Unamuno, juarista

AutorAlexandra Reyes Haiducovich
Páginas115-117
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DON MIGUEL de Unamuno tenía vuelta la fantasía hacia
México, y con razón, pues aquí pasó parte de su niñez y mo-
cedad. ¿No dijo que en nuestra pobre y corta vida sólo tie-
ne raíces de poesía lo que arraiga en la frescura de nuestras
impresiones infantiles? De niño y de mozo oyó hablar de
México, a su padre que había pasado unos años en Tepic.
Ya mayorcito vino a nuestra tierra y anduvo algún tiempo
por el rumbo de Acaponeta, adonde alguno de estos últimos
tiempos ha encontrado su huella. En muchos lugares de sus
libros el recuerdo de México lo toma como por sorpresa, sin
él quererlo ni buscarlo. El recuerdo más lejano corresponde
a las cosas de hace un siglo, y cuando Unamuno acababa de
cumplir los cuatro años de su edad. Así, cuenta en Recuerdos
de niñez y mocedad que la primera lección de historia no la
recibió de su familia, sino a través del arte: en la represen-
tación en cera de los sucesos de Querétaro. En septiembre
de 1868, cuando cumplía yo mis cuatro años –dice–, esta-
lló la Revolución de Septiembre, y de su repercusión en Bil-
*Andrés Henestrosa, Agua del tiempo, op. cit., pp. 437-438.

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