Francisco Salazar, escritor y librero oaxaqueño

AutorAndrés Henestrosa
Páginas472-474
472
ANDRÉS HEN ESTROS A
formar los dos volúmenes que anunció en la edición de Paisajes y le yendas, del
año de 1884.
De tal manera corrigió A ltamirano las Emociones de viaje, o Impresiones de
viage, como él dice, que las que Warner aprovecha no sólo son más extensas, sino
que se apartan en gran manera de las que la señora Icaza publica, además de que
una versión comprende seis partes y la otra sólo tres, aunque las fechas son las
mismas: del miércoles 13 de octubre al sábado 13 de noviembre de 1875.
Esa cosa sabida que Altamirano retocaba sus artículos como una manera
de corregir las fallas de la improvisación. Así lo da a entender cuando escribe
que “he introducido en ellos cambios notables, variando a veces el texto, o
anotándolo en donde lo necesitaba”. Dicho para la primera serie de Pai sajes y
leyenda s (1884), se aplicaba puntualmente en los artículos que constituyen la
segunda publicada por Warner, como puede verificarse con una rápida com-
paración de las dos versiones. En rigor, faltan los artículos tercero, cuarto y
quinto que estando en la segunda serie publicada por Warner, no se encuen-
tran en el álbum que la señora Güido de Icaza obtuvo de sus viejas parientes
de la ciudad de Xalapa. Por cuanto al texto, salvo tres o cuatro intercalaciones,
es idéntico al tercer artículo contenido en el álbum de las viejas parientes de
Ana Güido de Icaza.
Pero toca a Ralph E. Warner poner en orden este embrollo, que a lo mejor
yo he venido a complicar con esta Alacena.
21 de abril de 1957
Francisco Salazar, escritor y librero oaxaqueño
Quiero recordar ahora a un escritor y librero oaxaqueño a quien tanto debe la
cultura local: a Francisco Salazar, autor de algunos opúsculos y de una multitud
de artículos biográficos, históricos y literarios. Como ocurre frecuentemente, de
este literato se tienen muy pocas noticias, no obstante que vivió hasta los
primeros tiempos del presente siglo y pudo destacar en la ciudad de Oaxaca,
donde editó una decorosa rev ista literaria, Prosa y ve rso, de octubre de 1908
a septiembre de 1909, es decir, un año justo. En la propia ciudad fue dueño
de la Librería Universal, circunstancia ésta que lo puso en contacto con la bi-
bliografía local, que entonces comenzó a dispersarse. Salazar fue justamente

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