Valentín Gûmez Farìas
| Autor | Francisco Gomez Flores |
| Páginas | 25-38 |
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V alentÌn GÛmez FarÌas
1781-1858
DAMOS COMIENZO a esta serie de biografías
de liberales ilustres, con la del patriarca de
la democracia en México; con la del primer
sostenedor inmortal de los principios her-
mosísimos que ahora constituyen nuestro
modo de ser político; con la de uno de los
más beneméritos ciudadanos y más gran-
des patriotas que ilustran las páginas de
nuestra historia; con la del venerable D.
Valentín Gómez Farías, en suma, cuya lar-
ga y preciosa existencia estuvo consagrada,
íntegra, a la obra de la redención moral del
pueblo mexicano, como corolario de la in-
dependencia ya lograda tras once años de
portentosa lucha. Gómez Farías fue no sólo
un antecesor de la Reforma, un profeta, un
iluminado de la libertad, sino el primero que
con una osadía de inteligencia y un valor
cívico verdaderamente asombroso y digno
de eterna remembranza, retó al poder cuasi
omnímodo entonces del clero y puso a raya
sus temerarias pretensiones, ejecutando las
atrevidas leyes del Congreso de 1833, que
pueden considerarse las primeras que en
México tendieron abiertamente a destruir
por su base la supremacía eclesiástica en los
asuntos civiles. Él es uno de los iniciadores
de nuestra Reforma y si bien antes que él
escribió el Dr. Mora acerca de ella, y aun
puede decirse que también Fernández de Li-
zardi, asentando los principios que vinieron
a promulgarse en 1859 por D. Miguel Lerdo
de Tejada, consta que Gómez Farías indujo
al Dr. Mora a expresar su parecer contra las
grandes ventajas adquiridas por el alto cle-
ro sobre los legítimos derechos de la nación,
considerándolos como un monumento de
oprobio y degradación para la República.
Precursor y vidente de la Reforma, Gó-
mez Farías amolda su conducta a un pro-
grama inflexible, del que no se separa un
ápice, cual si tuviese la plena convicción del
triunfo ulterior de sus ideas y la concien-
cia íntima de que su nombre llegaría a ser
el primero en el índice perdurable de los re-
formadores mexicanos. La exaltación de sus
conceptos y su dignísima intransigencia en
cuestiones fundamentales de organización
política, le aquistaron el apodo de Gómez
Furias; pero este alias, mote o sobreapellido
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