Ética. El contexto
Autor | Rubén Pacheco Inclán |
Cargo del Autor | Egresado por la UNITEC como Licenciado en Derecho |
Páginas | 14-16 |
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LECCIONES DE ÉTICA. Conociendo el proceso histórico
La Ética es, y ha sido sin lugar a dudas, un tema recurrente en toda época y
lugar de la historia, en algún momento ha sido panacea de los males que
aquejan a la humanidad, creyendo, erróneamente que puede ser la solución
a todos los problemas derivados del quehacer humano, del comportamiento, condi-
ción o acondicionamiento del individuo, que puede ser el jarabe que sane a las ma-
sas en su irracionalidad, a los políticos en su incompetencia, a los delincuentes en
su comportamiento que contraría a la norma prohibitiva, y que a través de ella el
“malo” se vuelva “bueno”, el incorrecto en correcto, el infeliz en feliz.
Pero nada más erróneo que esa creencia falaz; la ética como rama del pensamien-
to losóco puede ser todo menos un sosma perceptivo que puede curar cualquier
mal que aqueje al planeta. Por ello, para entender a la ética en su extraordinario po-
der rector, hay que conocerla desde cada uno de los pensamientos y épocas, a través
de los diferentes estadios históricos y sus grandes pensadores, que la han interpreta-
do; llevando a la Ética hasta ese pináculo de sabiduría útil para todos los deberes del
hombre.
El término Ética se usa en forma unívoca e indiscriminadamente, en todos los cam-
pos de la conducta a humana, aun cuando en ese esquema se pierde un poco el verda-
dero sentido ontológico del concepto. Así, hablamos entonces de querer políticos más
éticos, padres e hijos con alto sentido ético, también idealizamos con médicos, maes-
tros, sacerdotes, pastores, deportistas, funcionarios, servidores públicos, amigos, com-
pañeros, policías, militares, caseros, novios y esposas, todos ellos inuidos por eso que
llamamos ética, pero entonces este multimorsmo nos lleva a cuestionarnos ¿qué es?,
¿dónde está la ética?, ¿cómo llegamos a ella?, ¿cómo nos imbuimos de ella?
Cómo entender una idea como la ética que sin masa, sin cuerpo, sin atribuciones
empíricas, alejada del dogmatismo racional, con fuerte sentido inmanente, el Nóu-
meno como elemento de la naturaleza exterior al ser y que jamás podremos conocer
- per se- por no ser un elemento neutro al depender del comportamiento humano,
para existir, reejado en la percepción socializante y socializadora, creyendo por mu-
chos que es la vía de salvación para la humanidad, pero que desearíamos que estu-
viera en todos nosotros.
El uso del término ético se ha vuelto palabra vacía, cualquiera, en la conversación
más frívola, garantiza su comportamiento ético, sin que esto esté sostenido en la con-
cepción metafísica del concepto. Para entender la profundidad y el sentido ontoló-
gico de la ética resulta fundamental su conocimiento a través del análisis consciente
de las diversas corrientes losócas que le han dado vida, escuchando a los grandes
representantes en las diversas épocas de su devenir histórico.
Sólo así llegaremos a comprender el profundo alcance de la ética, desentrañan-
do su verdadero sentido gnoseológico, atendiendo principalmente el pensamiento
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