Fortalezas y debilidades de la Nueva Ley del ISSSTE

AutorLuis Fernando Ávila Salcedo
CargoProfesor investigador de la Facultad de Derecho Anáhuac México Norte
Páginas46-52

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1. Aspectos críticos de la seguridad social de los trabajadores al servicio del Estado

El escenario de la seguridad social de los veinte últimos años del siglo pasado y los años en curso del presente siglo ha planteado problemas estructurales, expresión de una realidad en el contexto de los países latinoamericanos surgido con base en los nuevos cometidos del Estado y en los cambios de conceptos en referencia a cuestiones de carácter social. Una refuncionalización en las relaciones laborales trabajador-patrono y de éstos con el Estado han venido impulsando cambios que se concretan en asumir nuevas responsabilidades con la aspiración de establecer firmes bases en la construcción de modernos sistemas de seguridad social. En este sentido, Chile en la década de los ochenta dió lugar a profundas transformaciones al sistema de pensiones estructurado bajo la asunción de la administración en manos de organismos de naturaleza jurídica de orden particular, denominadas fondos para el retiro, desplazando del Estado la administración del sistema pensional al sector particular,

Dicha transición se apoya en el hecho de fraguar la corresponsabilidad de la clase trabajadora en la forma de configurar el marco financiero, en cuanto técnicamente se individualizan las cuentas para soportar económicamente la vida del trabajador cuando déjase de tener esta condición y adquiriese el carácter de pensionado, condición que ha venido en detrimento y puesto a consideración tanto en foros nacionales como internacionales señalando que: "en varias áreas de la seguridad social y la prevención social, en lo relativo a las pensiones de jubilación y a la salud, los actuales cuellos de botella financieros hasta ahora apenas han reflejado estos cambios demográficos. Los factores dominantes en estos cuellos de botella han estado, sobre todo, por la parte de los gastos, en unas regulaciones excesivamente generosas y, por el lado de los ingresos, en un menor crecimiento económico y en trastornos estructurales en el mercado laboral..."1

En México se da comienzo a los debates en la década de los noventa con el pronunciamiento lógico entre los que sostienen lo conquistado y los que buscan nuevas orientaciones como consecuencia de nuevos paradigmas que tanto teóricos como prácticos impulsan desde sus propias disciplinas en orden a considerarlo o descartarlo. Finalmente en medio de la controversia se expide una nueva ley del seguro social en el año de 1995 para los trabajadores correspondientes al art. 123 apartado A cuya puesta en vigencia fue hasta el 1 de julio de 1997, concretando la tendencia de lo que la doctrina ha llamado la privatización de la seguridad social.

La situación vivida antes de los noventa fue la mas clara expresión tanto filosófica como política de los Estados benefactores, con un profundo sentido tuitivo de la clase trabajadora y con un sistema de seguros sociales construido bajo los auspicios del principio de la solidaridad, cuyo fondo es alimentado económicamente con las cuotas obrero patronales y el Estado siendo la base del conjunto de prestaciones asistenciales y económicas para los trabajadores en activo, como los que adquirieran el carácter de pensionados, El Estado, entonces, es garante respecto de los derechos consolidados en razón de las contingencias sociales cuyo factor prestacional fue incrementándose. En consecuencia los pasivos aumentaron en tanto la población avanzó en edad; resultando en un mayor número de pensionados y al no constituirse reservas técnicas, aunado a cambios en la estructura laboral pública así como otros factores, debilitaron el esquema financiero de reparto simple de capitales. El peso económico se cifró en la población trabajadora de nuevo ingreso, con una proporción a la baja, respecto del número de pensionados que iba en aumento.

Los anteriores acontecimientos son explicados de la siguiente manera: "El rápido ascenso de la economía y el empleo, así como una estructura poblacional joven en el periodo 1940-1980, resultaron congruentes con el régimen de beneficios definidos en el retiro, de las normas solidaristas ya mencionadas infra e intergeneracionales y de fondeo de las obligaciones jubilatonas con los ingresos corrientes, sin mayores reservas de previsión".2 (El resaltado es mío).

A la falta de reservas se añade el hecho de la no permanente posibilidad de empleo, desequilibrando la posibilidad de mayores ingresos por este concepto y por ende la estandarización de pensiones en montos que distaban de ser decorosos para pasar los últimos días de la existencia.

En los últimos 10 años, revisando las columnas de opinión, las instituciones de seguridad social para los trabajadores al servicios del Estado sufrieron un serio desgaste en cuanto a la propia infraestructura y al factor humano reflejados en una indebida atención, la dificultad de obtener consulta especializada de manera inmediata. Había una obligada postergación del servicio, como el caso de transplantes de órganos, cuyo término no era inferior a seis meses con las consecuencias propias de afectar la propia vida.

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A lo anterior se agrega el desabasto de medicamentos, con la habitual participación de parte del afiliado en sufragar los costos de atención en materia de salud a pesar de contribuir en el financiamiento y tratarse de un Derecho como prácticas en la compraventa de medicamentos por parte del instituto que atentaban contra sus finanzas puesto de manifiesto en los diferentes sistemas de opinión en el siguiente sentido : "mientras se compren los medicamentos y los insumos para la saSud, sobre todo los primeros, a distribuidores y no a los laboratorios fabricantes, no habrá dinero que alcance para prestar los servicios médicos. [...] El sistema de adquisición de medicamentos tiene que ser revisado. Más estas instituciones de seguridad social son mucho más que una entidad que debe otorgar medicinas a los pacientes. Son una organización de servicio financiero y de salud muy compleja con estructuras muy corruptas."3

Uno de los aspectos que incidieron en el desajuste del sistema fueron los cálculos actuariales realizados en términos del momento vivido, es el caso como en la década de los sesenta el promedio de vida era de 54.7 años y una relación de un pensionado por 20 trabajadores, estadísticamente al día de hoy los cambios han sido ostensibles, trátese del número de pensionados a cargo de la institución, por cada pensionado, cuatro trabajadores en activo con una esperanza de vida superior a los setenta años, cuyo efecto es el endeudamiento de la institución, la apropiación de recursos afectando otros rubros para sostener el ritmo que van cobrando las pensiones.

Ya desde el año 2003, el director del Instituto, Benjamín González Ruaro, manifestaba que el ISSSTE "...pagará 25 mil millones de pesos por concepto de pensiones a más de 420 mil trabajadores en retiro. El Fondo dedicado al rubro, por su parte, únicamente posee 10 mil millones de pesos, lo que implica que, para cubrir el déficit, ese organismo deberá recibir un subsidio de 15 mil millones de pesos. [...] Estudios actuariales...

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