José María Patoni
| Autor | Francisco Gomez Flores |
| Páginas | 355-359 |
˜ 355 ˜
JosÈ M arÌa Patoni
1828-1868
¿QUIÉN HUBIERA dicho al autor de estas lí-
neas, hace más de 20 años que andando el
tiempo había de escribir la biografía del Pa-
dre de sus inolvidables condiscípulos Carlos
y Juan Patoni? Los recuerdos de aquellos
días inquietos de la infancia se agolpan en
mi mente; la escuela, el aprendizaje infantil,
las travesuras de la niñez, todo ese enjam-
bre de pequeñeces de la primera edad, que
más tarde, al trasluz de la memoria adulta,
forman el único encanto de las horas tristes
del hombre, vienen como una ráfaga vivifi-
cante a halagar mi corazón… Juan, como su
padre, murió trágicamente; Carlos según sé,
vive aún y es un hombre útil a la sociedad.
El Gral. D. José María Patoni, hijo segun-
do de D. Juan Bautista Patoni, natural del Ti-
rol, y de Da Mercedes Sánchez, nació el año de
1828, en Guanaceví, perteneciente al partido
de Santiago Papasquiaro, Estado de Durango.
Estuvo radicado en el lugar de su nacimiento
hasta el año de 1858 en faenas mineras, pu-
diendo decirse que él fue quien creó y desarro-
lló la minería en dicho lugar; y en virtud de sus
reconocidas ideas liberales, fue nombrado co-
mandante de la Guardia Nacional del Partido,
por el gobierno de Durango, a cargo entonces
de D. José Patricio de la Bárcena.
Después que se dio el golpe de Estado
por Comonfort, Patoni estuvo en tratos con
varios jefes liberales, y en 1858 se reunió
a Coronado con 100 hombres, armados y
equipados a sus expensas. Concurrió a poco
al sitio y toma de Durango con el carácter
de teniente coronel, y habiendo sido heri-
do de suma gravedad y conducídose en la
acción de una manera brillante, recibió el
nombramiento de coronel efectivo, que le
fue expedido por D. Santos Degollado. Él
gobierno liberal quedó establecido en Du-
rango, y Patoni, luego que se alivió, después
da seis meses de enfermedad, regresó a Gua-
naceví, a sus negocios particulares. El año
de 1869 tornó el partido conservador a le-
vantarse en armas en el Estado, y entonces
aparecieron, militando bajo la bandera del
retroceso, los llamados “tulises” (apodo que
les vino del pueblo zacatecano de su proce-
dencia San Andrés del Teúl), al mando del
célebre español D. Domingo Cajén. Volvió
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