El filósofo, el economista y el profeta

AutorVíctor Méndez Baiges
Páginas15-36
I. EL FILÓSOFO, EL ECONOMISTA
Y EL PROFETA
1. Adam Smith en la historia de las ideas
Adam Smith ha ocupado un lugar importante en la
historia de las ideas durante los últimos dos siglos.
Un lugar prestigioso y relativamente cómodo: el de
un filósofo del siglo xviii fundador de la ciencia eco-
nómica y descubridor, y profeta, de las ventajas del
mercado (o del laissez faire, o del librecambio, o
del capitalismo, ya que eso ha variado según las épo-
cas y las versiones). El prestigio de su figura, el cual
se asienta sobre esas tres palabras claves de “filósofo”,
“economista” y “profeta”, no ha estado, sin embargo,
exento de algunos problemas a lo largo de esos años.
Pues la convivencia de esos tres personajes en uno
solo no ha sido nunca pacífica, y ha dado lugar a fre-
cuentes malentendidos. Smith ha sido siempre res-
petado, sí, pero en la Inglaterra victoriana se despre-
ciaba al filósofo e historiador escocés y se alababa al
científico investigador de la riqueza de las naciones,
mientras que durante los años de la Guerra Fría al-
gunos negaban todo valor a la aportación smithiana
a la teoría económica —así Joseph A. Schumpeter
en su Historia del análisis económico—, a la vez que
otros no se cansaban nunca de celebrar las virtudes
del sagaz arquitecto diseñador del sistema capitalista.
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El valor concreto que se debía otorgar a su pensa-
miento económico y no económico, la coherencia
interna de su obra completa, o bien el tipo de méto-
do de acuerdo con el cual ésta se construye, constitu-
yen algunas de las cuestiones que han dado lugar a
la aparición de numerosas opiniones encontradas
a lo largo de décadas de lectura de la obra de Adam
Smith. Y los enfrentamientos repetidos en torno a
estos asuntos han acabado por rodear de un hálito
de confusión la figura, por otra parte nunca relega-
da al olvido, del autor de la Investigación sobre la natu-
raleza y causas de la riqueza de las naciones. Nuestra pre-
tensión en estas páginas consiste en ayudar a que se
despejen algunos de estos malentendidos. Pero,
antes de empezar esa labor, merece la pena decir
algo sobre la naturaleza de los mismos. Pues la suce-
sión de controversias en torno a la obra de Smith no
es debida únicamente a esa dinámica propia de la
historia de las ideas que obliga a los estudiosos de
una generación a negar las tesis sostenidas por los
de la anterior, a fin de encontrar así un lugar origi-
nal desde el cual hacer oír sus propias voces. Ha sido
otro tipo de consideraciones, y de factores, lo que ha
terminado por entrar en juego en el caso del filósofo
y economista escocés.
Adam Smith es el autor de una obra de economía
y de legislación económica, La riqueza de las naciones,
razonablemente inteligente y bien escrita, aparecida
en un momento —1776, el año de la Declaración de
Independencia estadunidense— y en un lugar —In-
glaterra, que estaba iniciando la Revolución indus-
trial— especialmente oportunos. Se trata, además,
16 EL FILÓSOFO, EL ECONOMISTA Y EL PROFETA

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