Visita a un poeta

AutorAndrés Henestrosa
Páginas562-564
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ANDRÉS HEN ESTROS A
cabalmente. Porque no es la suma de datos, de documentos, de verdades, lo
único que constituye a un historiador, sino el criterio que nace de esa infor-
mación, y la capacidad de sintetizarla. Y Burgoa sobrepone al criterio histórico,
sus creencias religiosas, y la síntesis queda frustrada por la superabundancia
de digresiones completamente ajenas a la historia.
Pero a Burgoa todo eso se le puede permitir, porque él era un cronista,
un literato, y un hombre empeñado en una ta rea de evangelización; por lo
mismo, todo lo que escribía apuntaba a esta desembocadura: cristianizar a
los indios.
En él, la historia era también un medio, una táctica, un modo de reforzar
en sus hermanos los predicadores, la decisión de llevar la luz del evangelio a
los indios de la antigua Antequera. De ahí que en sus obras convivan el sermón,
el apóstrofe, la leyenda, el treno bíblico; también las lamentaciones por la des-
trucción de los indios en manos de los dueños de minas y de ingenios.
Quedan entonces la Palestra y la Geográfica Descripción como meras fuentes,
como el monte de notas por el que hay que atreverse en busca de la flor o de
la aguja perdida en el pajar.
Y es esto lo que por siglos se ha estado esperando: que alguno reduzca las
obras de Burgoa a líneas que sean útiles a la historia, a la etnografía, a la músi-
ca, a la literatura de Oaxaca. Y es lo que nos hemos vuelto a proponer.
18 de mayo de 1958
Visita a un poeta
Entre las cosas que más me placen de Oaxaca –tomar aguas frescas en el mer-
cado, visitar Santo Domingo, oír las retretas de la alameda– se encuentra una
que jamás dejo de cumplir, igual que si evitarla despojara al viaje de su cabal
encanto: visitar al poeta Félix Mar tínez Dols en su pequeña librería. A eso,
al mercado de libros y de útiles escolares, que es otra forma del ejercicio lite-
rario, se reduce la vida actual del poeta. Encorvado por los años, pequeñito,
con un poco de hormiga y otro poco de chicharra, ahí se le encuentra despa-
chando en el mostrador, cuando más con el auxilio de algún empleado o de un
pariente cercano. No obstante la acción del tiempo implacable, Martínez Dols
se conserva despierto, dócil al recuerdo, la memoria pronta. Si el interlocutor

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