¿Va en serio la lucha contra la corrupción?

AutorÁngel M. Junquera Sepúlveda
CargoDirector
Páginas1-1
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El Mundo del Abogado
¿VA EN SERIO LA LUCHA
CONTRA LA CORRUPCIÓN?
La detención en Mallorca de
Alonso Ancira, dueño de Altos
Hornos de México, así como
la orden de captura de Emilio
Lozoya, ex director de PEMEX, han
suscitado toda suerte de especu-
laciones: ¿de veras ha comenzado
la lucha contra la corrupción en el
régimen de Andrés Manuel López
Obrador? ¿No había prometido el
presidente amor y paz a todos los
servidores públicos de los gobier-
nos anteriores? ¿Quiénes serán los
próximos blancos?
Aunque Alejandro Gertz Ma-
nero, fiscal general de la nación,
ha dicho y repetido que no se
persigue ni al magnate acerero
ni al ex político por Odebrecht
sino por la compra de la planta de
chatarra de Agro-Nitrogenados
que se pagó muy por encima de
su costo, todo lleva a Odebrecht.
Los delitos fiscales por los que fue
procesado Al Capone tenían que
ver, así fuera remotamente, con el
tráfico de licor…
La ola corruptora de la petrolera
brasileña ha tenido repercusiones
en toda América Latina. Hubo
denuncias, acusados, detenidos
y procesados en varios países de
la región. En Perú, sin ir más lejos,
más de un ex presidente actual-
mente está en prisión por este
caso: México había sido la excep-
ción. Cuando Santiago Nieto, fiscal
electoral, dirigió sus baterías contra
Emilio Lozoya, al ex director de PE-
MEX no se le tocó ni con el pétalo
de una rosa. Nieto, en cambio, fue
cesado tras un absurdo procedi-
miento que, desde el principio,
tuvo un tufo de podredumbre.
Claudia Ruiz Massieu, Miguel
Osorio Chong y otros destacados
priístas juran y perjuran que Enri-
que Peña jamás solapó a Lozoya.
Hay otros priístas distinguidos,
sin embargo, que consideran que
si Peña no hubiera protegido a
Lozoya y lo hubiera puesto tras
las rejas, el PRI no habría salido
tan maltrecho de las elecciones
de 2018. “Al presidente le faltaron
agallas”, acusan.
Pero más que las opiniones en
un sentido o en otro, los hechos
hablan por sí mismos. Lozoya
pudo convertirse en intocable
sólo porque el desvío de fondos
que efectuó —todo parece indi-
carlo así— benefició a otros. ¿A
quiénes? ¿Cómo? ¿Hasta dónde?
Nadie cree que su actuación se
haya limitado a la casona de 38
millones de pesos en Lomas de
Bezares…
Ahora, no obstante, las cosas
han cambiado. Con una aguda
visión de Estado, un deseo de ser
aplaudido y una valentía que ya
quisieran muchos fiscales en el
mundo —cualidades que requiere
todo aquel que trasciende en el
mundo de la política—, Santiago
Nieto se ha empoderado en la
Unidad de Inteligencia Financie-
ra (UIF) y ha unido fuerzas con
Alejandro Gertz para enviar un
mensaje contundente: nadie está
por encima de la ley.
“Las acciones de Hacienda son
ilegales y arbitrarias”, han protes-
tado los administradores de la
siderúrgica, al tiempo que activan
los protocolos para que AHMSA
siga operando. “Hemos tramita-
do un amparo para conocer, al
menos, los motivos de la orden de
aprehensión”, ha anunciado Javier
Coello Trejo, defensor de Emilio Lo-
zoya. Santiago Nieto, por su parte,
ha expresado su confianza en que
los jueces “entiendan lo que está
en juego”.
Entre políticos y empresarios
suele bromearse diciendo que el
problema no es violar la ley, sino
hacerlo sin que se les sorpren-
da. “Y si te sorprenden —añaden
cuando están en confianza—, para
eso están los abogados.” Pero hoy,
las evidencias de compras infladas,
peculados y corruptelas son tan
escandalosos que difícilmente los
abogados van a tener éxito.
El Sistema Nacional Antico-
rrupción ha demostrado ser una
simulación de pies a cabeza, como
lo hemos denunciado en este es-
pacio. A pesar de números, cifras y
elocuentes conferencias de aboga-
dos bien intencionados, nunca se
ha traducido en detenciones que
reduzcan las cifras de la impuni-
dad. Lo de Ancira y Lozoya es otro
cuento. Puede serlo, al menos.
Si son inocentes, habrá que
explicar, entonces, qué pasó con la
planta de chatarra de Agro-Nitro-
genados y quién es el responsable
de los desvíos y las funambulescas
triangulaciones en Odebrecht,
como bien lo anticipó Raúl Cervan-
tes quien —se repite cada día con
más frecuencia— renunció a su
cargo cuando advirtió que no se
le iba a permitir actuar en el tema
de la petrolera brasileña. Esto es lo
que esperamos los mexicanos.
Ángel M. Junquera Sepúlveda
Director

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