XLVII Legislatura 1969 Eduardo Neri Reynoso

Páginas10-31
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PROPOSICIÓN – MEDALLA “EDUARDO
NERI AL MÉRITO CÍVICO”
Fuente:
Diario de los debates
XLVII Legislatura
28 de octubre de 1969
p. 5-6
PROPOSICIÓN
- La misma C. Secretaria:
“México, D. F., a 21 de octubre de 1969.
Señor Presidente de la H. Cámara de Di-
putados. - Presente.
Honorable asamblea:
Vengo ante vuestra soberanía a proponer
se rinda un homenaje al señor licenciado
Eduardo Neri, quien fuera representante
del Distrito Electoral Federal de Chilpan-
cingo, Gro., ante la XXVI (Vigésima sexta
Legislatura del H. Congreso de la Unión).
Ningún diputado federal de esa Legisla-
tura demostró tanto valor civil, casi ex-
traordinario, como lo hiciera el licencia-
do Neri, y que desde esta tribuna enjuició
a Victoriano Huerta, por la desaparición
del ejemplar senador de la República don
Belisario Domínguez.
Sólo un hombre de la calidad moral y va-
lor temerario podía atreverse a señalar a
Victoriano Huerta como responsable di-
recto de la desaparición del senador Beli-
sario Domínguez.
Todos los mexicanos conocían cómo
trataba Huerta a sus enemigos. Estar en
contra de él era igual que tener asegurada
una sentencia de muerte.
Los diputados que escuchaban al licen-
ciado Neri comentaban, algunos casi en
voz alta: `Lo matarán’; algunos más: `Qué
insensato, lo van a asesinar al salir de la
Cámara’; y Neri continuaba con mayor
énfasis su acusación.
Señor Presidente: le ruego dé instruccio-
nes a la Secretaría para que someta a la
consideración de la Asamblea la siguiente
proposición:
1. Que se rinda un homenaje por esta
Legislatura al señor licenciado don
Eduardo Neri.
2. Que se le entregue una medalla conme-
morativa, con la siguiente leyenda:
AL VALOR CIVIL Y DEFENSOR DE LA
DIGNIDAD DEL PODER LEGISLATIVO’
Atentamente.
Diputado y general Celso Vázquez Ra-
mírez. - Diputado contralmirante Ramón
Alcalá Ferrera. - Diputado doctor Euse-
bio Mendoza Avila. - Diputado capitán de
altura Adrián Tiburcio González. - Dipu-
tado coronel ingeniero Félix Riojas Rive-
ra. - Diputado Germán Cervón del Razo.
- El C. presidente: Tiene la palabra el C.
diputado Celso Vázquez.
- El C. Vázquez Ramírez, Celso: Señor
presidente: He solicitado el uso de la
palabra para fundar la proposición que
ustedes acaban de escuchar.
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Entre los hombres olvidados y a quien
no se les ha hecho justicia, gura promi-
nentemente el licenciado Eduardo Neri,
luchador infatigable de quien Salvador
Azuela, uno de nuestros más connotados
intelectuales, dice: “El licenciado Eduar-
do Neri, representante de Chilpancingo,
se reere a la Vigésima Sexta Legislatura,
al discutirse la actitud del gobierno en
punto a la investigación que con motivo
del asesinato de don Belisario Domín-
guez tuvo el extraordinario valor de lan-
zar un reto franco a Victoriano Huerta
desde las tribunas de la Cámara de Dipu-
tados, es decir, desde esta misma tribuna.
La violenta tempestad de protesta contra
el huertismo se produce concluyendo
con la disolución del Congreso el 10 de
octubre del año de 1913 en que fueron
aprehendidos numerosos representantes,
entre ellos el señor licenciado Eduardo
Neri y atentatoriamente encarcelados en
la penitenciaría. Eduardo Neri es una
paradigma para los guerrerenses y para
todos los mexicanos si él no es revolucio-
nario, no sabemos quiénes son esas aves
raras que buscan los que nunca supieron
de los sacricios que hicieron para lograr
el México que ahora vivimos con orgu-
llo. Y sin embargo por él, uno de cuyos
ejemplares se encuentra en el Salón de
Sesiones de esta Cámara de Diputados
y otro en la Sociedad Mexicana de Geo-
grafía y Estadística . En su discurso, el se-
nador Domínguez enérgicamente llamó
al usurpador Victoriano Huerta, asesino
y traidor, el resultado no se dejó esperar.
Esbirros del chacal asesinaron al senador
Chiapaneco. Al llegar los hechos al cono-
cimiento de la Cámara de Diputados en
esa sesión memorable del 9 de octubre
de 1913, el diputado por Chilpancingo,
Eduardo Neri, dando pruebas de un valor
tan grande como el de don Belisario Do-
mínguez, y exponiéndose a ser asesinado,
pronunció el siguiente discurso:
“Señores Diputados:
Yo creí que desde la salida del doctor
Urrutia del Ministerio de Gobernación,
no seguirían aplicándose los procedi-
mientos del ingeniero Zepeda; pero des-
graciadamente, señores diputados, he-
mos visto que esos procedimientos han
seguido en pie. Por desgracia, nosotros
no hemos tomado una actitud digna de
esta Cámara, señores diputados, y yo creo
que ha llegado el momento de probar al
Ejecutivo que no es tan fácil atropellar a
un pequeño grupo de hombres que esta-
mos aquí como consecuencia del sufragio
efectivo. Es necesario, señores diputados,
que estos casos no sigan repitiéndose.
El señor Ministro de Gobernación, con
suma bondad y cortesía, recibió a la Co-
misión, y dice que va a consignar a las
autoridades judiciales el caso del señor
senador Domínguez; pero esto es lo de
siempre. Ha muerto el señor diputado
Gurrión; ha muerto el señor diputado
Rendón, a quien no parece, señores dipu-
tados, que lo han matado hombres, sino
chacales, que, no contentos con quitarle
la vida, han devorado sus restos, pues no
parecen.
Es necesario, pues, tomar una determi-
nación decisiva porque si no uno a uno
vamos desapareciendo. Yo ocurro aquí a
los intelectuales de la Cámara; a vos, se-
ñor Reyes, que sois un talento; a vas se-
ñor Vera Estañol, que lo sois igualmente
son muy justos, señor Reyes, el dolor y
la amargura que en estos momentos os
embargan; pero es más grande e intenso

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