Durante la discusión del dictamen sobre libre exportación de productos nacionales

AutorGuillermo Prieto
Páginas492-502
492
DURANTE LA DISCUSIÓN DEL DICTAMEN
SOBRE LIBRE EXPORTACIÓN
DE PRODUCTOS NACIONALES*
EL CIUDADANO Prieto: Señor, cuando un orador formula el pensamiento o los
sentimientos de una asamblea, por muy limitada que sea su capacidad, está
seguro del buen éxito; pero cuando hay indicios de que la opinión general no
lo favorece, entonces tiene que recurrir, como ahora lo hago, a la indulgencia
de su auditorio, sacri cando la poca valía del orador a la importancia del
asunto que se va a discutir.
Antes de entrar en materia, me parece indispensable desembarazarme
de la parte  orida y poética del elegante orador que hizo ayer uso de la pala-
bra, y una vez que deje colocada la cuestión en toda su altura, descenderé a
algunas consideraciones sobre las que me parece que su señoría no tuvo muy
acertada apreciación.
Se ha querido revestir a esta cuestión de una trascendencia distinta de
la que tiene. Se ha venido a levantar el espíritu de los obreros, se ha hablado
de la industria nacional; y de una en otra inducción brillante se ha venido a
hacer la apología de un proyecto en que, hasta cierto punto, se desconocen
los más obvios principios económicos. La cuestión, señor, no es de libre cam-
bio, la cuestión no es de proteccionismo, no es de obreros, no se debe com-
prender en todas esas rami caciones económico-sociales que dan importan-
cia a cuestiones de naturaleza semejante cuando se tratan en otro terreno. La
cuestión la tenemos que limitar simplemente a la de oferta y de demanda, a
una cuestión de circulación de mercancías, a una cuestión de buscar otros
mercados, en condiciones semejantes o ventajosas, para la mercancía que,
por la repulsa que encuentra la plata en Europa, no encuentran salida. Ésta
es pura y exclusivamente la cuestión, y para tratarla no es necesario recurrir a
la historia, ni a las causas de la Revolución francesa, ni a otras conside-
raciones que ha tenido el orador haciendo uso del inagotable caudal de su
erudición, y de su ilustración riquísima, sino que es necesario que en esto si-
gamos nosotros el ejemplo de las demás naciones. Una vez que hay determi-
nadas circunstancias que originan la baja de la plata mercancía, nosotros te-
nemos la necesidad de proporcionar la salida de nuestro efecto, poniéndolo
en el mercado en condiciones semejantes o ventajosas al de los otros países.
* Pronunciado en el Octavo Congreso Constitucional durante la sesión del 29 de septiembre
de 1876.

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