El trigo en México

AutorSergio R. Márquez Berber
Páginas89-104
LA INTRO DUCCIÓN Y DISEMI NACIÓN D EL CULTIV O
En el periodo colonial se introdujeron nuevos cultivos. Destacan
el trigo, el arroz y la caña de azúcar. Sólo diez años después de la
conquista ya se encontraban en la Nueva España todas las plan-
tas útiles de que se disponía en el Viejo Mundo (López, 1977).
El cultivo del trigo al inicio fue propagado por los encomen-
deros, seguidos por los frailes. Los religiosos lo cultivaron en sus
conventos y lo diseminaron. La producción a gran escala no se
alcanzó hasta finales del siglo XVI. Este cultivo fue la base de las
haciendas establecidas en los albores del siglo XVII. Se desarrolló
principalmente en condiciones de riego, con las técnicas de culti-
vo de sus introductores (López, 1977).
El trigo ayudó a aumentar la frontera agrícola de la Nue-
va España. Sus requerimientos de climas templados lo hicieron
prosperar en el altiplano central y en la parte norte. Al inicio,
la población nativa rechazó los productos del trigo, como el pan.
Con la introducción del pan de dulce y al considerarse como sím-
bolo de estatus, la demanda de trigo aumentó.
Durante los siglos XVIII y XIX, la agricultura tuvo un creci-
miento vigoroso, en especial en el Bajío, Guadalajara, Michoacán
y el extremo norte. Su producción era comercial y se orientaba a
mercados fuera de la región. Hacían uso más intenso y extendido
EL TRIGO EN MÉ XICO
S. MÁR QUEZ , G. ALMAGU ER, R . SCHWE NTESI US, A. AYALA
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de animales y técnicas de cultivo europeas como yuntas, arados
de madera y de metal, presas, regadíos y abonos animales. A
inicios del siglo XIX el Bajío era “el granero de la Nueva España”
y el principal productor de trigo. Junto con Puebla, surtía las
necesidades de la capital de este cereal y de cebada (Florescano
y Gil, 1994).
La independencia de México modificó muy poco la estructu-
ra agraria establecida en la Colonia. Las haciendas, principal
sitio de cultivo del trigo, utilizaron métodos de cultivo extensivo
basados en la mano de obra barata y métodos y utensilios prove-
nientes de Europa (Cotter, 2003).
Naturalmente, por haber sido colonia española, el predominio
era de la tecnología utilizada en ese país (Rodríguez y Scharrer,
1991). Al igual que en otros campos de la economía y de la socie-
dad, a medida que progresaba el siglo XIX se sentiría cada vez
mayor influencia francesa y alemana, acentuada por la inmigra-
ción de ciudadanos de esos países (Wobeser, 1991).
Durante las últimas décadas del periodo colonial exis-
tió una declinación en el nivel de vida de los pobladores de la
Nueva España. Puede ser explicada, al menos en parte, por un
aumento en el precio de los alimentos esenciales (maíz, frijol
y trigo). Curiosamente, 1810 fue uno de los años en que estos
productos tuvieron un mayor precio. Este deterioro en el bien-
estar de la población se extendió hasta mediados del siglo XIX
(Challú, 2009).
El desarrollo económico de la Nueva España en el siglo XVIII
y del inicio del México independiente en el siglo XIX es vital para
entender las condiciones de bajo desarrollo padecidas hasta la
actualidad. En 1800, el ingreso per cápita de Estados Unidos
era el doble del de México y para 1913 era el cuádruple. Esto se
debe a que en este lapso, el producto interno bruto per cápita de
México creció 150 por ciento, mientras que el de Estados Unidos
lo hizo 600 por ciento (Haber, 1997). Debido a la dependencia del

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