Delincuencia organizada, la otra cara de la moneda

AutorSalvador Ricavar Cisneros
Páginas62-64
62
THEMIS | DOSSIER: DIEZ AÑOS DE LA REVISTA THEMIS
Delincuencia organizada,
la otra cara de la moneda
Hoy en día se tiene una batalla
permanente en contra de la llamada
delincuencia organizada, un comba-
te armado y violento, en busca de la
paz y tranquilidad social (que ironía,
¿verdad?). No es malo o descabella-
do enfrascarse en esta guerra, lo que
si podría resultar muy criticable es el
hecho de que sólo se combate a las
organizaciones de tráco de droga,
conocidas como CÁRTELES, ya que
esa lucha esta perfectamente identi-
cada, y aunque no conocemos los ob-
jetivos reales, sus metas a corto, me-
diano y largo plazo, tenemos la idea
general de que se trata de erradicar
la producción, tráco, y consumo de
estupefacientes y drogas ilícitas. Pero
se olvida por completo a la otra “de-
lincuencia organizada”; a aquella que,
desde el enfoque de quien escribe, es
mucho más grave, más destructiva y
más ecaz en sus objetivos de dañar a
esta nación e impedirle su crecimien-
to y su desarrollo social: LA CORRUP-
CIÓN Y LA IMPUNIDAD.
Cito a nuestra Carta Magna: “Artículo
39.- La soberanía nacional reside esen-
cial y originariamente en el pueblo.
Todo poder público dimana del pue-
blo y se instituye para benecio de
éste. El pueblo tiene en todo tiempo el
inalienable derecho de alterar o modi-
car la forma de su gobierno.”
Publicado en “THEMIS” en noviembre de 2010.
Lic. Salvador Ricavar Cisneros.
Lo cual signica, entre otras cosas, que
el estado, sus órganos, instituciones,
dependencias, departamentos, em-
pleados, representantes y trabajado-
res, existen y tienen facultades de po-
der público para actuar en benecio
del pueblo; es decir, existen para la ob-
tención del bien común (cuyo nombre
real es bien público temporal). El esta-
do mexicano (llámesele federación,
estados o municipios) debe enfocar
todos sus esfuerzos, recursos, organi-
zación y funcionamiento a la atención
de la solución a las necesidades más
apremiantes de la sociedad: educa-
ción, salud, empleo con salario justo,
servicios urbanos básicos, seguridad,
entre algunos otros.
He aquí donde se presenta la “otra”
delincuencia organizada, aquella que
vive, crece, actúa y se desarrolla al
amparo de la Ley; aquélla que se or-
ganiza para no funcionar y no cumplir
con los objetivos para lo cual fue crea-
da; aquélla que se esconde detrás de
un escritorio público y vive desorien-
tándonos en tramitología y papeleo;
aquélla que trabaja para su propio
benecio personal y/o familiar, en sus
aspiraciones económicas, políticas o
personales (permisos, licencias, autori-
zaciones, aclaraciones, etc.). Así, pues,
podemos señalar ejemplos de cómo
funciona esta delincuencia y algunos
de sus alcances y ramicaciones, que
no son todas las que existen porque
necesitaríamos un libro entero para
describirlas. Primer ejemplo: el policía
o tránsito que solicita dinero para no
detenerte, por su propia voluntad o
porque es época de cubrir cuotas de

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