Conclusiones generales y propuestas

AutorAbel Perez Zamorano
Páginas309-329
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CONCLUSIONES GENERALES
La problemática descrita a lo largo de este estudio, si bien es cierto se
manifiesta localmente, tiene, sin duda, raíces muy profundas en la eco-
nomía mexicana. Se trata de un problema de naturaleza sistémica. No
estamos ante fenómenos casuísticos, de naturaleza puramente local, sino
ante fenómenos que atañen a la estructura económica nacional y cuyas
raíces tienen que ver incluso con problemas de la economía agrícola y
con los flujos de los grandes capitales. Por tanto, si la causa es de natura-
leza sistémica y general, las soluciones lo son también, y en su sentido
más profundo y abarcador tienen qué ver con la estrategia de desarrollo
de la economía nacional, incluyendo destacadamente la problemática
del campo, la demografía y otros factores de carácter nacional. No obs-
tante, sin soslayar esa verdad, lo real es que el crecimiento, muchas veces
desbordado, de conurbaciones como la aquí estudiada, genera necesidades
y problemas que demandan atención directa y acción inmediata en los
ámbitos estatal, regional y municipal. Y así como la pobreza, que en la
Zona Oriente se manifiesta en sus formas más patéticas, afecta todos los
aspectos de la vida humana, su combate debe ser igualmente integral,
no atacando tal o cual problema específico en forma inconexa. No es
posible resolver un aspecto de la marginación si no se ataca en su con-
junto. La integralidad en la naturaleza del problema impone, pues, la
integralidad en su tratamiento.
Las tendencias del crecimiento acelerado de la población, sobre todo
en la periferia de las ciudades, no es un fenómeno exclusivo de nuestro
país y responde a los movimientos de los flujos de capital en el mundo
Capítulo 9
Conclusiones generales y propuestas
Abel Pérez Zamorano
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y a la acumulación de éste, que al concentrarse en regiones específicas
genera desarrollos industriales que demandan cantidades especiales de
fuerza de trabajo. Eso ha ocurrido en nuestro país a lo largo del proceso
de industrialización iniciado desde los años cuarenta mediante el Mode-
lo de Sustitución de Importaciones, que llegaría a su fin, en medio de
una terrible crisis, en 1976 y en 1982.
La población ha fluido del campo a la ciudad, impelida por un doble
mecanismo que la expulsa del sector rural y la arroja al urbano. La pau-
pérrima productividad de un sector agropecuario incapaz de asegurar el
más elemental bienestar de la población la empuja a emigrar a la ciudad.
En el campo, la vida para los pobres es verdaderamente terrible, sin ser-
vicios, sin empleo, sin médicos ni medicinas, viviendo en comunidades
aisladas, sin acceso al agua potable, el drenaje y la escuela. No es, pues,
extraño que la población abandone el campo y emigre a la ciudad. Por
otra parte, los sectores secundario y terciario de la economía, en franco
desarrollo en las últimas décadas, han venido demandando cada vez
mayores cantidades de mano de obra, en un tirón que opera a través de
la oferta de empleos y un diferencial significativo en los salarios. Esto
explica la migración rural urbana de la que hemos sido testigos y que,
por lo demás, constituye un fenómeno mundial de reducción de la po-
blación campesina e incremento de la obrera.
El capital fluye hacia las áreas de la economía donde espera obtener
las mayores tasas de ganancia, y tras él, como su sombra, va la fuerza de
trabajo. Así las cosas, las ciudades del país, y en este caso las del centro, se
han convertido en un poderoso atractivo para empresarios en busca de
mejores oportunidades de negocios y para trabajadores en busca de me-
jores empleos, con seguridad social, salarios un poco mejores y algunas
prestaciones de ley que de otra forma el campo no ofrece. Además, en la
medida que el sector rural en México no sale de la crisis en la que se en-
cuentra ya por varias décadas, expulsa un flujo mayor de personas que no
puede absorber y van a parar a las ciudades o bien emigran hacia los Es-
tados Unidos. En el caso del Estado de México, se estima que diariamente
llegan en promedio 1,000 personas provenientes de otras entidades en
busca de trabajo, vivienda y servicios. Y la Zona Oriente se ha convertido
de manera creciente en el principal receptor de inmigrantes, provenientes
tanto del Distrito Federal como de otras entidades federativas.

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