¿De veras es un conservador Guillermo Ortiz Mayagoitia?

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Los adjetivos conservador y liberal se aplican, hoy día, con inquietante ligereza: No se busca conservar lo mismo en Irak que en Japón y no es igual ser un liberal en el ámbito económico que en el moral. En los umbrales del siglo XXI, en el mundo occidental, suele calificarse de conservador a aquel que pretende, en términos generales, un gobierno pequeño, con pocas facultades, y de liberal, a quien busca un gobierno más grande y activo.

A la hora de iniciar un examen, sin embargo, el panorama rebosa contradicciones. Los conservadores se desgarran las vestiduras cuando el libre mercado, que ellos dicen defender, se propone para los narcóticos o para competir con sus propios monopolios. También, cuando "la moraI" entra en escena. Entonces se olvidan de sus principios y pretenden regular hasta la vida sexual de las personas. Los liberales, por su parte, son capaces de dejar pasar casi cualquier conducta -por lesiva que ésta resulte para la cohesión social- si quien la practica lo hace en nombre de"la Libertad".

No creo que Guillermo Ortiz Mayagoitia comulgue con ninguna de estas ideologías que, en el fondo, no hacen sino ocultar los intereses de quienes las esgrimen.

Si tuviera que elegir un adjetivo para calificar al actual presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, sólo uno, no perdería un segundo entre los dos a que he hecho alusión. Me inclinaría, en cambio, por el de receptivo. Su capacidad para aprender, para llegar a nuevas conclusiones después de haber estudiado un asunto, es lo que más llama la atención. Por lo menos, dentro de la comunidad jurídica de México. A diferencia de algunos de sus compañeros del Pleno, que desde que egresaron de la universidad no han modificado un ápice su visión del mundo -sea esta de "derecha" o de "izquierda"- de la Constitución o del papel del Estado, él sorprende por la apertura con la que mira su entorno.

Hace cuatro años, cuando algunos de sus amigos le instigaron a expresar su deseo de encabezar la judicatura federal, él meneó la cabeza: "No es mi tiempo", declaró. A finales de 2006, sin embargo, presentó el plan de trabajo más extenso para convertirse en presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. "Fue el que más en serio tomó su candidatura", comentó uno de sus colegas. Y vaya que si lo hizo...

¿Significa esto que sea un hombre voluble? En modo alguno. Ningún jurista se gana la fama de ser el técnico más acucioso de nuestro Máximo Tribunal como se lo ha ganado...

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