La valoración de empresas

AutorMiguel Buitrón Pineda, José Humberto Cárdenas Cabrera, Norberto Castillo Sánchez, Mauricio Cristante Skinfield, Enrique Galeana Herrera, Salvador García Briones, Francisco García Naranjo Álvarez, Joaquín González Chávez, Fernando Gómez Gutiérrez, José Manuel Juárez Rodríguez, Ricardo Lechuga Reyes, Gerardo López Nájera, Demetrio Filadelfo ...
Páginas501-534
Objetivo:
Conocer los conceptos y consideraciones básicas, así como los principales
métodos de valoración de empresas, para fundamentar cómo llevarla a cabo y
aplicar las herramientas necesarias que permitan discutir, analizar y decidir sobre
los resultados que se obtengan.
Introducción
El Fomento de la Confianza en la Valoración (International Valuation
Standards Council [IVSC, por sus siglas en inglés [International
Valuation Standards Committee]), emite las normas que se
denominan International Valuation Standards (IVS), que representan
los principios de valoración generalmente aceptados a nivel
internacional. En dicho ordenamiento se define el valor como:
Un concepto económico que se refiere al precio más probable en que los
compradores y vendedores concluirán por un bien o servicio que está en
venta. El valor no es una verdad absoluta, sino una estimación del precio
probable que se pagará por los bienes o servicios en un momento dado,
de acuerdo con una definición particular de valor. El concepto económico
de valor refleja el punto de vista del mercado sobre los beneficios que
recibiría quien posee el bien o servicio desde la fecha efectiva de la
valoración.
Determinar el valor de una empresa se ha convertido en un reto
conforme la globalización en los negocios se hace presente en la
vida cotidiana de las entidades económicas, pues cada vez más
escuchamos que empresas de otras latitudes manifiestan interés en
comprar, fusionarse o participar en empresas locales y viceversa;
también existe la posibilidad de que empresas ya establecidas se
interesen en adquirir a otras de reciente creación en donde la
innovación juega un papel esencial mediante el desarrollo de
modelos de negocio disruptivos que revolucionan la industria.
Las empresas que cotizan en Bolsa tienen a su alcance información
que les permite desarrollar un ejercicio de valoración con relativa
facilidad que derivará en un resultado fiable y verificable. Aquellas
empresas que no cotizan en Bolsa se enfrentarán a una
problemática que inicia desde la búsqueda de comparables,
pasando por la adecuación de métricas hasta llegar a la
interpretación de los resultados obtenidos.
Por lo anterior, en este capítulo se proporcionarán los conocimientos
fundamentales para comprender y aplicar los distintos métodos de
valoración; empleando las herramientas que mejor se adecuen al
tipo, tamaño e industria de la empresa que se pretenda analizar.
De esta manera, el capítulo se ha divido en cuatro secciones; en la
primera se abordan las generalidades de la valoración de empresas,
como sus conceptos básicos, consideraciones y propósitos; en la
segunda sección se describen los métodos de valoración más
utilizados, clasificándolos de acuerdo con su enfoque, basados en el
valor patrimonial, en los ingresos, con base mixta, en flujos, en la
creación de valor y en opciones; en la tercera sección se abordan
los factores colaterales que inciden en la valoración, tanto los
internos como los externos; por último, en la cuarta sección se
describen los errores a evitar en la valoración de empresas, así
como algunas conclusiones al término del capítulo.
9.1 Generalidades
9.1.1 Conceptos básicos
La valoración de un negocio en marcha es un proceso que va más
allá de solo cuestiones técnicas, pues precisa en gran medida de la
intervención de factores en su mayoría no financieros. Tener clara
esta lógica permite interpretar el valor económico de una entidad
como un primer paso del ejercicio de valoración.
Ahora bien, valorar es emitir una opinión o un juicio, por lo tanto, es
subjetiva. Como toda opinión, puede estar o no suficientemente
fundamentada. Una valoración correcta es aquella que está
técnicamente bien realizada, elaborada sobre supuestos razonables
y que tiene en cuenta la perspectiva bajo la que se lleva a cabo:
valor para qué, valor para quién, valor en qué circunstancias.
La utilidad, que es el objetivo primordial de la empresa en el enfoque
clásico, puede medirse de múltiples formas: respecto al capital total
invertido o la utilidad por acción; a corto, mediano o largo plazo;
antes o después de intereses e impuestos, de reservas o de
dividendos; etc. Definimos la utilidad a largo plazo como la
sumatoria actualizada de los beneficios esperados futuros, durante
un periodo determinado, su cálculo está basado en proyecciones de
variables de ingresos y de gastos, efectivamente realizados, sobre
un horizonte temporal, es decir, es por sí un primer método de
valoración.
La contabilidad es la fuente de información más inmediata para
valorar los recursos económicos y financieros con que cuenta una
empresa. Sin embargo, al estar conformada por elementos tangibles
e intangibles, suele quedar rebasada, debiendo complementarse
con metodologías que le permitan integrar el valor de las
competencias distintivas y de otras circunstancias cualitativas que
no se encuentran consideradas en sus libros.
En cualquier caso, las limitaciones teóricas de la contabilidad no
vienen dadas por un descuido o un planteamiento equivocado, sino
por la dificultad de valoración de los intangibles, que son el conjunto
de activos productivos o generadores de valor que están basados
en la información y el conocimiento, su valoración es difícil y
bastante subjetiva, la propia reputación de la empresa es una fuente

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