Reflexiones en torno a la identidad étnica y genérica. Estudios sobre las mujeres indígenas en México

AutorMartha Judith Sánchez Gómez; Mary Goldsmith
CargoInstituto de Investigaciones Sociales, UNAM/Profesora-investigadora del Departamento de Política y Cultura, UAM-X
Páginas61-88

    Presentamos una primera versión de este artículo en el XIII Congreso de LASA, Atlanta, marzo, 1994. Agradecemos a Soledad Mora y Claudia Alonso por su ayuda en la investigación bibliográfica de este trabajo.

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Introducción

Venimos a preguntarle a la patria, a nuestra patria, ¿por qué nos dejó ahí tantos y tantos años? ¿Por qué nos dejó ahí con tantas muertes? Y queremos preguntarle otra vez a través de ustedes, ¿por qué es necesario matar y morir para que ustedes, y a través de ustedes, todoPage 62 el mundo, escuchen a Ramona —que está aquí- decir cosas tan terribles como que las mujeres indígenas quieren vivir, quieren estudiar, quieren hospitales, quieren medianas, quieren escuelas, quieren alimentos, quieren respeto, quieren justicia, quieren dignidad? ¿Por qué es necesario matar y morir para que pueda venir Ramona y que puedan ustedes poner atención a lo que ella dice? ¿Por qué es necesario que Laura, Ana María, Irma, Elisa, Silvia y tantas mujeres indígenas hayan tenido que agarrar un arma, hacerse soldados, en lugar de hacerse doctoras, licenciadas, ingenieros, maestras?

Mensaje del Subcomandante Marcos del Ejército Zapatista de Liberación Nacional durante el tercer día de las Jornadas por la Paz y la Reconciliación, San Cristóbal de las Casas, 22 de febrero de 1994.1

A través del subcomandante Marcos, un hombre mestizo con estudios universitarios y de origen urbano, las mujeres tzotziles, tzeltales, tojolabales y choles hicieron llegar sus voces y conmovieron a la sociedad nacional. Hace un poco más de 50 años, las abuelas y las bisabuelas de algunas de ellas fueron tema de la primera investigación sobre mujeres indígenas en México: La mujer tzeltal, de Rosa Lombardo Otero, en la que la autora describe las duras condiciones de vida de las mujeres de Oxchuc subrayando que éstas se derivan en gran medida del patrón patrilineal de herencia. Aparentemente, las abuelas y las madres de las mujeres del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) fueron condenadas a vivir en el olvido de la sociedad nacional. Las jóvenes indígenas, al incorporarse al EZLN, no sólo se rebelaron contra los ganaderos y políticos locales, sino también contra los hombres de sus etnias, tal como se ve por sus testimonios, acciones y la Ley Revolucionaria de Mujeres.2 DePage 63 hecho, el EZLN considera que el primer alzamiento en la selva fue el de las mujeres en marzo de 1993 y no el levantamiento del primero de enero de 1994.

Antecedentes Los primeros estudios

Los primeros estudios sobre mujeres indígenas en México se realizaron hace alrededor de 50 años bajo el auspicio del Instituto Indigenista Interamericano. Después del Primer Congreso Indigenista Interamericano (Pátzcuaro, Michoacán, México, 1940), en el cual brilló por su ausencia la participación de las mujeres indígenas y sobresalió el desconocimiento de la situación de éstas, Manuel Gamio inició un proyecto encaminado hacia el mejoramiento de la condición femenina en las comunidades étnicas. En palabras de su hija y coordinadora del proyecto, Margarita Gamio de Alba,

conociendo la trágica situación de la mujer indígena, pensó el doctor Gamio en la urgente necesidad de comenzar cuanto antes los trabajos tendientes a la realización de lo que llamó Proyecto de la Mujer Indígena o Proyecto Acerca de las Condiciones de Vida de la Mujer Indígena. Conocedor profundo de la psicología indígena, atinadamente decidió, sabiendo de la personalidad hermética, silenciosa y retraída de la mujerPage 64 india, que deberían ser mujeres investigadoras especializadas y no varones quienes se encargaran de dicho proyecto.3

Hasta 1960 sólo se habían realizado sólo cuatro investigaciones, dos de los cuales eran sobre mujeres indígenas en México: "La mujer náhuatl de la Sierra de Puebla, México" de Ruth C. Morales y "La mujer tzeltal" de Rosa María Lombardo Otero. Sólo el último fue publicado.

La coordinadora del proyecto, Margarita Gamio de Alba, al reflexionar sobre los resultados, señaló tres de los problemas primordiales que afectaban a la mayoría de las mujeres indígenas: la falta de atención médica, la dieta deficiente (quizá el más relevante) y las labores excesivas de las mujeres; todo esto a causa, según Gamio de Alba, de la "situación injusta de inferioridad dentro de la sociedad conyugal", en la cual el marido tenía el poder absoluto, y plantea como solución a tales problemas la aplicación de programas educativos para los grupos étnicos.

Quince años después, como parte de las actividades del Año Internacional de la Mujer, cuyo congreso fue realizado en México, se dedicó un número especial de América Indígena a las mujeres indias.4 El director del Instituto Indigenista Interamericano, Gonzalo Rubio Orbe, si bien compartió las inquietudes de su antecesor frente al desconocimiento sobre las mujeres indígenas, en el sentido de que éstas eran subordinadas, conservadoras, resistentes frente al cambio, en contraste consideró que la "posición de dependencia y marginación [de las mujeres] es resultado de la situación general que soporta la gran mayoría de la población aborigen de América Latina".5 Aludió a la posición de inferioridad de las esposas frente a los maridos, pero la minimizó; hizo hincapié en las fuentes de poder de las mujeres y concluyó que "en el fondo la familia indígena respeta y ofrece cariño a la mujer, jerarquizándola principalmente por sus años y por las funciones que desempeña".6 Este autor plantea quePage 65 habría que proporcionar servicios y capacitación a las mujeres para mejorar su situación; cautelosamente escribe que hay que evitar que se propicie el conflicto con sus congéneres, los hombres, sus familias y grupos.

En otras palabras, hasta por lo menos mediados de la década de los setenta el discurso oficial retrata a las mujeres indígenas como heroínas, abnegadas, pero a fin de cuentas víctimas de los hombres o de la sociedad nacional en su conjunto. Se piensa que las indias, no sólo de México sino de toda América Latina, comparten a grandes rasgos esta situación.

A la vez, surgen pequeñas escisiones en tal discurso. Se intenta darle voz a las propias mujeres indígenas mediante la realización de encuentros específicos sobre su problemática.7 Segundo, se pone en duda si realmente las mujeres indígenas están en una situación de mayor subordinación que las mujeres del medio urbano. Y por lo tanto, implícitamente, se cuestiona el postulado que la opresión de la mujer en general es producto de la no modernización y que ésta se resuelva mediante la aplicación de los programas de corte asistencialista e integracionista.8

Grupos indígenas más estudiados y regiones analizadas

De acuerdo con Chambers y Young la mayoría de los estudios sobre comunidades indígenas en México se han realizado sobre mayas y zapotecos,9 consideramos que en las últimas dos décadas ese panorama no ha variado significativamente. Esta tendencia la encontramos también presente en los estudios sobre mujeres indígenas; han predominado los estudios con mujeres mayas y zapotecas, sobre todo las del Istmo. Así como Chiapas y Yucatán, Oaxaca ha sido una de las zonas privilegiadas en estos estudios; de este estado se ha escrito sobre los casos de las huaves, chinantecas, chatinas, mazatecas y mixtecas. La región de la sierra norte de Puebla ha sido también ampliamente abordada. En menor medida encontramos algunos estudios sobre mu-Page 66jeres en comunidades purépechas, pápagos, totonacas, mazahuas, yaquis y nahuas, de otras regiones.10

Marcos analíticos principales

En los studios sobre mujeres o "cuestiones relativas a las mujeres" y estudios feministas, encontramos en general las siguientes tendencias, por un lado, análisis interesados en salud, nutrición o educación de los niños; por otro, estudios en donde se analiza a las mujeres mediante la construcción de una categoría analítica tomada de los llamados estudios sobre género.

También encontramos que las tendencias antes señaladas fueron predominantes durante ciertos periodos. Por ejemplo, antes de la década de los setenta es común encontrar estudios antropológicos en donde la mujer es el objeto de estudio y se analizan las siguientes cuestiones: papeles que les corresponde desempeñar a los integrantes de cada sexo, psicología y cultura. A mediados de los setenta se empieza a introducir el concepto de género y se intentan analizar las maneras en que culturalmente se construyen las definiciones genéricas. Finalmente, después de los ochenta es cuando los conceptos de identidad étnica y genérica cobran auge. En dichos estu-Page 67dios se trata de dar cuenta de la manera en que ambas dimensiones están presentes en la problemática de las mujeres indígenas.

No obstante, tenemos que si bien en los últimos años se ha intentado incorporar la categoría de género a los estudios de las mujeres indígenas, hasta la fecha han habido pocos trabajos que logran retratar cómo se construyen las relaciones entre los géneros; cómo se explican tales construcciones y cómo se conceptualizan en los sistemas de valores y creencias de los grupos étnicos. Todavía más escasos son los estudios que abordan la identidad genérica y étnica. Y en esas investigaciones no ha habido un uso consistente de la categoría de identidad; no se ha aclarado la relación entre la identidad, la subjetividad, la cultura y la cosmovisión ni se define si se trata de un fenómeno individual o colectivo. También encontramos un vacío en cuanto al tratamiento de cuestiones metodológicas en torno a cómo estudiar la...

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