La abogacía es una lucha de pasiones

AutorDr. Carlos Arellano García
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En los magistrales principios orientadores de la abogacía, denominados: Mandamientos del Abogado, fruto del pensamiento del ilustre procesalista uruguayo Eduardo J. Couture, se expresa como noveno mandamiento: “Olvida. La abogacía es una lucha de pasiones. Si en cada batalla fuera cargando tu alma de rencor, llegará un día en que la vida será imposible para ti. Concluido el combate, olvida tan pronto tu victoria como la derrota.”

Acerca de ese mandamiento, hemos constatado que, en la vida real, el pantanoso medio de los enfrentamientos entre las partes inmersas en controversias jurídicas, da lugar a que haya intereses irreconciliables que engendran situaciones que pueden ser delicadas y graves para los abogados. Ojalá que en la mente de los abogados, las victorias solamente se consideren como satisfacciones del deber cumplido, y las derrotas sean motivo de olvido pero, no por ello dejan de integrar un rico acervo de experiencia que puede volver más sólido y fortalecido el espíritu del abogado, por supuesto sin dejar huellas de amargura. El olvido permite que las experiencias positivas y negativas queden como pertenecientes al pasado. El abogado debe poner su vista en el presente y en el futuro, al atender los nuevos casos.

Sin embargo, en la lucha de pasiones, están involucradas las partes en el pleito jurídico correspondiente, y suelen guardar rencores y resentimientos que pueden conducir a fines aviesos. En esa situación, una de las partes, por haber perdido y aún habiendo ganado, no queda contenta sino hasta que logra meter a la cárcel a la contraria. No obstante, esa parte que metió a la contraparte a la cárcel intenta, y, a veces, logra meter a la cárcel al abogado. Éste es un peligro del que debe tomar conciencia el abogado, y cuidar su intervención hasta en el más mínimo detalle. El camino azaroso y de gran peligro que entraña la responsabilidad penal del abogado no es una entelequia, es una realidad. En efecto, sabemos de un abogado, con experiencia amplia en el ejercicio profesional, en la materia penal, que ha tenido la oportunidad de defender en procedimientos penales a veintiún abogados. Estos abogados, por supuesto, que no eran delincuentes, simplemente, cometieron errores que fueron aprovechados para imputarles conducta delictiva. No se pudieron defender solos, y tuvieron que acudir al abogado al que nos referimos.

Lo recomendable es extremar, por el abogado, las máximas precauciones, sobre todo si se manejan...

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