Para después del triunfo, Regeneración. 28 de enero de 1911

AutorRicardo Flores Magón
Páginas677-678
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NO, COMPAÑEROS, no hay que dejar, para cuando
caiga el tirano, la implantación de los salva-
dores principios del Partido Liberal. Algu nos re-
volucionarios creen que basta con derribar a Díaz
para que caiga sobre el pueblo una lluvia de ben-
diciones. Otros piensan que es indiferente luchar
bajo la bandera de cualquiera de los dos partidos
revolucionarios: pues dicen que lo primero es de-
rribar al tirano, y que, una vez conseguido esto
y hecha la paz, los dos partidos revolucionarios
—el Liberal y el Antirreeleccionista— convoca-
rían al pueblo a elecciones, se reuniría un congreso
que estudiase el programa del Par tido Liberal y se
tendría ya listo un flamante presidente que ejecu-
tase la voluntad del no menos flamante congreso.
El pueblo es el eterno niño: crédulo, inocente,
candoroso. Por eso siempre ha sido burlado en
sus aspiraciones, y por eso, también dolorosos
sacrificios han sido estériles.
Abramos bien los ojos, compañeros deshere-
dados. No confiemos a ningún gobierno la solu-
ción de nuestros problemas. Los gobiernos son
los representantes del capital, y, por lo mismo,
tienen que oprimir al proletariado. De una vez
por todas, sabedlo: ningún congreso aprobará el
programa del Partido Liberal, por que no seréis,
vosotros los desheredados, los que vayáis a sen-
taros en los bancos del congreso sino vuestros
amos, y vuestros amos tendrán el buen cuidado
de no dejaros resollar. Vuestros amos rechazarán
indignados el programa liberal de primero de
julio de 1906, porque en él se habla de quitarles
sus tierras, y las aspiraciones de los proletarios
quedarán burladas. A los bancos del congreso no
van los proletarios, sino los burgueses.
Pero aun suponiendo que por un verdadero
milagro todos los bancos del congreso estuvieran
ocupados por proletarios, y que, por esa razón, se
aprobase el programa del Partido Liberal Mexi-
cano, y se decretase la expropiación de la tierra
para entregarla al pueblo; aun suponiendo que al
frente de los destinos del país se encontrase un
ángel bajado del cielo para hacer cumplir la vo-
luntad del congreso, ¿creéis que los señores ha-
cendados obedecerían la ley y se dejarían quitar
las tierras? Suponer eso, creer que los ricos se
someterían a la humillación de quedar en la
misma posición social que los trabajadores, es
una verdadera niñería. No; los señores hacenda-
dos se levantarían en armas si algún congreso
tuviera la audacia de decretar la entrega de la
tierra al pueblo, y entonces el país se vería en-
vuelto de nuevo en las llamas de una revolución,
en la que tal vez naufragasen las sanas aspiracio-
nes de los trabajadores inteligentes.
¿Qué necesidad hay de aplazar la expropia-
ción de la tierra para cuando se establezca un
nuevo gobierno? En la presente insurrección,
cuando el movimiento esté en toda su fuerza y el
Partido Liberal haya logrado la preponderancia
necesaria, esto es, cuando la fuerza del Partido
pueda garantizar el éxito de la expropiación, es
cuando debe hacerse efectiva la toma de pose-
sión de la tierra por el pueblo, y entonces ya no
podrán ser burladas las aspiraciones de los des-
heredados.
Compañeros: Benito Juárez fue instado, du-
rante la revolución de Reforma, a que no quitase
al clero sus bienes sino hasta que se hiciera la
paz. Pero Benito Juárez vio bastante lejos, y com-
*Fuente: Antología: México en el siglo XX, México, UNAM, núm. 22, pp. 335-538, Lecturas Universitarias, 1983.
Para después del triunfo,
Regeneración
,
Ricardo Flores Magón*
Regeneración, 28 de enero de 1911
1911
TEXT O ORIG INAL

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