Gerardo Laveaga: 'Ser abogado fue mi ventaja... y mi desventaja en el IFAI'

AutorPablo Berthely
Páginas50-53

Page 51

¿Cuál es el balance general de su gestión al frente del IFAI?

Parafraseando el título de la película El inglés que subió una colina y bajó una montaña, encabezar al IFAI en su transición constituyó una alta responsabilidad, pero también un honor: llegué a un organismo descentralizado de la administración pública federal y dejo un organismo constitucional autónomo.

Durante su periodo como comisionado presidente del IFAI, hubo momentos de tensión ¿Cuáles fueron los más difíciles de sortear?

El día que tomé posesión del cargo, uno de mis compañeros, que tenía más de ocho años en el IFAI y entendibles aspiraciones para ser presidente, se dejó llevar por su frustración y se lanzó contra mí y contra quienes votaron por mí. Hizo acusaciones disparatadas. Con?eso que estuve a punto de responderle en ese momento pero, considerando que yo ya era el presidente del instituto, decidí no hacerlo. Del presidente se espera institucionalidad, serenidad...

¿No hubo, entonces, crisis institucional, como señalaron algunos?

¿Crisis institucional en el año más productivo del IFAI? En 2013 se resolvieron más asuntos que en cualquier otro año (excepto 2010, cuando un solo ciudadano del Instituto Nacional de Cancerología promovió más de mil recursos) y yo fui, por cierto, el comisionado que más asuntos presentó al pleno para su desahogo. ¿Crisis institucional cuando, en
el ámbito de la protección de datos, se impusieron multas por más de 60 millones de pesos a aquellas empresas privadas que manejaron indebidamente los datos que debían salvaguardar? ¿Crisis institucional cuando, a comienzos de 2014, el IFAI adquirió rango constitucional y los 246 sujetos obligados pasaron a ser cerca de 3,000? No veo cómo...

¿Cuáles fueron los asuntos más difíciles que le tocó resolver?

Lo más difícil fue, siempre, enfrentar mis convicciones personales a la ley. Le doy dos ejemplos. Uno de ellos, el del SAT: se preguntaron nombres y cantidades de los bene?ciarios de la condonación de impuestos o de las personas a quienes se habían cancelado los mismos. Yo estoy convencido de que estos nombres deben saberse. La sociedad merece conocerlos…

¿Cuál fue el problema entonces?

El artículo 69 del Código Fiscal de la Federación. Hasta el 31 de diciembre de 2013, prohibía tajantemente que se diera a conocer esta información. Se castigaba hasta con seis años de prisión al servidor público que la proporcionara. Por eso me negué a que se entregara. Frente a mi convicción personal, estaba la ley.

¿Por qué acota la fecha al 31 de diciembre?

A partir de enero de 2014 el Código Fiscal permite que se den a conocer los nombres —no así los montos— de los “bene?ciados” con estas ?guras. La reforma es incompleta: debieran informarse nombres y montos, como acabará haciéndose. Pero mientras diputados y senadores no se animen a reducir las reservas… ahí topamos.

¿Cuál fue el otro asunto complicado?

Las espeluznantes matanzas en San Fernando...

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