El control de los procesos electorales en el sistema europeo e interamericano
Autor | José Fernando Ojesto Martínez Porcayo |
Páginas | 297-322 |
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El control de los procesos electorales
en el sistema europeo e interamericano
José Fernando Ojesto Martínez Porcayo
INTRODUCCIÓN
Samuel Huntington,1 bautizó como la tercera o la d e de mocratizac ión al
resurgimiento de la institución en diversos países del mundo. En América
Latina se puede considerar que este fenómeno data de 1978. En ese mo-
mento sólo Colombia, Costa Rica y Venezuela calificaban como democra-
cias semiconsolidadas.
Manuel Carrillo Pob lano2 sostiene que “A partir de la década de los
ochenta hemos sido testigos de un proceso de resurgimiento, desarrollo y
consolidación de las instituciones, los procedimientos y las prácticas que
le son inherentes a la democracia representativa”.
Este proceso comprende un amplio espe ctro de las exper iencias de
transición de regímenes autoritarios o totalitarios a otros de carácter de-
mocrático y experiencias de reforma y cambio político donde se ha logrado
consolidar y perfeccionar instituciones democráticas preexistentes.
El nivel más ba jo de presen cia de la democ racia representat iva en
América Latina se alcanzó en las décadas de los sesenta y de los setenta.
A las dictaduras de la región se sumaron regímenes militares en casi todos
los es tados s udamericanos: Brasil, en 1964; Argentina, en 1 966 y 1976;
Perú, en 1968; Ecuador, en 1972; Chile y Uruguay, en 1973.
1Samuel Huntington, The Third Wave: Democratization in the Twentieth Century, Norman,
Oklahoma, University of Oklahoma Press, 1991.
2Manuel Carrillo Poblano, Memoria del II Curso de Formación Judicial Electoral. Elecciones
y justicia en España y México 2002, México, Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federa-
ción, pp. 429 y ss.
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A la pa r que en las dic tadu ras fuero n elimin adas l as el eccione s,
otros país es con regím enes autor itari os ll evaba n a ca bo pro cesos elec -
toral es con r elati va regulari dad, pero con d udosa c redi bilid ad. Tal es
el caso de El S alv ado r, Guat emala, Hond uras, Nica ragu a, Pa rag uay,
Repú blic a Domi nica na y Mé xico . Las cond icio nes de la compete ncia
carec ían sobre todo de un régime n de libertad es, present ándo se con
frecu enci a el re clam o de la s s uposi cion es r espe cto de frau des elec to-
rales .
En el contexto mundial, el renovado proceso democratizar, la tercera
ola, inicia con la caída de los regímenes autoritarios de España, Grecia y
Portugal en los años setenta, siendo el punto culminante las diversas expe-
riencias democratizadoras que se producen a finales de los ochenta en los
llamados países europeos de la cortina del Este.
En América Latina dos acontecimientos relevantes alientan el resurgi-
miento o consolidación, en su caso, de instituciones y prácticas democrá-
ticas: 1) el desprestigio de los regímenes autoritarios y las dictaduras mili-
tares generadas al anterior de los diferentes países de la región (debido a
sus débiles logros en materia económica y social y la ausencia de un régi-
men d e libert ades po líticas y civi les), y 2) el fin de la Guerra Fría (1989-
1991); la desideologización de la política se tradujo en escala internacional
en un alejamiento, en un abandono de los apoyos y soportes que en deter-
minado momento actuaron para proteger regímenes dictatoriales o autori-
tarios que respondían a las lógicas del capitalismo o de su c ontrario, el
socialismo real.
Es interesante hacer notar que con excepción de Nicaragua, Panamá y
Haití, en donde por vía violenta se pretende derrocar a los regímenes au-
toritari os, el resto de los países l atinoamer icanos centra s us esfuerzos
modernizadores en el establecimiento de nuevas reglas del juego, claras,
estables y democráticas para resolver el tema de fondo: el acceso pacífico
y legal al poder. “Las elecciones democráticas se convirtieron en el factor
fundamental para tener la posibilidad de arreglar y resolver los conflictos
sociales en la arena política de manera pacífica. Para ello se trabaja en las
reglas del juego democrático.”3
3Ibidem, p. 431.
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