razón pura (KrV) y su relación con lo que luego se asumirá como punto de partida en la Crítica de la razón práctica (KpV). El autor se apunta, con argumentos bien fundados, en las filas de quienes ven una evolución en el pensamiento de Kant al respecto. Ya que en la KpV la versión "psicológica" de la libertad no basta para fundar la moral, Torralba toma la postura de la "Dialéctica" como la decisiva, a contrapié de lo que dice el "Canon" sobre una libertad práctica que sería autosuficiente desde la propia experiencia. Hace falta, pues, la libertad trascendental, para superar un concepto meramente comparativo--y ante todo, aun temporal--de la propia libertad.

El pasaje del "Canon", por lo tanto, se considera un elemento espurio en la argumentación kantiana, un resabio en la evolución del pensamiento que lleva a la postura definitiva de la KrV. Aun así, puede admitirse que en él Kant estaría pensando en un contexto meramente empírico y en el terreno de la búsqueda del principium executionis--y no del formal principium diiudicationis-- de la moral. Incluso podría argüirse que, en el "Canon", Kant habla de la experiencia en el sentido de autocomprensión y no exactamente en el sentido de sensibilidad (p. 82). Aun así...

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