La dictadura

Páginas268-271
DERECHO
PÚBLICO
ROMANO
CAPÍTULO
III
LA
DICTADURA
Es
probable que
ya
al
ser abolida
la
unidad
en
la
soberanía,
quedara
prevista
la
posibilidad de su resta-
blecimiento
transitorio,
puesto que á
tod
,o
jefe
de
la
co-
munidad, lo mismo al cónsul que al
tribuno
consular,
le
fue
concedido el derecho de
nombrar
á
su
arbitrio, sin
que cupiera aquí
la
intercesión de los colegas,
un
ma-
gistrado supremo, superior
tanto
al que le nombraba
como á
su
ó á sus colegas, y de suprimir de
este
modo,
provisionalmente,
la
colegialidad.
La
denominación que
á este magistrado se daba
era
la
de magiste·r popul·i, ó sea
el
maestro del ejército; posteriormente se acostumbraba
llamarle
dictador, sin que podamos
dar
una
explicación
satisfactoria de por qué.
Incuestionablemente, este cargo, lo mismo que el
de
cónsul, les estuvo reservado
en
un
principio á los patri-
cios; pero los plebeyos tuvieron acceso
tampién
á él más
tarde,
probablemente desde el mismo momento
en
que
conquistaron el derecho de ser nombrados cónsules.
Que
la
dictadura:
era
el más alto
puesto
en
la
jerar-
quía de los magistrados, lo demuestra
su
posición de su-

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