¿Qué es el dinero blando?: Análisis sobre la naturaleza y relevancia de apoyos independientes en las campañas electorales

AutorCarlos Manuel Rosales
CargoLicenciado en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México
Páginas115-137

Carlos Manuel Rosales es Diplomado por la Universidad de Heidelberg, Maestría en Derecho, por la Universidad de Chile. Actualmente becario del Doctorado en Derecho del programa Mecesup de la Universidad de Chile. Este trabajo es parte de mi tesis doctoral: "Dos modelos de justicia electoral: los Tribunales Electorales de Chile y México", dirigida por el director del programa de Doctorado en Derecho de la Universidad de Chile, Dr. Pablo Ruiz-Tagle Vial.Page 116

Introducción

La democracia como sistema político otorga y reconoce el derecho de los habitantes de una comunidad para poder participar en la selección de sus autoridades y que éstos puedan ejercer su función de manera legítima. Así, las elecciones son el mecanismo que permite a los ciudadanos seleccionar entre las ofertas políticas y manifestar su preferencia (o no expresarla) a través del voto. Esta es la naturaleza de la democracia procedimental.2

Uno de los elementos claves del Estado democrático de derecho es garantizar a la ciudadanía el derecho de sufragar de manera efectiva (voto libre, universal, secreto, personal, intransferible, directo e igualitario) en eleccio-nes libres y competitivas (periódicas, permanentes, programadas, igualdad de recursos, públicas y transparentes). Por lo mismo, se debe controlar y vigilar que los actores políticos que contiendan por el ejercicio del poder, se conduzcan con base y dentro del marco jurídico, y en su caso, sancionar las faltas y delitos cometidos antes, durante y después de las elecciones. Sólo de esta manera se contará con autoridades legítimas.3 Sin embargo, no es fácil desarrollar y obtener una competencia que sea justa y legitima, y que esté fuera de cualquier duda.

Esta búsqueda de la legitimidad estimula al sistema democrático, lo que permite obtener una mayor pluralidad en la contienda político-electoral, es decir, se amplia y/o se fortalece el espectro de fuerzas políticas que buscan acceder al poder o asegurar su debida representación en los órganos electivos, pero también se intensifican las condiciones de la competencia político- electoral a nivel global.4

Este pluralismo ha sido un agente fundamental en las democracias actuales, para la creación de más opciones políticas y/o para la conservación de los anteriores partidos políticos.5

Los partidos requieren de una organización, conservar una formulación político-partidista y participar en las elecciones para competir por la conquistaPage 117del voto. Estas actividades necesitan, especialmente, volúmenes crecientes de recursos financieros.

Ahora, el problema no es propiamente la existencia de dinero en las campañas políticas; el inconveniente surge en el momento de elaborar las disposiciones legales que generen una contienda equilibrada, que permita a la opinión pública conocer el origen de éstos y contar con una vigilancia adecuada de los recursos de los competidores a los cargos de elección:

"El objetivo de estas normas [electorales] es diseñar y poner en práctica dispositivos que garanticen una mayor transparencia en cuanto al origen, manejo y aplicación de los recursos públicos o privados, que se encuentran a disposición de partidos políticos y candidatos".6

Pero, hoy en día, podemos observar la compleja, imprescindible y tantas veces obscura y perversa relación entre el dinero y la competencia democrática, éste es un problema aún no resuelto en las democracias occidentales.7

Lo anterior, genera un amplio debate sobre los principales sistemas para proteger de cualquier posible polución al voto y en forma general a las elecciones, en especial los relativos a los instrumentos de que se dispone para hacer valer eficazmente y oportunamente, las regulaciones sobre el control y fiscalización de los recursos financieros.8

El aspecto moral concierne a la justicia democrática, que debe reducir las inequidades de los actores electorales antes del sufragio universal. La democracia se funda sobre la igualdad y, aún más, en la libertad. Ahora bien, parece que la igualdad sólo parece ser concebible en "un pueblo de dioses" como consideró Rousseau.9

Financiamiento político

El término "financiamiento político", es prácticamente sinónimo de "fi-nanciamiento de campañas". Este se entiende como: "gasto de dinero para influir en el resultado de la elección".10

El origen del financiamiento de los partidos políticos comenzó por la necesidad de poder cubrir los gastos operativos que nacían de su naturaleza,Page 118actuación y objetivos, como: arriendo de oficina(s) o salones para sus asam-bleas, pago de sus empleados, propaganda, viajes, publicaciones, etc. De esta manera, el partido (asociación, colectivo, etc.) tenía que pagar por esos bienes y servicios. El mecanismo inicial para solventar esos gastos, fue a través de las cuotas de los afiliados y las contribuciones particulares; entonces pode-mos deducir que la naturaleza del financiamiento político fue con base en las aportaciones privadas.

La obligación por parte de los afiliados de cubrir sus cuotas y la donación de los particulares permitía (y permite aún) el derecho a participar dentro de las asambleas y poder ser considerado a algún cargo dentro el partido o como candidato representativo del colectivo político.

Posteriormente, el Estado comenzó a ayudar financieramente a los par-tidos, con base en un sistema de reembolsos por los gastos hechos por los partidos y los candidatos durante las campañas políticas.11

El objetivo de esas normas fue reducir la desigualdad económica entre los competidores políticos, pero también al mismo tiempo, dar un estímulo al sistema democrático.

De manera breve, se enuncian los lineamientos para obtener una contienda electoral justa y competitiva: I) igualdad de recursos materiales (estableciendo un límite a los gastos de campaña. El monto dependerá con relación al cargo al que se aspira -entre otras variables-); II) que estos recursos hayan tenido un origen lícito y, III) que sea transparente y de conocimiento público, todas las erogaciones de los candidatos y/o los partidos políticos (e incluso terce-ros); y, IV) la existencia (o delegación en un ente judicial) de una autoridad jurisdiccional independiente e imparcial que califique que las elecciones se hayan realizado conforme a la ley.

Actualmente, es evidente que las campañas electorales cada vez son más costosas y coloca a los actores políticos frente al problema de tener que recaudar grandes cantidades de recursos, abriéndose la posibilidad al financia-miento ilegal, al predominio cada vez mayor de fuertes grupos económicos, al tráfico de influencias y al flagelo del crimen organizado.12

Esto ha generado prácticas ilegales de recaudación y/o aportaciones con-dicionadas, contrarios a los fundamentos de la democracia, que evidencian,Page 119las graves debilidades que existen actualmente en relación con los mecanis-mos de control sobre el financiamiento político, previsto en la mayoría de las legislaciones electorales.

El problema de la financiación de la política ha adquirido una importancia cada vez mayor, por su capacidad potencial de enturbiar la transparencia de las elecciones y deteriorar la legitimidad del sistema democrático y la ética de la administración pública.13

El propósito del financiamiento público es garantizar un nivel de recursos suficientes para que la competencia electoral sea eso: una competencia entre distintas opciones con oportunidades reales de conquistar gobiernos o espacios de representación parlamentaria y no un ritual con ganadores y perdedores predeterminados.14

El principio material a regir en la competencia electoral es la igualdad financiera; se desea que no sea el dinero un factor que desbalance la compe-tencia electoral y que sean las ideas y las ofertas políticas lo primordial en las campañas; sin embargo, es aquí donde comienzan los problemas, cómo dar publicidad a las propuestas de los candidatos y partidos, sin realizar un gasto elevado en los actuales medios masivos de comunicación.15

La democracia contiene intrínsecamente la igualdad de las personas16 y por tanto, este concepto debe ser mucho más definido, cuando las personas que compiten en las elecciones tengan una contienda electoral sin ventajas. Como expusimos antes, la igualdad en los recursos económicos en una elección es la base de la competencia equilibrada. Sin embargo, como se expondrá más adelante, depende mucho del sistema electoral que se analice, pues se puede preferir la libertad de expresión, sin darle tanta importancia a la cantidad de fondos recaudados y erogados en la campaña electoral (i.e. EEUU) o privi-legiar la igualdad económica en la contienda política (i.e. Argentina, Chile, México, etc.).

Así como lo expresó Giovanni Sartori: "Más que ningún otro factor es la competencia entre partidos con recursos equilibrados (políticos, económicos y humanos) la que genera democracia".17Page 120

Si bien podemos determinar que la base para obtener una competencia justa es la igualdad en los recursos financieros que podrán gastar los competi-dores a los cargos públicos, esta equidad se origina y se conforma más en fijar un tope máximo de gastos. Este máximo posible lo determina la autoridad con base en la normativa, y éste se ajusta a diversos factores como número de ciudadanos inscritos en cierto distrito o circunscripción electoral, monto del salario mínimo vigente, entre otros factores.

El límite a los gastos electorales es una fórmula eficiente que se creó para construir condiciones medianamente equitativas para la competencia política. Estos límites pueden ser tanto a los gastos generales de los partidos, así como a los que puedan hacer los candidatos a título individual.18

Entonces tenemos al límite económico como barrera, para que no haya ventaja en las campañas electorales. Esto nos...

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