Versos olvidados de Urbina

AutorAndrés Henestrosa
Páginas723-724
AÑO 1957
ALACE NA DE MINUC IAS 723
No quiero herir su pudor y lo dejo solo, entregado a la infinita tristeza de
estar preso, ausente de la amada que a lo mejor lo escucha entre las ramas
de aquel cocotero, que ahora apuntala la mañana y da paso al sol.
4 de septiembre de 1960
Versos olvidados de Urbina
En Mi di ario de Federico Gamboa, correspondiente al día 29 de agosto de
1921 –Excelsior, 31 de agosto de 1960– leemos:
“De súbito quiere Miguel Lerdo (de Tejada) que especialmente escuche
yo un ‘vals-canción’ con que musicó unos versos de Urbina, que dice:
Tu amor es en mi vida
como un milagro, he cho
por obra de un divino
poder que todo alca nza.
Tocaste con tu mano
la herida de m i pecho;
y floreció mi herid a,
con rosas de esperanza .
Como árbol en dici embre,
mi corazón impuro,
tinta en su desnu da
miseria; y lo sa cudes.
Y de él brotan (sic) un enjambre
de ensueños , al conjuro
de no sé qué enca ntada
varita de virtu des.
”Pásmanme –continúa Gamboa– tan lindos versos; ahogado de emoción,
me aparto del piano.”
La letra de la canción de Miguel Lerdo de Tejada no es la única a la que
hayan puesto música los compositores mexicanos: Higinio Vázquez Santa Ana
recoge en Can ciones, cantares, corridos (s. a.), “La cajita”, con música de autor

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