Urbina, amigo de la Revolución Mexicana

AutorAndrés Henestrosa
Páginas625-627
de Juan de Arrué, el Apeles del Nuevo Mundo, que dijo Francisco de Burgoa,
máximo cronista de Oaxaca. Remataría esta primera etapa de la excursión
en la vieja Antequera, apacible y recatada. ¿Hace falta decir que una visita a
Santo Domingo, a Mitla, y Monte Albán son los capítulos más atrayentes de la
guía? Luego, camino de Tehuantepec, visitar la iglesia de Tlacolula, joya del
siglo XVI, hermana menor de Santo Domingo y L a Soledad. Después, tras de
superar cumbres de áspera belleza, descender a la tierra istmeña, de azules
lejanías. Allí bañarse en Ventosa, cerca de Salina Cruz, a un paso de la ciudad de
Tehuantepec, llegar a Punta de Agua a un lado de Juchitán, playa digna de ser
gustada de propios y de extraños. Dos cosas no pueden quedar fuera de progra-
ma: un matrimonio indígena y un entierro. Si es en mayo, asistir a una “tirada
de frutas” en Juchitán, en la que cien carretas adornadas recorren las princi-
pales calles, seguidas de atarrayeros que, materializando la parábola bíblica,
se convierten en pescadores de hombres. No puede faltar tampoco la visita a
los mercados, asistidos solamente por mujeres que cuentan en su lengua las
más extremas barbaridades, sin alarma de nadie. Aquí está una señora –¿la
ves, lector?– que se adorna la cabeza y la boca con dos encendidas rosas. Aquí
una doncella, vendedora de aguas frescas, que te sonríe al pasar; más allá otra,
apoyada en un muro, posando para un fotógrafo o pintor, que sólo ella ve.
Y de pronto, sin apenas anunciarse, se derrumba la noche. Una noche re-
machada de estrellas, como si fuera a quedarse para siempre. Súbito, el día,
tan inmensamente alumbrado, que se diría eterno.
¿No es verdad, lector, que vale la pena intentar alguna vez esta ideal ex-
cursión?
19 de abril de 1959
Urbina, amigo de la Revolución Mexicana
Es muy extendida la idea de que Luis G. Urbina fue un enemigo de la Revo-
lución Mexicana que lo puso, más por propia voluntad del poeta que por otra
cosa, fuera de la patria. Su amistad con Justo Sierra y su apego al viejo régimen
dentro del cual creció y tuvo acomodo –escribió en periódicos y revistas, sirvió
la secretaría particular de Sierra– parece colocarlo naturalmente en el lado
opuesto al movimiento de 1910, no siendo verdad. Urbina, formado como su
AÑO 1959
ALACE NA DE MINUCI AS 625

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