Candidaturas independientes
| Autor | José Ramírez Salcedo |
| Páginas | 144-147 |
TRIBUNAL ESTATAL ELECTORAL DE CHIHUAHUA
144
Durante sesenta y seis años el sistema
electoral mexicano se caracterizó por el
monopolio de los partidos políticos para la
designación y el registro de candidatos a
cargos de elección popular. Este monopolio
concluyó formalmente -a nivel federal- con la
aprobación de las reformas electoral de 2012
y político-electoral de 2013 y cobró vigencia
con la publicación de las leyes generales
(LGIPE, LGPP y LGMIME) de mayo de 2014.
La reciente experiencia de campañas,
debates académicos y resultados electorales
hacen previsible un replanteamiento, en el
corto plazo, del marco jurídico y de la arena
política para ajustarse a esta nueva realidad,
cuando menos por lo que hace a:
Valorar el impacto y la trascendencia de las
candidaturas independientes en materia de
representatividad en un ambiente de partidos
numerosos y voto disperso.
La revisión de la idea de equidad en
la contienda y de los mecanismos que
actualmente procuran garantizarla así como
de los procedimientos de organización de los
comicios.
cierto- de los partidos para hacer más difícil el
de las leyes electorales locales- pone al frente
a la urgente necesidad de tomar decisiones
nacional, desde el texto constitucional mismo,
los requisitos de elegibilidad para quienes
opten por esta vía.
Candidaturas independientes, la representación
desconocida.
Las candidaturas independientes llegaron
para quedarse, aunque su impacto es todavía
incalculable. Las elecciones de 2015 muestran
un escaso peso relativo de las candidaturas
independientes respecto del universo pero un
enorme peso absoluto en el imaginario popular
de que es posible acceder a los poderes
legislativo y ejecutivo local y federal del país
sin la necesidad de estar sujeto a la tutela
y red de intereses de los partidos políticos
tradicionales.
Un diputado local (Jalisco), uno federal
(Sinaloa), un gobernador (Nuevo León) y
tres presidentes municipales (el de Morelia
destacadamente), aunados a una dispersión
del voto (el partido con mayor porcentaje
obtuvo sólo 29%) que demuestra que sólo hay
dos partidos con presencia nacional
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