Eduardo Rivera Lopez, Etica y trasplantes de organos.

AutorVazquez, Rodolfo
CargoResena de libro

Instituto de Investigaciones Filosóficas-UNAM/Fondo de Cultura Económica, México, 2001, 225 pp. *

Si bien es cierto que los temas y los problemas que ocupan la atención de la bioética están de moda y que, en cierto sentido, según la célebre frase de Stephen Toulmin, "la medicina le ha salvado la vida a la ética", (1) no por ello estamos en presencia de una nueva ciencia filosófica, ni mucho menos que la ética haya sido desplazada, o peor aún, sustituida por la bioética. Por ello es bienvenida la advertencia inicial del autor en el prólogo de su libro: la bioética "no es más que la disciplina ética de siempre ahora aplicada a estos temas [...]. Los temas tradicionales de la ética siguen teniendo, creo, vigencia, y tiene pleno sentido continuar luchando por que se reconozca la importancia de la discusión filosófica de esos problemas" (p. 7). No cabe duda de que los avances en la técnica médica representan un reto para las reflexiones éticas y, como dijera un ilustre filósofo británico, Richard Hare: "Si el filósofo de la moral no puede prestar su ayuda en los problemas de la ética médica, debe cerrar el negocio." (2)

El libro de Rivera López debe leerse, entonces, en clave filosófica, en clave de ética y de ética aplicada. Desde este punto de vista, el problema de los trasplantes de órganos constituye sin duda uno de los temas más apremiantes y, por su misma problemática, un verdadero test para las grandes teorías éticas (por ejemplo, las teorías deontológica y consecuencialista, esta última especialmente en su versión utilitarista) y para los recurrentes problemas morales: la persona y la muerte, el consentimiento en sus diversas modalidades, la responsabilidad y el paternalismo, los criterios de justicia distributiva, etc. Además de la información actualizada sobre el tema, de la puesta al día en los debates más recientes sobre el mismo, la lectura del libro constituye un genuino placer por la elegancia en la exposición de sus ideas y por la argumentación fina, puntual e inteligente.

La estructura del libro es clara: parte de la distinción entre trasplantes post mortem y ex vivo después de dedicar un capitulo inicial (cap. I) al análisis y elección de algún criterio para distinguir personas viras de personas muertas. El tema de los trasplantes de órganos post mortero se desdobla a su vez en los problemas éticos para su obtención (cap. II) y para su distribución (cap. III). Al problema de los trasplantes ex vivo se dedica todo el capítulo IV. Se cierra el estudio con dos apéndices: uno para tratar el problema de la política sanitaria en materia de trasplantes, y otro para los llamados "xenotrasplantes", es decir, el trasplante de los órganos animales a los seres humanos.

La problemática, como se puede apreciar, es amplia, minuciosa en su tratamiento y compleja, imposible de abarcar en el espacio de que dispongo. Me limitaré a destacar algunas tesis y argumentos del autor concentrando mi atención especialmente en el capítulo II, es decir, en los problemas éticos para la obtención de órganos post mortem. Como dice el autor, quizás sea "éste el problema respecto del cual existe menos resistencia en aceptar que se trata de un problema centralmente ético (y ético-jurídico)" (p. 67).

La pregunta fundamental por resolver sería la siguiente: ¿qué tipo de derechos se deben conceder a la persona respecto de sus órganos, luego de su muerte? Se abren aquí tres posibilidades:

  1. que se le conceda un derecho de propiedad completo: modelo de mercado;

  2. que sólo se le conceda el derecho de donar. Aquí se abren ocho modelos posibles según se combinen tres variables con respecto al consentimiento: explicito o tácito, universal o condicionado (bajo la condición de reciprocidad), o con validez absoluta o restringida. En un extremo tendríamos entonces el modelo de donación con consentimiento explícito, universal y absoluto, y, en el otro, el modelo de donación con consentimiento tácito, condicionado y restringido;

  3. que no se le conceda ningún derecho en absoluto, ni a la persona (ni a los familiares), considerando a todos como donantes obligatorios: "modelo obligatorio".

El autor crítica, con razón, el modelo de mercado irrestricto, pero contra lo que pudiera esperarse a primera vista, no apela a argumentos...

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