Aspectos políticos de la cooperación iberoamericana vinculados al fortalecimiento de las estrategias de promoción y defensa de los derechos humanos

AutorMaría Belén Olmos Giupponi
Cargo del AutorProfesora de Derecho Internacional Público. Universidad Carlos III de Madrid, España
Páginas131-148

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I Introducción

Referirnos a los aspectos políticos de la cooperación iberoamericana en lo atinente a los derechos humanos resulta una tarea difícil, en la que se debe perfilar cuál sería el campo de actuación de los Estados iberoamericanos, para luego, de este modo, distinguir las directrices centrales en la materia y a la luz de un análisis no sólo de los instrumentos jurídicos existentes, sino, fundamentalmente, de la práctica de los Estados involucrados poder esbozar propuestas para una mejor articulación de los mecanismos existentes.

Ante todo, debemos definir qué se entiende por “espacio iberoamericano” o Iberoamérica. En ese sentido y a efectos del presente trabajo de investigación, Iberoamérica constituye una espacio de cooperación formado por 22 Estados, tres de ellos pertenecen al continente europeo luego del ingreso de un nuevo miembro en 2005 (España, Andorra, Por-Page 132tugal) y el resto, a América Latina, que se identifican bajo la denominación de Comunidad Iberoamericana de Naciones (en adelante, CIN). Cabe subrayar la nota de la cooperación intergubernamental de dicha comunidad, presente en su naturaleza intrínseca y que determina una serie de consecuencias, como son su escasa institucionalidad, la naturaleza predominantemente programática de sus normas y la clase de mecanismos que se adoptan en su seno.

Por lo tanto, por un lado, hablar de los derechos humanos en el espacio iberoamericano nos lleva, en primer lugar, a referirnos a las Cumbres Iberoamericanas o al Sistema de las Cumbres Iberoamericanas que representan —como pusiéramos de manifiesto en otra oportunidad— “un espacio de concertación política y de cooperación multilateral”.1 Podíamos distinguir dentro de la cooperación iberoamericana de una dimensión política que agruparía a todas las cuestiones referidas a la democracia y los derechos humanos, dentro del marco de referencia general que es el del respeto de los principios reconocidos por el Derecho Internacional Público y que regulan las relaciones entre Estados.2

Por otro lado, y por extensión, abordar esta cuestión significa tratar, o al menos referirnos, el tema de los derechos humanos desde la perspectiva de cuanto sucede en Europa y en América Latina, donde existen instrumentos y mecanismos específicos de protección de los derechos humanos que se aplican en el territorio de los Estados parte en los mismos.

II El tratamiento de los aspectos políticos en el espacio iberoamericano

Como se sabe, la Comunidad Iberoamericana de Naciones o bien, el Sistema de Conferencias Iberoamericanas, surgió hace más de un decenio con la primera Reunión de Jefes de Estado y de Gobierno de Guadalajara de 1991, que se considera como la cumbre inaugural o fundacional. En esa oportunidad, los jefes e Estado y de gobierno iberoamericanos expresaron:

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Nuestra comunidad se asienta en la democracia, el respeto a los derechos humanos y en las libertades fundamentales. En este marco, se reafirman los principios de soberanía y no intervención y se reconoce el derecho de cada pueblo a construir libremente en la paz, estabilidad y justicia, su sistema político y sus instituciones.3

Desde ese momento, y con una periodicidad anual, surgen las Cumbres Iberoamericanas, que encarnan la Comunidad Iberoamericana de Naciones, como un esquema de cooperación, definido por algunos autores como “foro de diálogo y de concertación”.4 Cada una de las cumbres, sea la de los jefes de Estado y de gobierno, cuanto las diversas reuniones ministeriales sectoriales, se han dedicado a tratar asuntos políticos permanentes o coyunturales que afectan a los Estados partícipes en la CIN.

Como bien ha indicado C. Díaz Barrado, en cuanto a la configuración jurídica, las Cumbres Iberoamericanas no aspiraban inicialmente a constituir una organización internacional sino más bien, como hemos puesto de manifiesto, la intención era fortalecer las relaciones entre los Estados iberoamericanos, proporcionando un ámbito específico para el tratamiento de los temas que les conciernen.5

Podemos definir a la CIN como un espacio de cooperación que involucra a algunas organizaciones internacionales vinculadas al sistema y que funciona a través de las cumbres y de las reuniones ministeriales temáticas. Esa característica central de ser fundamentalmente un escenario de cooperación ha marcado el tratamiento de los aspectos políticos en las cumbres, que surgen en un contexto político internacional particular caracterizado por el retorno a la democracia de muchos Estados latinoamericanos, por la superación del conflicto en Centroamérica y el ingreso de los dos Estados europeos originales (España y Portugal) en las Comunidades Europeas. Escenario, además, en el que comienza a visualizarse una incipiente globalización de las relaciones entre actores internacionales.

En la actualidad, asistimos a la reforma institucional del sistema de las Conferencias Iberoamericanas. Se ha establecido la Secretaría General Iberoamericana (Segib), lo cual supone dotar a las cumbres de una estructura institucional mínima que incidirá en un tratamiento sistemáti-Page 134co de los ámbitos de actuación que se articulan en torno a la cooperación iberoamericana, entre los cuales, obviamente, se encuentran la cooperación política y los derechos humanos.

Evidentemente, hay un componente político importante en el origen de la Comunidad Iberoamericana de Naciones: la concertación entre los Estados. Pero no es menos cierto que los aspectos de cooperación política se han ido profundizando al hilo de los acontecimientos de la comunidad internacional y que han provocado un impacto o han acarreado consecuencias para los Estados participantes en la CIN. Progresivamente se ha ido abriendo y ampliando lo que podemos denominar una agenda política, o lista de temas con relevancia política, que van siendo objeto de los debates y de los pronunciamientos de los jefes de Estado y de gobierno iberoamericanos.

En esta agenda política iberoamericana, encontramos temas variados que podemos sistematizar de la siguiente manera:

Cooperación entre los Estados

La comunidad iberoamericana ha desarrollado este objetivo dentro del respeto de los principios de Derecho Internacional establecidos por la Organización de las Naciones Unidas. Esta cooperación entre los Estados iberoamericanos abarca más allá de la política, las áreas económica, educativa, cultural y social.

Democracia y gobernabilidad

A través de las cumbres y de sus declaraciones finales, observamos un reconocimiento al principio democrático y la adopción de medidas de apoyo a la democracia.6 Se insiste, además, a través de las Cumbres Iberoamericanas en el respeto de criterios de buen gobierno a fin de garantizar cierta calidad democrática. Resulta, sin duda, de interés citar la Declaración de Viña del Mar (Santiago de Chile, 1996), dedicada a la gobernabilidad para una democracia eficiente y participativa.7

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Desarrollo equitativo y cohesión social

Un tema permanente desde los inicios ha sido el de lograr un desarrollo equitativo en América Latina y superar las profundas desigualdades existentes entre los sectores que conforman su población.

Fortalecimiento de la integración regional en América Latina

En periodo de celebración de las cumbres hemos asistido al surgimiento de nuevos acuerdos de integración en América Latina, Mercosur (que precisamente ve la luz en 1991) y a la reforma institucional de otros preexistentes (el Grupo Andino, que por medio del Protocolo de Trujillo de 1996 se transformó en la Comunidad Andina de Naciones y la integración centroamericana que hizo lo propio a través de la adopción del Protocolo de Tegucigalpa de 1993). Las manifestaciones de apoyo al perfeccionamiento de la integración regional han estado referidas, por una parte, en las declaraciones finales y, por la otra, las cumbres han brindado la ocasión para que los Estados parte en estos acuerdos de integración puedan reunirse y acordar temas de su interés; recordemos, en ese sentido, que el Protocolo de Oporto por el que se introduce la cláusula democrática en la Comunidad Andina fue adoptado durante la cumbre homónima de 1998. En la actualidad, en las Cumbres Iberoamericanas también se observan manifestaciones acerca de la Comunidad Sudamericana de Naciones.

Proyección externa de la comunidad iberoamericana

En el seno de la Comunidad Iberoamericana de Naciones, se han debatido temas que inciden en las relaciones externas de los Estados, como por ejemplo la reforma del sistema multilateral representado por Naciones Unidas, la cuestión de Malvinas y la reclamación de la soberanía territorial de Argentina, o la posición de los Estados iberoamericanos respecto del bloqueo a Cuba. Pero no sólo eso, sino que la Comunidad Iberoamericana de Naciones pretende trascender la esfera de actuación interna, manifestarse en el ámbito internacional a través de la toma de posiciones comunes entre los Estados iberoamericanos en Foros y Organizaciones Internacionales en los que participan.

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Coordinación de las políticas de seguridad y defensa entre los Estados iberoamericanos

En la agenda reciente de la cooperación política iberoamericana, se han incluido los aspectos de seguridad y defensa de interés para los Estados iberoamericanos. Bajo este binomio se agrupa a un cierto número de propuestas como: el logro de una mayor coordinación entre los Estados iberoamericanos en materia de seguridad y defensa, la constitución de una posible Fuerza Iberoamericana de Paz, el desarrollo de las Comisiones...

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