Claudio X. González

Páginas25-27

Page 25

Aprecio mucho el premio que recibo de parte de El Mundo del Abogado. En particular se lo agradezco a dos admirados y queridos juristas: a Gerardo Laveaga, a quien conocí durante nuestros años como estudiantes en la Escuela Libre de Derecho y con quien me une la amistad desde entonces, y a José Mario de la Garza, a quien conocí recientemente y que es compañero de varias batallas en la búsqueda de que el Derecho sea verdaderamente un instrumento de justicia y transformación social en México. Igualmente agradezco a Alfonso Pérez Cuéllar y a Alfonso Guati Rojo el acompañamiento que el Ilustre y Nacional Colegio de Abogados de México y la ANADE nos han dado en varias luchas y hago votos por que vayamos juntos a muchas batallas más.

Debo admitir que me sorprendió mucho ser reconocido con este premio. Lo recibe un abogado que poco tiempo ha dedicado a la abogacía. Mi vida profesional ha sido dedicada a la función pública en una primera etapa, a la filantropía en una segunda y al activismo social en la etapa actual.

Sin embargo, en todas esas etapas ha estado presente mi convicción sobre la dolorosa fragilidad del Estado de Derecho en México, los estragos terribles que ello genera, y la necesidad de hacer algo al respecto.

Quiero relatarles una anécdota que sucedió aquí, en el Club de Industriales, hace unos tres años. Un querido compañero de la Libre, Toño Prida, organizó un foro con estudiosos y juristas, incluyendo a un ministro de la Suprema Corte, para conmemorar el aniversario número 800 de la firma de la Carta

Page 26

Magna en Runnymede, a las orillas del Támesis, en el año 1215. Cuando terminaron las exposiciones, Toño tuvo la puntada de pedirme, frente a cientos de personas y a bocajarro, que le preguntara algo a los panelistas. Con cero tiempo de reacción, lo que me vino a la mente preguntar fue lo siguiente: “Ahora que celebramos el 800 aniversario del inicio de la construcción del Estado de Derecho en Inglaterra cabe preguntarse: ¿existe en el México del siglo XXI un verdadero Estado de Derecho?” Se hizo el silencio.

Vivo como es, Toño inmediatamente le pasó el micrófono al ministro. Lo que siguió —y declaro mi aprecio por el panelista en aprietos— fue una respuesta vaga que no convenció ni al ponente. Al finalizar el evento me despedí del ministro, quien me dijo: “Me dio mucho gusto evadir tu pregunta”.

Para mí está claro. No existe un Estado de Derecho en nuestro país. Y hay que decirlo y enfrentarlo para componerlo. En...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR