Estados Unidos como una nación en desarrollo: consideraciones sobre las peculiaridades de la historia estadunidense

AutorStefan Link - Noam Maggor
CargoDartmouth College - Queen Mary University of London
Páginas791-834
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EL TRIMESTRE ECONÓMICO, vol. LXXXVII (3), núm. 347, julio-septiembre de 2020, pp. 791-834
* Artículo recibido el 20 de abril de 2020 y aceptado el 29 de abril de 2020. Publicado originalmente
como “The United States as a developing nation: Revisiting the peculiarities of American history”, Past
& Present, 246(1), 269-306. © 2020, Past and Present. Los autores expresan su agradecimiento a Sven
Beckert, Christine Desan, Paul Kramer, Erez Maggor, Charlie Maier, Scott Nelson, pseudoerasmus y los
cinco lectores de Past and Present por su retroalimentación crítica, que inspiró y ayudó a mejorar este
artículo. [Traducción del inglés de Luis Arturo Velasco Reyes.]
** Stefan Link, Dartmouth College (correo electrónico: stefan.j.link@dartmouth.edu). Noam Maggor,
Queen Mary University of London (correo electrónico: maggor1@gmail.com).
doi: 10.20430/ete.v87i347.1097
Estados Unidos como una nación en desarrollo:
consideraciones sobre las peculiaridades
de la historia estadunidense*
The United States as a developing nation:
Revisiting the peculiarities of American history
Stefan Link y Noam Maggor**
AbstrAct
It has recently been suggested that the economic departure of the United States
after the Civil War marked a “Second Great Divergence”. Compared to the “First”,
the rise of Britain during the Industrial Revolution, this Second Great Divergence
is curiously little understood: because the United States remains the template for
modernization narratives, its trajectory is more easily accepted as preordained than
interrogated as an unlikely historical outcome. But why should development have
been problematic everywhere but in the United States? This Viewpoint argues that
a robust explanation for the United States’ rise is lacking: it can neither be found
in an economic history literature focused on factor endowments nor in internalist
Americanist historiography, which often reproduces overdetermined accounts of
modernization inspired by Max Weber. The most promising avenue of inquiry, we
argue, lies in asking how American political institutions congured what should
properly be called an American developmental state. Such a perspective opens up a
broad comparative research agenda that provincializes the United States from the
perspective of development experiences elsewhere.
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Keywords: United States; developmental state; liberalism; Dutch disease; industrial-
ization; Great Divergence.
resumen
Recientemente, se ha sugerido que la partida económica de los Estados Unidos des-
pués de la Guerra Civil marcó una “segunda Gran Divergencia”. En comparación con
la “primera” —el surgimiento de Gran Bretaña durante la Revolución industrial—,
esta segunda Gran Divergencia es curiosamente poco entendida: debido a que los
Estados Unidos siguen siendo la plantilla para las narrativas de modernización, su
trayectoria es más fácilmente aceptada como preordenada que interrogada como un
resultado histórico poco probable. Pero ¿por qué el desarrollo debería haber sido
problemático en todas partes, excepto en los Estados Unidos? Este artículo argu-
menta que falta una explicación sólida para el ascenso de los Estados Unidos: no se
puede encontrar en una literatura de historia económica centrada en las dotaciones
de factores ni en la historiografía americanista internalista, que a menudo repro-
duce relatos de modernización sobredeterminados inspirados por Max Weber.
La vía de investigación más prometedora, argumentamos, es preguntar cómo las
instituciones políticas estadunidenses conguraron lo que debería llamarse ade-
cuadamente un Estado de desarrollo estadunidense. Tal perspectiva abre una amplia
agenda de investigación comparativa que provincializa a los Estados Unidos desde
la perspectiva de las experiencias de desarrollo en otros lugares.
Palabras clave: Estados Unidos; Estado desarrollista; liberalismo; síndrome holan-
dés; industrialización; Gran Divergencia.
Entre 1850 y 1950 los Estados Unidos transformaron decisivamente su
lugar en el orden económico mundial. En 1850 este país era fundamental-
mente un exportador de algodón producido por esclavos para una Europa
en proceso de industrialización. El crecimiento de la economía estaduni-
dense permaneció enclavado en modelos consolidados del comercio atlán-
tico. Cien años después el país se había transformado en el líder industrial
indiscutible y en el proveedor hegemónico de capital del mundo. Tras emer-
ger victorioso de la segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos habían
desplazado a Gran Bretaña como la potencia predominante —s aún que
Link y Maggor, Estados Unidos como una nación en desarrollo 793
su contendiente en la Guerra Fría— para imprimir su visión de una econo-
a política global en el mundo. Si la Revolución industrial en Gran Bretaña
a na les del siglo  marcó el inicio de una “Gran Divergencia”
(Pomeranz, 2001) de Occidente” respecto de otras regiones del mundo, el
do mi nio estadunidense en las últimas décadas del siglo  y las primeras del
 marcó una “segunda Gran Divergencia” (Beckert, 2017) que impuso a
los Estados Unidos como el líder industrial y la potencia imperial del mundo.
El triunfo de los Estados Unidos ha ocultado cuán peculiar ha sido
realmente esta trayectoria. El país no sólo superó su estatus de exporta-
dor periférico de cultivos comerciales, también logró desaar la división glo-
bal de trabajo que respaldaba el orden liberal-imperial del mundo a nales
del siglo  y principios del . La “Gran Especialización” (Findlay y
O’Rourke, 2007) de aquella era, moldeada por el imperialismo europeo y bri-
tánico particularmente, dividió el mundo en exportadores de materias
primas y productos primarios, por un lado, y exportadores de productos
manufacturados, por el otro. Conforme a esta división del trabajo, el
núcleo industrial, principalmente en Europa Occidental, se inclinó con
mayor intensidad hacia la industria manufacturera, que extraía materias
primas y productos agrícolas de otros países en todo el mundo. Estos países,
a su vez, exportaban productos primarios a cambio de productos manu-
facturados de Europa. Sin embargo, la trayectoria de los Estados Unidos
se mantuvo al margen de esta división. Sin ser núcleo ni periferia, este país
exportaba un ujo siempre creciente de materias primas y productos agríco-
las mientras se industrializaba rápidamente. Para la primera Guerra
Mundial, esta antigua república esclavista, productora de algodón, se había
convertido en un gran exportador de productos manufacturados.1
¿Cómo pudieron los Estados Unidos, a diferencia de las periferias, rom-
per la rigurosa geografía de especialización que caracterizaba la economía
mundial antes de la primera Guerra Mundial? Si se consideran las diversas
literaturas sobre la historia económica global, la historia de los Estados
1 “Sin embargo, a grandes rasgos, no es incorrecto concebir el comercio mundial en el siglo 
en términos de Norte-Sur, con el Norte rico e industrializado exportando productos industriales a
cambio de las exportaciones primarias de un Sur pobre y rural […] El mayor problema respecto de
esta simple caracterización fue que el Nuevo Mundo era rico y cada vez más industrial, pero también
principalmente exportador de productos primarios” (Findlay y O’Rourke, 2007: 413-314). Vaya pro-
blema. La reciente contribución de O’Rourke y Williamson (2017) al debate sobre la industrialización
en la periferia produce un cortocircuito en el análisis de los Estados Unidos al clasicarlo simplemente
como un país “núcleo”.

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